
Charlamos con Grandbrothers, que están de gira presentando “Elsewhere”: 26/11 Barcelona, 27/11 València y 28/11 Madrid.
En Grandbrothers siempre ha habido algo de alquimia: un pianista y un ingeniero empeñados en convertir un instrumento centenario en una criatura híbrida, sensible y a la vez matemática. Después de hacerlo resonar como un ente sobrenatural en la Catedral de Colonia, el dúo regresa ahora a parajes más terrenales: clubes, salas y escenarios donde el sudor sí tiene permiso de residencia. Y lo hacen con Elsewhere, su álbum más expansivo hasta la fecha, ese en el que abren las ventanas de su propio laboratorio y dejan entrar sintetizadores, samples y cajas de ritmo como quien ventila una casa demasiado ordenada.
Entre la precisión quirúrgica de sus mecanismos y el temblor emocional que solo un piano bien tocado puede provocar, Grandbrothers llegan a España en plena mutación: más libres, más imprevisibles y quizá también más ellos mismos que nunca.
Después de haber vivido la alucinante experiencia de grabar Late Reflections en la Catedral de Colonia, ¿cómo condiciona tocar ahora en espacios más íntimos como la sala Razzmatazz —Barcelona—, Jerusalem —Valencia— y Villanos —Madrid—? ¿Habéis hecho algún trabajo o proceso de adaptación acústica previo?
Sí, en general, con el nuevo álbum y toda la gira estamos apuntando de nuevo hacia los clubes. El álbum grabado en la catedral fue una oportunidad única en la vida, pero vino con algunas limitaciones acústicas. Por ejemplo, los ritmos rápidos eran prácticamente imposibles debido a los tiempos de reverberación extremadamente largos (unos 12 segundos), así que todo tendía automáticamente hacia un tono más ambiental. Después de aquello sentimos que queríamos ir en la dirección opuesta, así que no solo la música, sino toda la experiencia será más propia de un club. ¡Esperad noches llenas de baile y sudor!
En esta nueva gira presentáis material de Elsewhere, un álbum donde por primera vez incorporáis samples, sintetizadores analógicos y cajas de ritmo. ¿Qué os llevó a romper aquel principio fundacional que giraba un 100% alrededor del sonido del piano?
Llegó un punto en el que sentimos que nos estábamos repitiendo, así que necesitábamos encontrar una manera de inspirarnos otra vez. Una vez abrimos el concepto y empezamos a jugar con los demás instrumentos, surgió una energía completamente nueva, un impulso distinto: nos sentimos estimulados y comenzamos a producir como locos. El resultado es que nunca antes habíamos tenido tantas ideas flotando alrededor y, aunque no todas fueran igual de buenas, sentíamos que estábamos dando con algo interesante y que podíamos hacer cosas que antes no eran posibles.

Vuestro sonido puede definirse como un diálogo entre la ingeniería y la emoción; lo artificial y lo humano. ¿Dónde marcáis la línea en la que comienza esa parte más «tocada por el alma» en un sistema tan influido por lo mecánico?
La verdad es que a veces era todo un reto escribir música que no resultara demasiado técnica, porque algunos elementos tienen un carácter muy mecánico… pero por otro lado está el piano, que por sí mismo puede crear partes muy suaves, dramáticas o emocionales. Así pues, intentamos combinar ambos mundos y, por ejemplo, usar el timing perfecto de las secuencias o patrones controlados por ordenador, pero siempre colocándolos en un contexto donde desarrollar progresiones de acordes muy bellas, casi románticas.
Lukas, gran parte de vuestra identidad sonora viene del software y los mecanismos que desarrollaste para “tocar” el piano. ¿Podrías contarnos si hay nuevas modificaciones técnicas o dispositivos específicos que vayáis a estrenar durante esta gira?
Hemos actualizado y ajustado todos los elementos que forman parte de nuestra instalación del piano. O lo que es lo mismo: cables nuevos, conectores, sockets, soportes… todo lo que se había desgastado durante el último año de carretera está ahora como nuevo y listo para girar. Una mejora mucho mayor es lo que hay ahora en mi mesa: un sintetizador Oberheim OB-X8 que juega un papel decisivo, algunos controladores nuevos y dos programas de software actualizados que nos permiten deslizar de una canción a la siguiente, de modo que podremos conectar muchos más temas con la idea de lograr un mejor flujo y mayor dinámica.
Erol, en términos de interpretación, ¿cómo se reconfigura tu relación con el piano cuando ya no es un instrumento puramente acústico sino una máquina híbrida con comportamiento propio?
Lo más interesante para mí es adaptarme a la precisión de la máquina. Es casi un desafío tocar sobre un ritmo matemáticamente exacto. Y aunque a veces intento ser lo más preciso posible, la verdad es que todo se vuelve más orgánico cuando toco desde el corazón y no desde el “cerebro”. Así todo adquiere un toque humano, con esos pequeños matices de imperfección. Son precisamente esos «errores» los que, en mi opinión, hacen que la música sea más interesante.
En directo, ofrecéis una experiencia sensorial total, casi cinematográfica. ¿Trabajáis actualmente con algún concepto visual concreto para esta nueva etapa o es cada ciudad la que os inspira para generar su propia narrativa?
A nivel de producción sería imposible tener un set individual para cada ciudad, pero aun así siempre habrá pequeñas diferencias, porque el tamaño y la altura del espacio, la profundidad del escenario y las luces instaladas nunca son iguales. Siempre tratamos de jugar un poco con la sala y con lo que esta ofrece. La parte principal de nuestro diseño escénico será algún tipo de instalación que destaque nuestras posiciones y juegue con la profundidad, los contrastes y el pulso de la música. ¡Lo que hemos visto hasta ahora tiene una pinta muy, muy guay!
España ha desarrollado en los últimos años un público muy atento al cruce entre neoclásica, electrónica y experimentación. ¿Habéis percibido otras veces ese interés en el público de nuestro país?
Para ser honestos, lamentablemente solo hemos tocado una vez en Barcelona y Madrid, así que no tenemos tanta experiencia allí. Aunque, mirando el lado bueno, eso significa que todavía nos queda mucho por descubrir, y eso nos emociona bastante. Sabemos que tenéis una escena enorme, con todos esos grandes festivales y artistas, así que esperamos que el público español impregne nuestros conciertos de esa energía.

Vuestros discos siempre parecen construidos alrededor de un espacio físico —una catedral, un estudio, una máquina—. Si Elsewhere habita “otro lugar”, ¿qué lugar mental o geográfico representa en vuestro mindset?
Lo que ocurre con este disco es que describe más bien un viaje; un viaje sonoro, si quieres, pero también a nivel personal, porque tuvimos que encontrar nuestro camino, abrirnos al nuevo concepto, y sentimos que todavía no hemos “llegado” a ningún sitio. Es más, seguimos buscando nuevos lugares a los que ir y descubrir, ¡lo cual es muy bueno! Así que es más bien un lugar indefinido en el que estamos y que cambia constantemente. Algo parecido a estar de gira, cuando ves ciudades distintas una y otra vez.
A medida que el sonido made in Grandbrothers se vuelve más amplio y complejo, ¿cómo equilibráis la precisión tecnológica con la posibilidad del error o la improvisación? ¿Hay margen para lo imprevisible en vuestros directos?
Diríamos que incluso más que nunca, porque tenemos algunas “partes jam” en ciertos temas, o en los intros y outros, y estamos realmente emocionados con ello. Siempre lo habíamos comentado y ahora, con la nueva gira y todo lo demás, por fin nos hemos lanzado a hacerlo: crear transiciones entre canciones, hacer que todo sea más dinámico y sorprendente. Va a ser muy divertido, y puede que esos momentos improvisados acaben convirtiéndose en nuestros favoritos de los conciertos.
Y para terminar, ¿podríais definir con una palabra cada uno de vuestros álbumes? Ahora sí: ¡Gracias! ¡Nos vemos pronto!
Dilation – Principiantes
Open – Viaje en tren
All The Unknown – Aislamiento
Late Reflections – Locura
Elsewhere – Bipbopbip
¡Muchas gracias, queridos amigos! ¡Nos vemos en nuestros próximos shows!
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