EDITORIAL: La inclusión (estética) de la mujer en la música electrónica

Solo cuando dejemos de considerar las proporciones aureas de la mujer como un plus y nos centremos en lo que verdaderamente importa, en lo que las artistas nos hacen sentir con su música, podremos pasar página de una vez por todas.    

No suelo justificar mis reflexiones al comienzo de un artículo, y si viviéramos en un mundo con dos dedos de frente no debería de hacerlo, pero como la realidad es otra y estamos inmersos en un tiempo dónde la corrección política es prioritaria, me veo obligado a hacerlo antes que los y las haters se lancen a mi yugular calificándome de algo que remotamente no soy. Simplemente quiero trasladar un hecho que se repite en los últimos años y que demuestra que la electrónica camina por los mismos derroteros que otros estilos musicales, utilizando a la mujer como un recurso estético, a diferencia de lo que ocurre con el género masculino.

Se han escrito páginas y páginas hablando del machismo en la cultura clubbing, sobre la diferencia significativa entre el número DJs hombres y mujeres. Esto es algo que si hacemos un repaso a la historia de otros géneros musicales comprobaremos que sucede de la misma manera. Por ejemplo, ¿cuántas bandas de rock de mujeres han existido a lo largo de la historia? ¿Cuántas raperas hay en comparación con raperos? Es evidente que la industria musical en su conjunto ha estado dominada por el hombre, los motivos están más que estudiados y evidencian ese virus machista inoculado en la sociedad durante siglos y que otorgaba a la mujer un papel secundario en la mayoría de expresiones culturales. ¿Ha sido la música electrónica machista? Por supuesto, pero insisto que ni más ni menos que cualquier otra expresión cultural. ¿Ha sido la música electrónica machista conscientemente? Si entendemos conscientemente como una palabra que define un plan elaborado, una estrategia de dejar a la mujer fuera del foco.., no creo que la música electrónica lo haya sido. Al igual que tú y yo seguramente hayamos tenido conductas machistas inconscientes, influenciados por una cultura y una sociedad que tendía a ello, la música electrónica no ha estado dirigida por un grupo de talibanes que aseguraran que el lugar de la mujer estaba en la cocina y no en la cabina de un club. ¿Está la electrónica intentando reducir esa brecha e intentando incorporar cada vez a más mujeres como creadoras musicales? Sí. ¿Lo está haciendo de la manera correcta? En mi opinión absolutamente no. La forma en la que se está incluyendo a la mujer en la música electrónica es hipócrita y denota que ese tufillo sexista no se ha erradicado por completo…simplemente se ha maquillado.

Los más veteranos como yo seguramente recuerdan una época en la que ver a una mujer pinchando era algo exótico, algo fuera de lo común y extraordinario. En un line up de 20 artistas que hubiera 1 mujer era prácticamente un milagro. Y resultaba aún más denigrante aquellos conceptos de fiestas de tercera división en los que las DJs eran “Vigilantes de la Playa” en bikini rebosantes de silicona que servían como cebo para pajilleros. Simplemente eran carne delante de una mesa de mezclas, un reclamo sexual sin tapujos que alentaba los instintos más primitivos y cavernosos del ser humano. Afortunadamente este tiempo ya pasó y ese tipo de conceptos son más que residuales. ¿Eso significa que la música electrónica ha dejado de ser sexista? Para nada.

Afirmo que la industria clubbing sigue siendo sexista porque en la ecuación que decide que DJ tiene la posibilidad de forjarse una carrera, solo en el caso de la mujer se tiene en cuenta la cuestión estética. Para muchas agencias añadir el término “modelo” al de DJ es un valor añadido, es algo que se resalta en las biografías y que se acompaña con fotos de la artista buscando esa correlación entre la música y la belleza estética. Si esto ocurriera de igual manera con los hombres no supondría un problema, igual que ocurre con el modelaje en el que se da por sentado que la belleza es algo inherente en la profesión ya seas hombre o mujer. Pero en la industria clubbing no pasa lo mismo, la importancia estética del hombre es residual mientras que en la mujer se vende como algo destacable. Aquí radica el problema, aquí se ve claramente la hipocresía y que aún nos queda un largo camino para quitarnos esos tics sexistas que a plena vista pueden parecer poco evidentes, pero si rascas en la superficie se muestran en todo su esplendor.

También quiero dejar clara una cosa, porque seguramente los y las cortas de neuronas afirmarán que estoy diciendo que si eres guapa no puedes ser DJ. No entienden nada. En este editorial no pretendo señalar con el dedo a ninguna DJ, todas me merecen un respeto, sean altas, bajas, feas, guapas, gordas, flacas, mediopensionistas…., me da absolutamente igual, para mí lo importante es la música y el talento de las artistas. Ellas no son las culpables, al contrario, ellas son doblemente víctimas porque a la hora de juzgar su música, la exposición estética a las que son sometidas  juega en su contra, ya que mucha gente asegurará que están ahí por ser guapas sin molestarse en escuchar su trabajo con cero prejuicios. Es la industria electrónica la que hace una utilización torticera de su imagen, las que las muestra como algo más que una artista musical.       

¿Tiene solución esta situación? A corto plazo no, es un tema que tardará generaciones en solucionarse y que solo con educación, educación y más educación podrá revertirse. Solo cuando dejemos de considerar las proporciones aúreas de la mujer como un plus y nos centremos en lo que verdaderamente importa, en lo que las artistas nos hacen sentir con su música, podremos pasar página de una vez por todas.