Hoy Foehn Records edita el tercer LP de IHHH. El productor argentino, cuyo nombre real es Carlos Falanga, ha vuelto con “SUBTEXT”, un disco en el que expande sus colaboraciones y su noción de sonidos encontrados hacia nuevos campos. El nuevo disco de Falanga, es, efectivamente, algo que parece funcionar por debajo del texto y de lo simbólico, como si se compusiera de imágenes e iconos que todavía no se han terminado de formar; pero que determinan el tono del conjunto. La música del álbum, se mueve entre el estado de duermevela surrealista, las grabaciones de campo, la improvisación y espontaneidad que se le achaca al jazz… Y en general una sensación de profunda intimidad. Es casualidad, pero no es de extrañar, que su primer trabajo -el EP “The Magical Ratio”- saliera apenas un mes antes de que llegase el confinamiento, dado que su sonido tiene ese aire terapéutico e indisociable de un ambiente personal, reflexivo.
Es en “SUBTEXT”, creemos, donde podemos ver el proyecto de IHHH tocar el que hasta ahora es su estado más completo, consumado. Y lo es precisamente porque es un álbum en el que todo acontece de manera aparentemente espontánea, sutil, como en el ámbito cotidiano. El álbum coge ese aire corriente, de las cosas del día a día, y las recontextualiza en un campo sonoro y cromático de lo más estimulante: resensibiliza al oyente, extendiendo por así decirlo los sentidos. De todo esto, los estados oníricos, la atención a lo cotidiano, sus fuentes de inspiración, el valor de lo simbólico, o su próxima actuación en Sónar, quisimos hablar con Carlos Falanga.
Tu debut, “Memory Palace”, es de 2020, un año en el que ya habíamos empezado con la pandemia. Desde entonces, ya has lanzado tu segundo disco (“Consequences of the Lack of Light”) y ahora llega “Subtext”, en el que parece sobre todo que el sonido del predecesor alcanza un clímax narrativo, como si aprovechases definitivamente esos recursos para hacer un álbum que consumase ese proceso, en el que el piano ya no es tanto el protagonista. ¿Puedes hablarme de las diferencias entre los procesos creativos de los tres álbumes? ¿Cómo ha cambiado a nivel material (de instrumentos y máquinas) y a nivel procesual tu manera de hacer música?
En el transcurso del 2020 hice dos lanzamientos, el primero fue un EP llamado “The Magical Ratio” (Zabra Records) producido y grabado en mi estudio, el segundo fue “Memory Palace” (Salmon Universe) producido durante meses en casa y grabado en el estudio de Pablo Miranda: La Isla. Las máquinas que he utilizado han sido básicamente las mismas, salvo alguna excepción siempre se ha centrado en el uso de un sampler y varios sintetizadores virtuales o analógicos. Con los siguientes lanzamientos: “Consequences of the Lack of light” y “SUBTEXT” me interesaba experimentar con la incorporación de otros músicos (Marco Mezquida, Jaume Llombart, Toni Saigi y Antonio Mazzei), y la diferencia más grande con los lanzamientos previos fue que se grabó la electrónica y a los colaboradores al mismo tiempo, interactuando en tiempo real como si se tratara de una improvisación.
Aunque fuese tu primer trabajo el que se llamase “Memory Palace”, creo que existe en los tres una suerte de conversación con lo cotidiano y con la memoria, simplemente es una memoria más sensitiva y menos marcada por imágenes memorables. ¿Qué expresa tu música en este nuevo trabajo? ¿Cuál es tu relación con la memoria y cómo crees que la música nos ayuda a generar recuerdos o a retener imágenes?
“Memory Palace” es una técnica que se utiliza para recordar secuencias muy largas de números o cosas y consiste en convertir las palabras que quieres recordar en objetos que ubicas en un espacio conocido ya que al cerebro le es más fácil recordar imágenes; me atrae como ciertas imágenes, olores o sonidos tienen una impronta tan fuerte en la memoria como si pudieras viajar en el tiempo. “Consequences of the Lack of Light” fue producido durante el confinamiento del 2020 y de alguna manera trata de reflejar todo lo que sentía en ese momento de total incertidumbre y angustia. “SUBTEXT” se inspira en algo más cotidiano: las relaciones, el lenguaje y como nos comunicamos.
Hablemos de tu consideración sobre los estados oníricos. Hay en tu música igualmente una sensación enorme de duermevela, de sensaciones y sonoridades de origen irrastreable que parecen sucederse o asociarse como en un sueño. ¿Es el sueño una inspiración para ti? ¿En qué modo? Yo, sobre todo, siento que hay una característica del estado previo al sueño, que es la dificultad para jerarquizar los estímulos, que aparece muy claramente en “SUBTEXT”.
Sí, los sueños son una fuente de inspiración, me fascina el simbolismo que se esconde detrás de ellos.
En el próximo Sónar estarás presentando un show con visuales de Desilence. ¿Puedes explicarnos un poco cómo será? ¿Cómo se relaciona la propuesta de estos artistas digitales con tu propia obra?
Foehn Records es la discográfica que ha editado mis dos últimos discos y los que me contactaron con Desilence. Tuve la suerte de que se interesaran en participar en las actuaciones en vivo y desde entonces ya hemos hecho un par de conciertos (Centro Botín, Latent Fest). Desilence son ya parte esencial del live, la música adquiere otra dimensión, es mucho más dinámica con el soporte de las visuales reactivas, estoy muy contento con el resultado. Actuaremos el próximo 17 de junio el Sónar.
Hablando de relaciones. En “Subtext” hay más colaboraciones de las que uno puede reconocer a primera vista (Jaume Llombart, Antonio Mazzei, Toni Saigi…). ¿Cómo es trabajar con otros músicos en el estudio? ¿Se pliegan a necesidades y nociones muy definidas que tú tienes sobre la obra? ¿O es, como ese estado ensoñador, un proceso más espontáneo y abierto?
El proceso podría decirse que es bastante espontaneo una vez que estamos en el estudio. Antes de llegar a este punto trabajo durante meses la electrónica, en su mayoría son loops autogenerativos creados en el sampler (octatrack). En el estudio trato de dar la menor cantidad de indicaciones posibles a los músicos, partimos de algunas pautas mínimas y grabamos a modo de improvisación la electrónica junto a los otros instrumentos. El disco anterior fue con la colaboración de Marco Mezquida al piano y “SUBTEXT” con: Jaume Llombart a la guitarra, Toni Saigi y Antonio Mazzei al piano.
Continuando con el tema de otros artistas: Tu estilo es muy idiosincrásico, de algún modo propone una forma de escucha bastante particular y a la que no estamos habituados como oyentes. ¿Podrías decirnos tú, con toda libertad, en qué otros artistas o elementos de tu vida encuentras inspiración? Pues creo que lo más interesante de tu música es como parece adulterada por muchos elementos extra-musicales, que creo que tú luego transformas en cosas audibles y coherentes.
Me inspiro en cosas que leo, artistas visuales y sobre todo escucho mucha música diferente. En este último disco me he inspirado particularmente en un par de libros que me han llegado de forma especial, son “El Reino del Lenguaje” de Tom Wolfe y “Catedral” de Raymond Carver. Volviendo a lo musical no puedo dejar de nombrar el disco que más me ha impactado en los últimos años: “Organn” de Obsequies.
El estilo pausado y por así decirlo íntimo o reflexivo de tu música contrasta con el ritmo con el que sacas álbumes, llevamos tres en tres años. ¿Cómo es una jornada normal de tu día a día? ¿Qué te empuja a crear y a componer música?
Yo soy batería de jazz también, de hecho es mi actividad principal, combino mi tiempo entre actuaciones como batería con diferentes grupos o produciendo música en mi estudio. En el pasado mi tiempo libre lo ocupaba mayormente estudiando la batería muchas horas al día. Actualmente trato de aprovecharlo para experimentar y aprender técnicas nuevas con las máquinas, y como me atrapa bastante todo el proceso siempre siento que debería volver a mi rutina de estudio de la batería pero me es imposible… Estos últimos dos años las restricciones del covid han hecho que mi actividad profesional se redujera considerablemente, por ende tuve mucho más tiempo para dedicar a trabajar en estos proyectos y podría decirse que han sido una salvación para mí.
Y ya en un tono más distendido, efectivamente en ocasiones utilizas para tu música sonidos que parecen de lo más cotidianos. ¿Cuáles son las cosas más “banales” que has llegado a grabar y cómo escoges hacerlo?
Grabo sonidos de una forma muy lofi con el teléfono o bien utilizo otras grabaciones de campo en alta calidad que consigo por ahí. Luego los combino en el sampler que programo para que se disparen cambiando cada vez el punto de inicio del audio creando efectos impredecibles e inesperados.
También en la intimidad de tu música encuentro un contraste enorme con la velocidad y la rotundidad del mundo exterior, contemporáneo. ¿Qué piensas tú de nuestro tiempo y qué diálogo te gustaría que tu música estableciera con él?
En estos últimos años entre el covid, la guerra y demás estas preguntas me las he hecho muy a menudo. Estar inmerso haciendo música siempre me ha ayudado a superar las crisis, como si fuera una terapia o algún tipo de meditación, y en un mundo ideal me gustaría despertar alguna de estas emociones en el oyente.