Una extensa charla con Sarah Davachi sobre cuestiones coyunturales en su obra como son la noción de espacio y de tiempo, su doctorado en filosofía, la influencia de la música pop de los años 60 y 70… O la malentendida simplicidad del drone.
Hace unas semanas, con motivo del ciclo Soundset Series que esta temporada vuelve al Centro de Cultura Contemporánea Condeduque de Madrid, Sarah Davachi visitaba la capital de España. La artista canadiense, actualmente afincada en Los Angeles atendió a Beatburguer unas horas antes de su concierto. Habló generosa y ampliamente con nosotros sobre cuestiones coyunturales en su obra como son la noción de espacio y de tiempo, su doctorado en filosofía, la influencia de la música pop de los años 60 y 70… O la malentendida simplicidad del drone. Os dejamos la conversación al completo.
Me gustaría hablar sobre el tiempo. Vas a ver que muchas de las preguntas que te hago tienen algo que ver con ello, no es algo temático ni nada por el estilo. Es que tu música me hace pensar mucho en la percepción del tiempo… Por ello, quería empezar hablando de que sé que estás haciendo el doctorado en la UCLA, que suena increíble, también tienes el podcast mensual en NTS Radio y mientras sigues desarrollando tu discografía, giras, etc. ¿Cómo organizas el tiempo y cómo concibes tu tiempo personal y profesional?
Sí, es difícil. No creo que lo haga tan bien como me gustaría. He oído a la gente decir: “Oh, parece que tienes las cosas muy bien equilibradas”, pero creo que tal vez se ve diferente desde el exterior. No sé. Bueno, definitivamente ha cambiado desde la pandemia, eso seguro.
¿Cómo ha cambiado?
Creo que en parte tiene que ver con las circunstancias. Al menos en Norteamérica, -no sé cómo es en Europa-, cuando haces un doctorado, normalmente pasas varios años estudiando, haciendo exámenes y demás. Una vez que terminas todo eso, escribes tu tesis. Justo cuando empezó la pandemia, yo estaba terminando los últimos cursos, los exámenes y todo lo demás, me estaba preparando para dar un paso atrás y escribir la tesis. Sin embargo, antes de la pandemia estaba haciendo muchísimas cosas. Cuando estaba de gira, estaba en el avión, leyendo, escribiendo o haciendo ese tipo de tareas y creo que me quemé con ello. Ahora, cuando viajo, hago una pausa y me digo que está bien, tengo diez horas de vuelo: no me voy a conectar a Internet, no voy a sacar mi portátil. Sólo voy a dormir, ver una película o simplemente relajarme, tratar de ser una persona. Porque me he dado cuenta de que tal vez lo presioné un poco demasiado antes. Trato de hacer eso más con e intento equilibrar las cosas ahora. Soy muy consciente de cosas como “esto me va a llevar esta cantidad de tiempo” y entonces tengo que dar un paso atrás y tener esta cantidad de tiempo libre para hacer esa tarea. Procuro no acumular demasiadas cosas y también estoy mejorando en decir que no a algunas, que es una habilidad muy importante, realmente importante. Todavía estoy aprendiendo, no soy muy buena en eso, pero estoy aprendiendo que está bien decir que no puedo hacer esto o aquello.
Es muy complicado decir que no, sí. Incluso con el capitalismo más todavía.
Sí, es verdad. No sé, como músico, tuve una profesora hace mucho tiempo que es una profesora increíble y me dio un consejo que era básicamente que no dijera que no a las cosas, que no dijera que no a las oportunidades. Estoy de acuerdo con ello en cierto modo, pero creo que lo he tenido en mi cabeza de una manera negativa en la que pienso que si digo que no a una oportunidad, entonces la gente va a pensar que no estoy interesada en hacer cosas, van pensar que siempre voy a decir que no, o no voy a parecer agradecida o lo que sea…
Te hace sentir un poco culpable, entonces.
Un poco, sí. Pero procuro pensar en términos de cordura y en realmente hacer un buen trabajo también. Porque cuando me niego cosas, muchas de ellas simplemente no tengo tiempo para hacerlas como me gustaría. Quiero hacerlo, pero no voy a ser capaz de hacer un buen trabajo con esta cantidad de tiempo y con otras cosas en marcha. Puedo decir que no porque no es el momento adecuado.
¿Es esto algo que te haya preocupado durante mucho tiempo?
Creo que fue… De nuevo, creo que esto es más como una cosa post-pandemia de tener un botón casi de reinicio para ver ¿qué está funcionando? ¿Qué no funciona? ¿Cómo puedo tratar de equilibrarlo? Y sentir que todo ha empezado a normalizarse de nuevo, que todo está abarrotado y que están pasando muchas cosas; demasiadas en general. (Risas)
Es un exceso de cosas.
Lo es, sí. Creo que todo el mundo lo está sintiendo, me estoy dando cuenta. También soy el tipo de persona que quiere hacer esto el resto de su vida y tiene que ser sostenible. Tiene que ser… Tengo que encontrar un equilibrio que pueda ser a largo plazo. Eso no es sólo: vamos a hacer todo lo que podamos en el menor tiempo posible.
Claro, no estás en una banda de rock, tipo: tienes cinco años para hacer punk.
Exactamente, sí. Tiene que ser algo que pueda ser cómodo a largo plazo, y eso tiene que incluir cuidarme como persona. Es difícil. Estoy en un punto en el que bueno, tengo un montón de proyectos que están en marcha en este momento, así que tengo que parar. Necesito tomarme un descanso de los demás. Necesito decir no a cualquier otra cosa que surja y sólo terminar estos y entonces podré empezar a traer cosas de vuelta.
Creo que es esencial aprender a decir que no. Sin tener evidentemente tu carga de trabajo, pero trabajando en la industria o en su día en unos estudios superiores, creo que es muy patente esa sensación de que no tienes tiempo para hacer las cosas bien. No puedes aceptar todo.
Exacto. Creo que estoy aprendiendo también lo que vale mi tiempo. No es que todo el mundo sea así cuando quiere algo de ti, pero creo que hay un contingente de personas que sí que están ahí como: “¿Quién va a hacer este trabajo para nosotros?” Y poder decir: “No, así no es como quiero pasar mi tiempo” está bien. Es duro, pero siento que soy consciente de ello de una manera diferente a como lo era antes, y siempre estoy pensando en ello.
Quería comentarlo contigo porque siento que en tu música -y creo que es algo que también te he escuchado decir en alguna entrevista- hay una especie de intención de elongar el tiempo. De alargarlo o al menos de repensar la percepción del tiempo que tenemos mediante la música. Te voy a contar algo un poco bizarro: esta semana mientras preparaba la entrevista y escuchaba tu música mucho más, desperté tres días con una canción de The Beach Boys en la cabeza. Se trata de “A day in the life of a tree” y es un tema con un órgano muy bonito que habla sobre un árbol que está muriendo y observa su vida. De algún modo eso tenía sentido porque ese órgano, que está tan presente también en tu música, es como si expandiese el tiempo y esa es una sensación muy presente en tu trabajo.
¡Gracias, sí! Me alegro de que escuches eso porque definitivamente…Creo que es una parte tanto intencionada como involuntaria. Diría que actualmente y en los últimos años habría acabado haciendo esto independientemente de si estaba tratando de hacerlo de esa manera o siquiera estaba interesada en hacerlo. Es simplemente lo que me sale hacer cuando trabajo en algo. También me gusta a nivel teórico tener ese tipo de sonido y creo que es necesario dentro del complejo de cosas que me interesan. Pero sólo ahora me he dado cuenta de que cuando trabajo en algo me gusta tener ese sonido y trabajar en ello de una manera similar; realmente lenta. Que suceda de una forma muy particular. Es ir en contra de trabajar como “ok tienes un mes para hacer este proyecto, siéntate y hazlo”.
¿Entonces, por qué te interesa?
Parte de ello estoy notando como una necesidad de mi personalidad o lo que necesito para sentirme cómoda en la vida. Es la manera en la que me funciona, en cualquier caso. Pero lo que me interesa es que… Simplemente me gusta esa música, me gusta ese tipo de sonido y me gusta escuchar el sonido de esa manera. Me gusta experimentarlo de esa manera. A menudo pienso en… Quiero decir, obviamente, no es el único tipo de música que me gusta. Si has escuchado mi programa de NTS…
Tengo alguna pregunta sobre ello…
(Risas) Perdón, realmente la gente siempre me pregunta sobre ello, dicen pongo música muy distinta de la que hago.
Para mí tiene sentido y hay una coherencia [Sarah Davachi pone mucho folk y rock progresivo en su podcast de NTS]
No para todo el mundo. Sí, para mí también tiene sentido, obviamente. Siempre pienso que es una pregunta curiosa porque me gusta la música que hago y a menudo pienso que la hago porque es la música que… Es como quiero escuchar las cosas. Pero obviamente no es el único tipo de música que escucho, y no es el único que querría hacer… Has dicho que no son muy diferentes. Hay cosas que tiene sentido conectarlas y razones por las que te interesaría hacerlo. Pero sí, para mí hay otras cosas que haría musicalmente sólo por diversión. Creo que podría ser divertido tocar en una banda…
¿Quizá en el futuro?
¡Quizás! Supongo que lo gracioso es que nunca nadie me lo ha pedido. Miento, creo que una persona sí que me pidió empezar una banda y le dije que no, que estoy demasiado ocupada (risas). Pero tal vez algún día, si tengo tiempo, sería divertido, o incluso hacer un trabajo como productora o algo por el estilo. Trabajar con una banda y hacer arreglos, producir, algo similar… Sería divertido para mí. En cualquier caso, cuando pienso en la música que me resulta significativa o lo que, mirando hacia atrás sé que me habría gustado hacer, me alegro de haberme tomado el tiempo para pensar en este tipo de sonido y llevarlo a cabo en el tipo de música que estoy haciendo ahora. Esas otras cosas serían divertidas y agradables, pero esto, que no tiene por qué serlo, es más importante para mí.
Quería llegar a este punto porque creo que hay una fuerte relación (evidentemente) entre tu doctorado y la música que haces y produces. Sé que en tu tesis hablas de fenomenología y quería preguntarte por qué te interesa. Yo estudié filosofía en la universidad y odiaba a Husserl. No necesariamente a Merleau-Ponty (que es quién tengo entendido que más te interesa) pero sí la rama alemana y lo que vendría después.
Me parece bastante justo (risas).
Pero Merleau-Ponty sí tiene esta explicación sensibilizada de las cosas que… Expande el tiempo de percepción y quiero que me expliques por qué te interesa.
Yo también estudié filosofía, hice una licenciatura. Tuve una clase, una especie de clase optativa sobre existencialismo que comencé teniendo una idea de lo que era pero sin haber leído nada, y tan pronto como empecé a leer y a profundizar en ello, fue como: “Dios mío, esto es lo que he estado pensando toda mi vida. Como si alguien estuviera escribiendo, articulando lo que estoy pensando, esto es increíble, asombroso”. Luego di un rápido paso lateral a la fenomenología y, sinceramente, también prefiero a los fenomenólogos franceses (Risas). Pero sí, para mí, como he dicho, son cosas que no podía dejar de pensar, no es algo que siento que he leído y de lo que pensé que es interesante porque nunca me lo había planteado. Eso fue más: “Dios, esto es lo que he estado pensando toda mi vida. Lo que me he estado preguntando y lo que he estado buscando y además estas personas ya han que han hecho todo este trabajo”. Respondiendo a algo que yo estaba tratando de pensar con el sonido y para mí es interesante porque muchas de estas cosas se juntaron accidentalmente, supongo que al mismo tiempo en mi vida, cuando tenía 20 años.
Fue ahí cuando decidí estudiar filosofía, hacer una licenciatura en ella y fue también entonces cuando empecé a componer un poco más y a trabajar en un museo de instrumentos musicales en mi ciudad natal en Canadá. Todas estas cosas cayeron en el mismo lugar al mismo tiempo y todo tenía sentido para mí, pero sí, recuerdo que al principio, cuando pensaba en la música, (porque crecí tocando el piano) escribí cosas de piano clásico y cuando era adolescente me quedó claro que no iba a ser pianista o intérprete. No me importaba eso, pero me interesé mucho más en el apartado de la composición. Recuerdo que al principio tocaba cosas y escuchaba la armonía, tocaba algo y me detenía en una armonía realmente bonita y quería escucharla. Tocando el piano no puedes hacer eso, lo tocas y se va. Se descompone, ¿verdad? Y yo seguía pensando, “Sólo quiero escuchar esta armonía, sólo quiero escuchar lo que está pasando en ella” No estaba interesada en el resto de la música necesariamente (risas). Así que ya estaba teniendo esta sensación de que sólo quería estar cerca de la armonía, del sonido.
¿Qué significa cerca para ti? Lo tengo aquí escrito porque te lo he visto decir en otras ocasiones.
Creo que es casi como una metáfora espacial. En parte espacial y en parte psicológica también. Pero la parte espacial es la idea de estar casi viviendo en el sonido, teniendo que ser algo que está ahí, y el sonido es como un edificio o una habitación en la que entras, miras a tu alrededor y dices: “bueno, esto está sucediendo en este momento, ¿qué pasa si voy a esa otra habitación? Y ahora esto está sucediendo por aquí, se ve de este modo”. Sentir un poco como si estuvieras dentro del sonido, es realmente interesante para mí pensar en ello de esa manera. Pero supongo que cerca también sólo en términos de tener algún tipo de momento íntimo con el sonido para poder ralentizar y ser capaz de escuchar. No escuchar algo y pensar que es una bonita melodía, o una letra divertida o lo que sea y seguir adelante; sino ser capaz de tener un momento con ello y sentir que conoces el sonido de una manera diferente.
Hay una suerte de paciencia en tu música…
Sí… (Risas)
Y quería hablar de ello porque me gustaría saber de dónde proviene. Mi sensación es que como eres una persona que ha lidiado con mucha tensión y limitaciones por ser intérprete de música clásica, expandir el sonido tiene algo de hedonista y relajante, ¿sabes?
Sí, seguramente parte de ello inicialmente para mí vino como un rechazo de todas las cosas que hacía cuando estaba estudiando piano e interpretación, haciendo conciertos para recitales, exámenes, competiciones y cosas así. Todas las cosas que no eran importantes para mí, sentía como si fueran las más relevantes en el sonido o la música que realizaba. Y todas las cuestiones que me importaban, era como si la gente ni siquiera se plantease gran cosa hablar o pensar en ellas. El sitio al que yo quería ir era prácticamente lo opuesto; no quería interpretar; yo quería estar en el estudio. En realidad he hecho las paces con la interpretación porque, quiero decir, obviamente, lo hago todo el tiempo, pero al principio era básicamente “estoy tan harta de la idea de, te vas a sentar y a tocar esta pieza en el piano, tiene que ser perfecta y lo único que importa es que no hagas ninguna nota mal, que no toques nada mal”. Incluso a veces me sentía como si la parte musical fuera secundaria, como si no pudieras meter la pata. Ni siquiera importa si suena tan bien como podría, sólo tienes que tocarlo. Y odio esos conceptos y creo que parte de ello también es que todavía siento un poco de esa presión cuando toco en vivo. Obviamente no quiero meter la pata, no quiero cometer ningún error y es mucho más notable con mi música, porque no pasa nada en unos pocos minutos…
Pasan muchas cosas (risas).
Sí, es verdad. Pero, en un sentido amplio, no estoy haciendo mucho. No estoy haciendo un montón de movimientos virtuosos, así que en cuanto algo sucede es algo nuevo. Todavía siento un poco de esa presión de que tiene que ir bien y no quiero quiero cometer errores, pero siento que puedo abordarlo de una manera que es más relajada, tipo: voy a hacer esta nota y por cómo viene nos aseguramos de que tengo todo alineado para hacer esta otra exactamente de la forma en que tiene que ser; tomándome mi tiempo. Entonces puedo escuchar.
Una de las cosas que hago mucho, especialmente en la música de cámara que escribo para que otras personas la interpreten y en la que estoy realmente interesada, es la idea de hacer que la interpretación sea una respuesta a lo que está pasando en el momento en el que estás tocando algo. Eso abre un poco de flexibilidad en las decisiones que puedes tomar, una elección de tres notas para tocar por ejemplo, y puedes elegir cual de ellas hacer. La idea que me gusta es que escuches lo que está pasando con el sonido en ese momento y que decidas en respuesta a lo que estás percibiendo como músico, lo que es muy diferente a lo que haces como intérprete, cuando en realidad ni siquiera estás escuchando, estás utilizando la memoria motora o estás leyendo una partitura y te estás imaginando que ahora tienes que saber lo que está en las partituras, tienes que tocar esta nota y ni siquiera puedes escuchar o apreciar lo que está sucediendo. Así que me gusta la propuesta de responder a través de la forma de escuchar. Si algo está sonando bien, ahora voy a esperar otros diez segundos y luego creo que voy a tocar esta nota de nuevo. Más tarde creo que voy a traer esta otra nota… Ser capaz de tomar esas decisiones para que tocar sea realmente esa acción activa en contraposición a la idea que es sólo jugar un poco con la memoria motora y no pensar en ello, cosa que detesto cuando tengo que tocar el piano.
De algún modo eso va contra lo que se entiende habitualmente por un artista. Te he visto también hablar sobre el concepto de originalidad, por ejemplo, y cómo no tiene mucho sentido para ti. Eres bueno en lo que haces, tocando una serie de notas a cierta velocidad, interpretándolas… Pero no eres más que eso; un intérprete. Y tu música sí que veo que tiene más que ver con lo que escuchas como intérprete.
Sí, absolutamente, claro.
Creo que ese enfoque aparentemente pasivo es muy interesante, que no es habitual y que es lo que hace tan interesante para mí ese concierto que no voy a ver.
Gracias (risas). Sí, es sólo que de nuevo, no es algo que realmente sienta que elegí, tanto como algo que tenía sentido cuando caí en ello. Es sólo lo que siento que he querido o que he estado buscando en el sonido y tiene sentido para lo que me interesa; creo que en general me gusta ir despacio. Es quizá un poco la paradoja de mi vida, porque estoy tan ocupada y hago tantas cosas que siempre estoy yendo y viniendo de aquí para allá. Otras veces, sin embargo, me tomo las cosas con calma y pienso en ellas mucho más despacio que otras personas.
Creo que la mayoría de la gente podría pensar en tu propuesta como algo terapéutico.
Desde luego, sí. No me puedo imaginar haciéndolo de la otra manera.
Sobre la música que escoges para el programa de NTS, creo que en un sentido no nostálgico, las canciones de folk, rock que pones tienen un sentido de amplitud del espacio que no está presente en la música actual.
Sí, sí. Creo que podría hablar durante horas sobre la relación entre ese tipo de música y la que yo hago.
Me gustaría que lo hicieras durante unos minutos, si te parece bien.
Tengo una teoría, sí. Ya ves que me interesan muchos tipos de música. La música experimental, la minimalista, hay una cierta rama de la música antigua que me llama la atención porque hace el mismo tipo de cosas que yo hago o me interesa hacer… Y lo mismo pienso de la música popular grabada, mucha de la cual entra dentro de esa categoría. Es gracioso cuando la pienso desde las cosas que hago con la afinación y otros elementos así. En ocasiones, cuando estoy escuchando música pop, siento que es tan fácil y que yo estoy haciendo las cosas tan difíciles (risas)… Da la sensación de que es muy sencillo trabajar en ese ese entorno y sé que mucha gente dice lo mismo sobre la música drone: que no pasa. Y entiendo por qué lo dicen.
Obviamente no suscribo la idea de que no pasa nada o de que es muy fácil de hacer, estoy de acuerdo en que pasan muchas cosas. Pero creo que son similares en el sentido de que cuando reduces las cosas y las llevas a un nivel básico; algo sucede. Simplemente permites que las cosas que normalmente están en el fondo de otras propuestas musicales salgan a la luz y sean escuchadas. Cuando escuchas música clásica, ocurren muchas cosas interesantes con las armonías, la textura y el timbre de los instrumentos. Pero no es lo que se supone que debe ser la música en ese sentido, sino que queda oculto por las melodías o demás. Cuando quitas esos otros elementos, permites que las cosas que están en segundo plano pasen a primer plano y se oigan. Quitar esas otras partes permite que las que están asentadas en el fondo pasen a primer plano y realmente se escuchen de alguna forma.
¿Como un microscopio?
Sí, eso es. Siento que hay mucho de eso sucediendo cuando escuchas una canción pop, como un blues o así; donde hay básicamente tres acordes sucediéndose. Pero eso mismo permite que otras cosas salgan a relucir, al reducir muchas de esas estructuras a una forma más simplista, permitiendo que otras cosas se vuelvan más importantes. Una de las razones por las que la música grabada, especialmente de esa era es tan interesante para mí es por todas las elecciones de producción y las elecciones de textura. Todos los detalles que se pueden escuchar en una grabación. Para mí es exactamente lo mismo que lo que trato de escuchar en mi propia música y la razón por la que reduzco las cosas a formas simplistas: para que esos otros detalles se vuelvan importantes y se conviertan en cosas que destacan fuera de eso y creo que lo mismo sucede cuando la escucho, eso, una canción de los Beach Boys o algo por el estilo. Es tan interesante, hay tantas cosas sucediendo y puedes oír todos estos elementos y luego cosas que…
Tal vez suene irónico debido a la música que hago, pero a menudo tengo que recordarme a mí misma que está bien ser simple (risas). A veces me preocupo cuando escribo un boceto de una pieza, como por ejemplo una pieza de cámara para otras personas. porque no la escribo desde mi mente. Estoy imaginando cómo va a sonar, en lugar de tocarla y trabajar para escucharla, así que a veces, cuando hago borradores de piezas, hago la primera versión y luego tengo que decirme a mí misma qué puedo quitar, que puedo añadir, si es demasiado… En lugar de añadir cosas, siempre tengo que quitarlas, o cuando tengo la oportunidad de escucharla, puedo volver pensar que es demasiado, que tiene que pasar más tiempo, que hay que hacerlo más simple siempre… Así que tengo que recordándome a mí misma que está bien ser sencilla. Está bien reducir esas cosas y creo que es realmente increíble cuando escuchas música pop -o como quieras llamar a ese conjunto de estilos- en la que está solo lo mas simple, como un solo de flauta o algo así en una canción. Es tan simple, es una simple melodía, es sencilla, es solo un simple instrumento, no hay un montón de cosas complicadas; pero la forma en que se coloca en la grabación es tan hermosa y de algún modo tan monumental. Cuando a veces escucho música pop y me centro, no sé, en unos diez segundos de un violonchelo; es tan increíble y es tan pequeño y simple pero efectivo en esa manera de sonar y dejarse oír sin nada más que lo estorbe… Así que sí, para mi es un buen recordatorio de ese tipo de simplicidad, sabes, tienes que estar constantemente afinando, resintonizando.
¿Tiene todo esto algo de espiritual? No en el sentido de creer en algo.
Supongo que merece la pena mencionarlo en una entrevista, porque mucha gente asume que soy religiosa…
¡Yo no lo creo!
Te sorprenderías de toda la gente que cree que sí (risas). Me preguntan mucho sobre esto. No soy religiosa, me identifico como una atea completa; pero pienso mucho en ello. Cuando pienso en algo como la espiritualidad y el sonido especialmente, es casi como algo psicológico, como lo que estaba diciendo antes. Ese momento de conexión interior con una intimidad, con algo fuera de ti y que en ese aspecto tiene algo de toma y daca, como la comunión en cierto sentido, con el mundo. Esa sensación es transformada y vuelve a ti, cambiando la forma en la que eres o cambiando la forma en que experimentas el mundo. Para mí eso es una especie de sentido de la espiritualidad y supongo que la música sirve como una herramienta que te dirige hacia esa sensación.
Leí en algún sitio que decías que la música tiene que hacer que la gente se proyecte hacia nuevos lugares psíquicos o físicos.
Una de las personas que he estado leyendo mucho en el último par de años y cuya figura es un rápido remanente en mi doctorado es Paul Ricoeur. Para mí él es de lo más destacado y supongo que podrías ponerlo de algún modo en la fenomenología… Pero su escritura, cuando habla de ficción, sus teorías sobre cómo la ficción sirve como una metáfora de sí misma y una forma de experimentar el arte, es un concepto tan simple… Describe la idea de que cuando creas algo que no es real o que no viene de otra cosa, que viene de algo fuera del mundo dado, estás creando espacio para que nuevas cosas salgan de ello. No es ficción en el sentido de que no sea real, porque es muy real. Es que ello tiene un impacto real en el mundo, en el creador o la persona que lo toma. Pero es simplemente esa propuesta de lo que significa crear algo nuevo, de dónde viene y lo significativo y relevante que es crearlo. No como una huida, como un mundo de fantasía al que voy solo, un lugar en el que desaparecer y luego volver. Sino en el mundo real, que tiene un impacto real en el mundo existente, que crea cosas nuevas, que no estaban allí y que ahora existen de facto porque están afectando a las personas que sí existen.
Como la posibilidad de una experiencia cognitiva nueva.
Sí, concentrar eso o realizarlo en un espacio. Creo que esas ideas son geniales y de nuevo, para mí es difícil no imaginarme pensando en ese tipo de cosas cuando se trata de música. No es algo que elegí, es como experimento el sonido y hay gente describiéndolo o articulándolo de forma clara y distinta.
Bueno, creo que es evidente que tú también lo estás articulando. Quiero decir, está en tus entrevistas, la gente que te escucha de algún modo se siente así…
Sí. Aprecio eso y es bueno. Al leer todo eso, la realidad es que la música es una cosa que no se discute de una manera profunda en la filosofía. No del modo en el que se hace del arte visual, o de las obras escritas, o cosas por el estilo y eso es desafortunado. Porque incluso cuando se discute, es como si las personas que escribieron sobre ella no se dieran cuenta de que había otra forma de experimentar el sonido fuera de la música clásica. Son tan conscientes de las diferentes prácticas artísticas, del arte de vanguardia o del arte revolucionario y reaccionario o lo que sea… Y es como si con la música no pudieran imaginar que también existe una alternativa a la experiencia clásica.
Quería preguntarte una cosa más y es sobre el espacio y topología. He leído acerca de cómo Los Angeles es importante simbólicamente para ti y siento de alguna manera que eso está relacionado con la planitud y con la música que usas en tu podcast. Así que quería que me contases al respecto.
Absolutamente sí, supongo que es como muchas de las cosas filosóficas que me interesan y que también puedo relacionar con mi experiencia, como “ok, eso me interesa, déjame traducirlo a la forma en que tiene sentido para mí” y termina por responder a muchas de mis preguntas. Con este tema a menudo recuerdo cuando leí sobre la infancia de La Monte Young. Nunca lo conocí personalmente pero tampoco quiero (risas). Creo que arruinaría mi apreciación de su música y la experiencia de descubrirla fue un proceso que me encantó. Cuando tenía esas ideas sobre lo que quería oír o lo que quería hacer, pero no sabía cómo podía hacer que eso existiera, su música fue la primera referencia donde lo escuché y fue como “oh, así es como se hace esto, es esto es lo que he estado queriendo hacer”. Tenía sentido para mí de manera formal. Pero luego cuando lees acerca de su infancia, que creció en Idaho… Yo crecí en Calgary, que está en las praderas de Canadá justo al lado de las Rocosas. Hacía abajo ya está Estados Unidos, con Montana, Wyoming y ese tipo de, ya me entiendes, llanuras, praderas y áreas. Y para mí la Costa Oeste es bastante diferente en el sentido de que… De donde yo soy es una planicie, las praderas son extensiones de nada y se refieren a ello como “big sky country” (campo de grandes cielos), sólo hay mucho espacio.
Es interesante porque cuando estoy en la costa oeste y estoy en un lugar como LA también hay mucho espacio pero es muy diferente y para mí la topología de esa tierra es mucho más: colinas y montañas. Quiero decir que crecí al lado de las Montañas Rocosas así que las montañas son en cualquier caso algo que es parte de mí, con lo que me siento cómoda. Pero es distinto, muy especialmente el suroeste de los Estados Unidos y Los Ángeles lo siento como algo muy épico. Recibes una impresión de la historia geológica, de todo lo que es Arizona o Utah y es impresionante, es enorme y es la tierra y te sientes tan pequeña e insignificante allí… Y de algún modo me gusta eso, especialmente Los Ángeles es conocida por cañones, toda la ciudad son cañones y colinas. Y cuando estás en el tipo de espacio que es un cañón, para mí es una sensación de protección, como si fuera sostenida por alguien o como si me dieran un abrazo, por así decirlo. Es muy cómodo pero de nuevo, es tan grande y tan espacioso que tengo una sensación épica. Es la única forma de describirlo y de nuevo es es diferente de donde yo crecí, pero tiene el mismo sentido de que hay espacio, hay espacio para hacer cosas. Y como ciudad, Los Ángeles está muy orientada al espacio, especialmente comparada con la mayoría de las ciudades europeas, otras ciudades como San Francisco o Nueva York u otras grandes ciudades en los EE.UU., donde hay mucha más densidad de cosas a tu alrededor.
Obviamente hay problemas con la idea de la expansión urbana y que las cosas se extiendan de esa manera, pero no sé, para mí estar en Los Ángeles se adapta a mi personalidad de estar en una gran ciudad, por lo que no me siento como si estuviera aislada; pero al mismo tiempo tengo una sensación de espacio y una sensación de tranquilidad. Pero volviendo a lo de Lamonte Young. Recuerdo haber leído acerca de su infancia en Idaho y él contaba la historia de como escuchaba las líneas de alta tensión, escuchaba el zumbido… Y que eso de algún modo influyó su idea de tener un espacio donde el sonido nunca termina. Donde sólo continúa y tiene esa especie alargamiento. Y de nuevo esta idea de algo que es un poco más grande que tú. Ser parte de algo más grande. Creo que podríamos hablar de la mitología de la costa oeste en California en particular y cosas como esas. Todo eso es interesante y hay, como sabrás, una historia de la música experimental -especialmente minimalistas- en California y sí siento que de alguna manera algo pseudo-romántica todo eso me atrae y tiene cierto sentido, sí. Pero es básicamente un lugar para pensar y reducir la velocidad un poco, cosa que es realmente importante para mí psicológicamente.
Estuve en Nueva York hace un par de semanas para hacer algunos conciertos, y me gusta trabajar allí, me gusta que haya tantas cosas que hacer, pero no puedo imaginarme viviendo allí. Tan pronto como he vuelto a Los Ángeles… (Suspiro) Me siento más cómoda. Sí, es duro, sí, y creo que, especialmente después de la pandemia, es algo que siento realmente necesario para poder tener esa forma de ralentizar y ser capaz de pensar en las cosas; tener el espacio para reflexionar sobre todo, un espacio para probar cosas. Cuando trabajo en música, un álbum o algo por el estilo, hay un montón de pensamientos y un montón de nuevas escuchas. Y eso es una gran parte del proceso que utilizo, voy a pensar en una pieza durante un tiempo y a dejar que ese tipo de filtración se genere en mi mente; haciendo otras cosas o tomando notas al respecto… Pensar en ello de manera diferente. Siento que estar en LA me aporta el lujo de tener esa manera de interactuar con mi música. Sólo ser capaz de ir poco a poco en algún sentido.
¿No crees que todo el mundo necesita un poco de eso? De ir poco a poco.
Sí, no sé, puedo imaginar que otras personas se inspiren para crear otros tipos de música y piensen en cómo les beneficia de una manera distinta. Pero para otros tipos de composición, tal vez. Soy partidaria de la idea de que el entorno que tienes va a impactar en las cosas que haces. Eres una persona, eres la que hace la música, lo que impacta en tu vida va a impactar en el sonido, así que sí, es interesante. Creo que no estaría haciendo lo mismo, no tendría el mismo tipo de enfoque si no hubiera tenido mis experiencias en California y en la costa oeste, teniendo esa forma de ver cómo funciona una ciudad como esa; creo que es efectivo para el tipo de música que hago.