Editorial: Electrónica nacional. ¿Por qué no trascendemos?

A propósito de la escena electrónica nacional y su posición global en la industria del clubbing.

Uno de los debates que se repite año tras año en la escena electrónica nacional es el de por qué si los artistas españoles son tan buenos, les cuesta tanto posicionarse en el mercado global y ocupar puestos de relevancia en la industria clubbing. Un debate en el que con frecuencia solo se formulan preguntas y no se abordan ni las causas ni las posibles soluciones. Nos conformamos con nuestro destino, nos flagelamos asumiendo que no tenemos el nivel o que existe una especie de confabulación internacional que nos impide ascender en los escalones más altos del Olimpo electrónico. La realidad es mucho más sencilla, nos falta fe en nosotros mismos, una escena organizada y con una estructura definida, y sobre todo nos falta una comunicación efectiva, un relato coherente que expliqué de dónde venimos y a dónde vamos, quienes somos y por qué nos dedicamos a lo que nos dedicamos.

Un problema musical/cultural de base

A lo largo de los cientos de años de historia de nuestro país la música siempre ha sido infravalorada en la sociedad, desde tiempos inmemoriales se ha tenido la percepción de que cuando hablamos de música no hablamos de cultura, hablamos de entretenimiento. Así se explica que España no ha sido la cuna de grandes compositores, hemos sido referentes en literatura y en bellas artes, pero en cuanto a música siempre hemos jugado en segunda división. Esa sensación de que la música es algo poco importante se ha traducido en su eliminación de las escuelas y de los planes de estudio, si quieres estudiar esta asignatura debes hacerlo en un espacio a parte de la educación pública. Sin la posibilidad de plantar la semilla musical en los niños, el resultado es que cuando lleguen a la edad adulta su comprensión y su interés se reduzcan drásticamente. De esta manera están abocados a dejarse llevar por los matices superficiales que acompañan a las propuestas musicales más comerciales, ya que su criterio ha sido castrado desde su más tierna infancia.

La demonización de la música electrónica

A diferencia de otros países en los que la música electrónica se le juzga por sus aspectos positivos y por sus aspectos negativos, en España siempre se han obviado los primeros y se han destacado de una manera inquisitoria los segundos. Para la mayoría de la opinión pública española la música electrónica es sinónimo de drogas, excesos y corrupción moral. Un discurso que se inoculo en los ochenta y que veinte años después no ha evolucionado. Es más, la pandemia acentuó este discurso, alimentado por los medios de comunicación generalistas que señalaron al mal llamado ocio nocturno como uno de los culpables de la expansión del virus, adornando estas informaciones con imágenes de DJs y de clubs sacadas fueras de contexto. Mientras que se compadecían de artistas musicales de otros géneros y se les daba minutos de televisión para expresar sus preocupaciones, a los artistas electrónicos se les sustituía por empresarios de clubs sexagenarios a los que la música les importaba menos que nada.     

Los flujos migratorios en España

El impacto de la denominada música urbana en nuestro país no se debe a que de repente nos hayamos enamorado de este género. El éxito del reggaeton y otros estilos latinos se debe a la gran comunidad latina que existe en España, ellos han sido los grandes impulsores de este sonido. Una comunidad en la que el sentimiento musical está muy arraigado, sienten verdadera pasión y es una parte muy importante de su idiosincrasia. Su forma de entender la música es mucho más visceral que la nuestra, y esa fuerza y frescura ha contagiado a la gran mayoría de los españoles, independientemente de su procedencia.., hasta los de VOX han abandonado a Manolo Escobar para perrear en sus mítines. Con este punto en ningún momento pretendo “culpabilizar” a los inmigrantes latinoamericanos de la poca trascendencia de los artistas electrónicos, al contrario, quiero poner en valor su forma de hacer las cosas, de cómo vender un producto y de cómo conseguir implementar un estilo musical en otra cultura.

Las leyes del mercado  

Este punto está relacionado con el anterior, ya que si hablamos desde un punto de vista de mercado, nuestro mercado musical siempre ha estado vinculado con el hispanoamericano. Un continente entero con el que compartimos una lengua, millones de personas a las que podemos llegar fácilmente y vender nuestro producto sin la barrera del idioma. Si eres un empresario español que vive de la industria musical, el beneficio es evidente, apostar por los estilos musicales a los que más gente pueda acceder. Y esos estilos en la comunidad hispano hablante global no son ni el rock, ni el pop, ni el flamenco, ni la música electrónica. Pese a todo esto, la escena electrónica española en su estado de pereza existencial habitual, no ha sido emprendedora a la hora de abrir un mercado en Latinoamérica. Ni hemos sido capaces de introducirnos en estos países, ni hemos sido capaces de crear un corredor en el atlántico para abrirles las puertas de Europa a nuestros hermanos sudamericanos. Si en vez de soñar en vano y de mendigar por unas migajas del pastel que domina la industria anglosajona, hubiésemos sido valientes y ambiciosos de combatir su monopolio con una apuesta firme por Latinoamérica, en estos momentos nuestros DJs y productores electrónicos mirarían cara a cara a los grandes de la industria mundial.

El silencio de nuestros artistas

Tenemos el talento, tenemos el conocimiento, tenemos la habilidad, pero nos falta saber comunicarlo. La inmensa mayoría de los referentes de la música electrónica viven en silencio, no sabemos nada de ellos, no sabemos de dónde vienen, cuáles son sus sueños, sus temores, qué les hace reír y que les hace llorar. Lo único que tenemos son frías biografías que cuelgan en Resident Advisor y entrevistas donde responden con la misma indiferencia que un futbolista tras un partido. ¿Cómo podemos crear una comunidad fuerte si los encargados de liderarla no hacen acto de presencia? A esto hay que sumarle que la música electrónica en nuestro país vive ajena a las nuevas formas de comunicación. ¿Cuántos canales españoles de youtube o de twitch hablan de música electrónica o se debate sobre ella? Los más jóvenes han encontrado nuevas formas de comunicarse y de recibir información, pero parece que la escena clubbing aún no se ha dado cuenta y se limita a usar Instagram como un aburrido tablón de anuncios donde muestran los mismos posts una y otra vez, con las mismas fotos autocomplacientes. Necesitamos más que nunca artistas con voz, que demuestren con palabras su pasión y que sirvan de guía para las nuevas generaciones, ya que si seguimos con la misma fórmula, esas nuevas generaciones pensarán que solo los mudos pueden dedicarse a la electrónica.

Epílogo

Este artículo es un desahogo de un viejo clubber que lleva años viendo como grandes DJs compatriotas, músicos super preparados, con un talento descomunal, no logran lo que otros logran con mucho menos. Tenemos algunos de los mejores festivales del mundo, tenemos algunos de los mejores clubs, tenemos el Sónar, tenemos a Ibiza, tenemos a un público con una pasión y energía desbordante…, solo nos falta creérnoslo, organizarnos y luchar para situar a nuestra escena donde se merece. Pero si seguimos esperando a que otros lo hagan por nosotros…, seguiremos jodidos por los siglos de los siglos.