Los trabajadores clubbing merecen un respeto y un reconocimiento, por eso es fundamental que acabemos entre todos con esa política absurda de pagar mal, a destiempo o simplemente no pagar.
Ay.., cómo mola molar ¿verdad? Vivimos en un tiempo de mierda en el que ser molón es rentable, molar que te cagas se traduce en más repercusión, más posibilidades de éxito y en la obtención de más presencia mediática. Esta tendencia vomitiva cada vez está más desarrollada en la música electrónica, muchos de sus artistas se dedican exclusivamente a exponer una vida de lujo, de privilegios robados y de superficialidad sin tapujos. Una estrategia sustentada en el marketing malévolo, ingeniería del postureo creada con una finalidad particular, opacar la esencia de los artistas, su verdadero yo, su fealdad interna y su absoluta ausencia de talento y virtud. Tener una fachada deslumbrante es un recurso funcional, garantiza cegar las retinas de los que temiran para enmascarar lo que hay tras esos fogonazos alienantes, transformándonos en unos conejitos temerosos, paralizados y sorprendidos por los focos de un coche. Nos muestran su vida de selfie en Miami, tumbados posando en opulentas camas balinesas vestidos de negro puro, con sus relojes de diamantes y de varios quilates, y sus falsas sonrisas deformadas por el bótox. Patéticos acomplejados e inflados usuarios de gimnasios de moda mientras se alimentan de batidos detox exclusivos, que viven el sueño del DJ de éxito. Eso sí, cuando se ponen delante de una mesa de mezclas nos venden de serie un gesto de seriedad profundo, tratando de convencernos que su arte está muy por encima del bien y del mal. Estos facheros de manual que se masturban cuando aparecen babeando en las portadas de las revistas, son malos pagadores, de esos tipos canallas que explotan a sus trabajadores y dejan a deber dinero sin ningún remordimiento. Tremendas sabandijas estos pequeños Nicolases carentes de escrúpulos.
Obvia decir, que todos los que trabajamos en la industria clubbing conocemos perfectamente a este tipo de personajes, emperadores desnudos que viven en una burbuja inflaccionada y sofisticada rodeados por sus acólitos pelotas que dirigen sus carreras rateando indecentemente cada euro para sacar su propia tajada. Porque trabajar en el clubbing supone sueldos de mierda, explotación máxima y una inseguridad laboral perpetua. Estos DJs, estas promotoras, estas agencias, estos clubs que afirman que la música es su única y real aspiración son expertos en el arte de engancharse a tu piel como una sanguijuela o una garrapata, para sacarte la última gota de sangre, absorbiendo tu energía y tu tiempo. Una absurda sonrisa profiden al contratarte, lamiendo tus bolas cuando necesitan tu ayuda, pero a la hora de pagar lo acordado.., bomba de humo y excusas baratas. Son así, impasibles, son obtusos incapaces de entender que su éxito que no llega por ciencia infusa, por el simple azar, que no han sido ungidos por una divinidad. No tienen en cuenta todo el trabajo y el esfuerzo útil de muchas personas y muchos sectores de esta industria. Para desarrollar una carrera de éxito es crucial buscar varias sinergias, pero esas sinergias no viven del aire. Pero no, ellos desean basar su existencia en dejar cadáveres por el camino, ahorrando dos duros de mierda, en vez de cumplir con sus obligaciones. Prefieren labrárse una reputación de sabandijas, sin base moral, sin empatía, sin códigos ni principios … pero siempre pegados a su móvil para no escapar a su cita con su espejo filtrado, con su reflejo distorsionado, con su amado e híper sodomizado instagram.., porque eso sí, lo que es molar.., todos estos molan mucho.
Pero a pesar de este panorama catastrofista que os he pintado anteriormente, el mundillo de la música electrónica está lleno de gente de bien, de artistas con los pies en el suelo que saben comportarse como personas en vez de como personajes. Hombres y mujeres comprometidos con la escena y que la valoran en su conjunto, rodeándose de profesionales de diferentes sectores que conocen perfectamente cómo moverse en este ambiente y que evitan comportarse como piratas cutres sin corazón. Hace unas semanas los DJs de este país recibieron una gran noticia, ya que fueron oficialmente reconocidos como artistas de primera línea en España. La ocupación de DJ en nuestro país se elevó a la categoría profesional de “artista” situándose en el mismo nivel que los actores de teatro, bailarines, monologuistas o cantantes. Esperamos que estas mismas asociaciones y movimientos que lucharon por este derecho incuestionable, sigan luchando por los trabajadores de esta industria que no son DJs, pero que realizan una labor imprescindible para que este maravilloso circo siga en funcionamiento. Los trabajadores clubbing merecen también un respeto y un reconocimiento, por eso es fundamental que acabemos entre todos con esa política absurda de pagar mal, a destiempo o simplemente no pagar. Diseñador@s, fotógraf@s, técnic@s y editor@s de vídeo, camarer@s, porteros, limpiador@s, relaciones públicas, community managers, periodistas, técnic@s de iluminación, ingenier@s de sonido, docentes de música electrónica, todas estas profesiones y muchas más son culpables del éxito de los DJs, sin ellos ningún artista podría conseguir el reconocimiento y la repercusión que en el 90% de los casos es más que merecida. Por eso desde Beatburguer abogamos por el fin de la precariedad laboral del sector, porque si no simplemente seremos un estilo musical para molar…., e irremediablemente si seguimos así.., para olvidar.