Analizamos diez de las producciones que por su carácter innovador y rompedor cambiaron el rumbo de la música popular durante la revolución electrónica de la década de los 90.
Para los que empezamos a peinar canas —al menos en la barba–, los noventa fueron la época dorada de la música electrónica. Un momento único, mágico y explosivo en el que, a modo de una suerte de big bang excitante y descontrolado, surgió el grueso del sonido —o más bien, los sonidos— que marcarían el rumbo de la música popular en adelante.
Obviando al hip hop —aunque reconociendo su importancia y papel como agente responsable en gran medida de la evolución misma del género—, en Beatburguer hemos hecho una pequeña gran compilación de algunos de los tracks más determinantes de la década de los 90. Ya sea por lo innovador de su propuesta, su espíritu rupturista o su visión desacomplejada, los temas diseccionados a continuación marcaron para siempre la música popular de los años venideros.
NOTA: Ni están todos los que son ni son todos los que están. La elección responde de manera exclusiva al impacto e influencia de cada obra para con las corrientes musicales imperantes en el momento. Así, se ha procedido a obviar de manera consciente producciones de carácter más underground, –cuya importancia y recorrido están fuera de toda duda– cuyo alcance y significado analizaremos en futuros artículos.
1-. 808 State: Pacific State
Hablando de manera cronológica, “Pacific State” no debiera estar en esta compilación, pues fue lanzado en 1989. Obviando el pequeño salto temporal, el legendario track producido por Gerald Simpson (sí, A Guy Called Gerald) antes de abandonar 808 State pronto se convirtió en historia de la música electrónica. Todo un himno atemporal que consiguió su estatus gracias a su reproducción continua en el mítico The Haçienda de Manchester primero, y su radiación en Radio 1 después por parte de Gary Davis. Incluido en el álbum “Quadrastate”, su saxo, su espíritu trancero y el celebérrimo canturreo del pajarillo y ayudaron a definir el ambient house, así como a reforzar el concepto de chill out en un momento en el que la juventud de UK literalmente enloquecía con el house y el techno.
2-. Joey Beltram: Energy Flash
Es curioso como este clásico de R&S Records publicado en 1990 se ha convertido en un emblema del techno más aguerrido. Sobre él, cuenta el bueno de Joey Beltram en el muy recomendable documental de la BBC “Pump Up The Volume: A History Of House Music” como “Energy Flash” era su propia visión sobre la house music, ese sonido repetitivo y machacón que dominaba las pistas de baile de Nueva York y Chicago. Su inolvidable –y contundente– bombo, su fantasmagórica melodía y su cavernosa vocal (“XTC, XTC”) consiguieron que 33 años después siga sonando y revolucionando cualquier pista de baile que se precie. Imprescindible.
3-. Massive Attack: Unfinished Sympathy
Lanzado en 1991 como el segundo single de su álbum debut, el celebrado y seminal “Blue Lines”,“Unfinished Sympathy” puede presumir de ser el tema que dio el pistoletazo de salida al trip hop de manera más o menos oficial. Compuesto por los tres miembros originales de la banda (Robert “3D” Del Naja, Andrew “Mushroom” Vowles and Grant “Daddy G” Marshall), y contando con las voces de Shara Nelson, el track pronto se convirtió en la punta de lanza de todo un movimiento al que de igual forma contribuirían otros ilustres del sonido Bristol como son Tricky —también integrante de The Wild Bunch, el sello y colectivo de músicos del que formaban parte Massive Attack—, Portishead, Morcheeba o Sneaker Pimps, entre otros. Su atrevida mezcla de elementos de jazz y soul, junto con su innovadora y muy británica visión de un sonido tan netamente norteamericano como era el hip hop —antes de convertirse en el fenómeno global que es hoy— hacen de “Unfinished Sympathy” una obra maestra que influyó sin lugar a dudas en toda una generación de músicos y músicas, tanto de su tiempos como de épocas posteriores.
4-. Faithless: Insomnia
“Insomnia” es el segundo maxi de la formación británica Faithless, y uno de los dance tracks más icónicos, bailados y laureados de todos los tiempos. El tema lanzado en 1995 supuso la consagración instantánea de la banda formada por Maxi Jazz –quien tristemente nos dejó a finales del pasado año–, Sister Bliss y Rollo, además de convertirse en un éxito que trascendió la misma música de baile hasta convertirse en un himno pop, reconocido y reconocible en cualquier parte del globo. Trance for the masses.
5-. Björk: Hyperballad
La ex integrante de los Sugarcubes es sin lugar a dudas una de las artistas más influyentes, carismáticas e inclasificables tanto de los 90 como de la actualidad. Tras un primer álbum, “Debut”, en el que la islandesa dejaba claro que su llegada iba a revolucionar la música pop a golpe de vanguardia bien entendida, en 1996 publicaría “Post”, su esperadísimo segundo disco. Obviando el resto de joyas incluidas que pueblan el tracklist final, destaca “Hyperballad”, una canción de amor futurista en forma de fábula protagonizada por la cantante y su pareja de entonces. Un evocador torbellino de sonidos en el que los sintetizadores alienígenas y los pasajes cinemáticos se entremezclan, se funden y se transforman hasta explotar sobre una estructura 4/4 deudora del house y el techno. Una delicia que adelantó por la derecha a la llegada del milenio, demostrando antes de tiempo que la música electrónica era mucho más que ritmos repetitivos sonando en oscuros basements londinenses.
6-. Underworld: Born Slippy
Tras una primera mitad de década en las que los distintos estilos y subestilos electrónicos nacen y se asientan, comienzan a florecer los primeros experimentos que juguetean con estilos ajenos, saliéndose así de la ortodoxia más detroitiana para abrazar géneros a priori opuestos. Es el caso de Underworld con “Born Slippy” y su brillante combinación de techno pistero y estructura pop que cautivó a medio mundo. Su inclusión en la banda sonora de “Trainspotting” (Danny Boyle, 1997) contribuyó no solo al éxito del trío formado por Karl Hyde. Rick Smith y, durante algunos años, Darren Emerson, sino a su transformación en todo un himno generacional que hoy sigue sonando tan potente y fresco como en el día de su lanzamiento.
7-. The Prodigy: Firestarter
Otra de las bandas electrónicas cuyo sonido contribuyó de manera decisiva a la popularización de la música electrónica de baile durante los 90 es The Prodigy. Tras unos comienzos en los que su sonido enraizaba de manera profunda en la cultura rave británica de principios de la década, este fue mutando en una potentísima mezcla de hip hop salpimentado de sintetizadores y guitarras deudoras del punk más corrosivo. La explosiva combinación pronto se convirtió en un fenómeno global que tiene en la incendiaria “Firestarter” uno de sus momentos álgidos. Con un Keith Flint desatado y en estado de gracia, una estética rompedora en el videoclip dirigido por Walter A. Stern —y que incluso llevó a la banda a tener problemas legales con la editorial de cómics Marvel debido al «supuesto» parecido de Flint con el Capitán América— y una pegajosa letra llena de rabia y nihilismo (“I’m the trouble starter, punkin’ instigator / I’m the fear addicted, a danger illustrated”), The Prodigy invitaba a quemar las calles —y las pistas de baile— de toda una generación. Puro fuego.
8-. Daft Punk: Around The World
Mucho antes que los robots, las colaboraciones estelares y los conciertos de tintes faraónicos dominaran su discurso, los parisinos Daft Punk ya daban muestras de su descarado talento. Eran los tiempos del french touch, un acercamiento a la house music norteamericana mucho más desenfadado y juguetón, y del que formaciones como Cassius, Motorbass o los propios Daft Punk fueron abanderadas. En marzo de 1997, Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo publicaban “Around The World” como adelanto de su excepcional debut “Homework”, allanando su camino hacia el éxito masivo gracias a su infeccioso ritmo, su ingenioso uso del vocoder y una aproximación al minimalismo sonoro nunca antes visto en la música de baile. Como era de esperar, dio la vuelta al mundo.
9-. The Chemical Brothers: Block Rockin’ Beats
Después de su álbum de debut (“Exit Planet Dust”, publicado por junior Boy’s Own y Virgin Records, 1995), los “hermanos químicos” más famosos de Manchester continuaron mezclando elementos dispares en sus probetas, dando forma a un sonido único que en aquellos tiempos la prensa musical inglesa tuvo a bien de etiquetar como brit hop. O lo que es lo mismo, una explosiva combinación de hip hop, funk, techno, breakbeat, rock, acid y sampledelia desacomplejada. De manera continuista, pero aportando novedades a su sonido, los otrora Dust Brothers publicaron “Block Rockin’ Beats” también en marzo de 1997 como segundo adelanto de su nuevo trabajo “Dig Your Own Hole”. La pista en cuestión arrasó, llegando a lo más alto de las listas británicas y haciéndose hueco en el Billboard estadounidense. Tanto es así que recibió un Grammy a la mejor interpretación instrumental. Además, y como curiosidad, apuntar que incluye un sample de la voz de de Schooly D en “Gucci Again” (“Back with another one of those block rockin’ beats”) que se repite de manera obsesiva a lo largo del tema, y que ya forma parte de la histori cortesía de Tom Rowlands y Ed Simmonds.
10-. Aphex Twin: Window Licker
Hablar de Aphex Twin es hacerlo de unas de las figuras más importantes, carismáticas y decisivas en lo que a la evolución de la música electrónica se refiere. Enigmático, experimentador incansable y troll profesional, Sir Richard D. James puede sacar pecho no solo debido a su apabullante talento a la hora de componer obras con el que el 99.99% de los productores y productoras de todo el planeta únicamente puede soñar, sino por hacerlo de una forma única, que va más allá de círculos más o menos underground o académicos. El responsable del indispensable “Selected Ambient Works 85-92 (R&S Records, 1992) y su continuación “Selected Ambient Works Part II” (1994) ha cimentado una carrera icónica, respetada e inabarcable como pocas que incluye joyas de la talla de este “Window Licker”, publicada por Warp Records en 1999. Una inclasificable composición —que ocupa el puesto 12 del TOP 200 de la década de los 90 por Pitchfork— que pervierte sin complejos elementos de la cultura r&b y hip hop de su época, deconstruyéndolos a placer hasta convertir una inicial placidez sonora en una pesadilla de tintes kafkianos. Adelantada a su tiempo, tanto el artwork del lanzamiento como la dirección del videoclip corrieron a cargo del también británico Chris Cunningham, contribuyendo al aura terrorífica –pero de igual manera atractiva– del irlandés, facilitando su difusión incluso dentro de la programación de la todopoderosa MTV de la época.
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