Erik Urano, crónica distópica de un presente que nadie había querido imaginar

¿Qué hace especial y diferente a Neovalladolor, su nuevo álbum? ¿Dónde están las claves interpretativas para comprender en profundidad esta obra que en el momento en el que vio la luz ya se convirtió en histórica? Para desgranar estas y otras cuestiones charlamos con él.

 

El pasado viernes 20 de marzo salía a la luz Neovalladolor, el último y ansiado trabajo de Erik Urano. Con la publicación de este Ep compuesto por 10 cortes, el integrante del colectivo Urano Players debutaba oficialmente con el sello independiente Sonido Muchacho, cuya línea editorial encaja perfectamente con esa concepción bastarda que reniega de una cosmovisión identitaria fundamentada en géneros musicales estáticos, y que desde la periferia del sonido hip hop nacional ha estado puliendo cuidadosamente el artista vallisoletano durante toda su carrera. 

Pero más allá de la ansiada espera por parte de su público habitual y de la crítica especializada, lo más reseñable de esta publicación ha sido sin duda alguna el cómo y el cuándo. Porque Neovalladolor, que en principio se postulaba como una vuelta de tuerca más a ese universo distópico que Erik Martin y su alargada estela de alter egos han dibujado durante la última década en torno a la figura retro-futurista de Valladolor el Drama, se ha transformado a partir de los acontecimientos generados por la crisis global que ha desatado el virus Covid-19 en una crónica desgarradora sobre la existencia dentro del sistema en el que vivimos en un momento de colapso inesperado. 

De esta manera, Neovalladolor ha conseguido trascender con su visionario metarrelato estético las volubles dinámicas del mercado musical contemporáneo basadas en la sobreproducción y el consumo masivo de información, alejándose de las tendencias imperantes dentro de la escena urbana nacional, para convertirse en ese mismo movimiento en una nueva tendencia que, como toda vanguardia que se precie, ilumina partes del futuro sin esperar nada a cambio. Posiblemente este trabajo no alcanzará las suficientes reproducciones para colarse en las listas de top musicales del momento, pero sin duda alguna ha alcanzado en tiempo record un estatus que ya lo sitúa en un plano histórico especial dentro de la escena musical urbana.

¿Pero qué es lo que hace especial y diferente a Neovalladolor? ¿Dónde están las claves interpretativas para comprender en profundidad esta obra que en el momento en el que vio la luz ya se convirtió en histórica? Para desgranar estas y otras cuestiones charlamos con el artista, Erik Urano.  

 

En primer lugar, ¿cómo se encuentra Erik Urano en estos momentos, cómo está sobrellevando la situación extraordinaria a la que nos estamos enfrentando?

Pues con mucha calma, y con bastante sorpresa y expectación la verdad. Si me dices hace dos meses que esto iba a pasar, no me lo creería de ninguna manera. Que todo se iba a poder medio parar de este modo… Es sin duda algo increíble. Porque siendo sinceros, en un principio todos minimizábamos esta situación en cierta medida, no te planteabas que el sistema se fuese a parar de esta manera ni de coña. Yo creo que la situación nos ha sobrepasado en conjunto como sociedad a escala global. Nadie se lo esperaba realmente, y de repente de das cuenta de que el mundo acelerado se está parando, y no solo los que normalmente salimos perdiendo en estas circunstancias.

 

Y justo en medio de este clima enrarezido y apocalíptico se publica “Neovalladolor”, quizás la mejor banda sonora imaginable para describir este momento. ¿Cómo te sientes con respecto a esta situación, cuando menos inesperada?

La verdad es que el primer sorprendido soy yo. Desde fuera se veía que esto se venía encima, pero no te llegas a imaginar que iba a ser todo tan acelerado. Y de repente te das cuenta de que todo se está yendo a la mierda a escala global, y que se acerca el día de la publicación planificada, y todo coincide de manera un poco rara… no sé. Lo he hablado con bastante gente, y creo que este momento es sin duda el peor para sacar un disco, pero al mismo tiempo es el mejor de los escenarios para sacar éste disco en concreto. Por un lado, a nivel de ventas o de promo se me han caído bastantes cosas interesantes que estaban medio planificadas y es una putada. Pero a la vez ha ayudado a redimensionar el valor artístico del trabajo, y sin duda va a darle un plus a la hora de mitificar el legado de este.

¿Cómo estás viendo la recepción mediática del disco en esta primera semana? ¿Cuáles están siendo tus primeras impresiones?

Pues en líneas generales muy bien, muy contento de momento. A nivel de crítica sobre todo, porque parece que es unánime eso de que es un “discazo”, y realmente es muy satisfactorio sentir esa aceptación y esa comprensión en torno al trabajo realizado. Me da la sensación de que, a parte de la situación y el contexto, la gente tenía ganas de escucharlo. Quizás no se esperaban esta hostia y este giro de los acontecimientos, y en este sentido realmente “Neovalladolor” no deja de ser una vuelta de tuerca a esa cosmovisión en la que llevo trabajando durante mi trayectoria musical, pero por ese mismo motivo es posible que ahora en medio de esta situación se valore de otra manera mi propuesta musical. Así que no me puedo quejar sinceramente. Luego, a nivel de números y así pues un poco en la línea de siempre. Tengo mis reproducciones habituales y no me voy a colar en ninguna lista top de Spotify, pero tampoco ese ha sido nunca el objetivo de mi música. Me ha escrito mucha gente diciéndome que el disco les está dando la vida en este confinamiento y en su particular encierro personal, y sinceramente es algo que valoro bastante más.

 

Hablemos un poco más en profundidad del disco en sí, porque es muy interesante observar cómo has conseguido darle una unidad conceptual tan bien articulada a un disco en el que colaboran tantos productores diferentes. ¿Cómo ha sido el proceso de gestación de “Neovalladolor” en este sentido?

De alguna manera es algo que yo siempre he buscado mucho, esa cohesión conceptual en los trabajos que he realizado. Pero si que es cierto que cuando lo he hecho en otras ocasiones con Zar 1 era más sencillo en cierta medida, a pesar de que también buscábamos salirnos un poco de esa línea narrativa-musical que generábamos. En esta ocasión casi todos los temas son, por decirlo de algún modo, de su padre y de su madre, y a pesar de eso hemos conseguido engarzarlos todos dentro de la misma idea conjunta. Porque al final es algo que siempre busco, pero que también me sale de manera bastante natural y sin necesidad de forzar las cosas. Y en este sentido, en mi modo de abordar la creación musical siempre planteo las obras en conjunto, desde el lenguaje hasta el ámbito gráfico, generando una especie de roca en el proceso.

Sin embargo, en este trabajo también he buscado un poco que cada tema pudiese funcionar por separado, como single. Porque al final tu coges cualquiera de los temas y los sacas fuera del disco y funcionan perfectamente, como que tampoco se pierde nada sacándolos fuera de la narrativa del disco. Pero claro, todo metido dentro del eje narrativo del disco adquiere una dimensión un poco superior quizás.

 

Dentro de la narrativa de “Neovalladolor” volvemos a ver esa superposición de máscaras artísticas que desde hace años constituyen parte del discurso musical y existencial de Erik Urano, como una suerte de diálogo entre “Thomas Anderson vs Neo”, basándonos en el universo simbólico de la saga Matrix que tanta influencia ha ejercido en tu obra. ¿Qué rol o importancia tiene este hecho en tu proceso creativo?

Es que al final es algo bastante complejo, porque ya casi ni consigo explicar la diferencia cuando me preguntan sobre ello. Realmente soy los dos de alguna manera. Es como que uno está jugando la partida dentro de Matrix y el otro fuera, pero ambos están unidos, no los puedes disociar. En un principio si que es cierto que Flat Erik lo planteé como una vuelta de tuerca de Erik Urano en su evolución musical hacia sonidos y tendencias más electrónicas. Pero a estas alturas de la película ambos personajes forman parte de la misma movida.

Si en el ámbito musical en este disco has colaborado con una gran cantidad de productores diferentes (Lost Twin, $kyhook, BSN Posse, Zar1, Merca Bae, Margari S Kid, Manual Energy Man y Hidden Jayeem), en el ámbito estrictamente vocal solo nos encontramos con dos featurings. La de Suzzee y la de El Niño de Elche. Suzzee es una habitual del universo musical que se genera en Valladolid alrededor de la estela de los Urano Players, además de encarnar la figura de Trinity en tu particular aventura por Matrix. Así que en este sentido ya podíamos intuir un poco por donde iban a ir los tiros. Sin embargo, la colaboración con El Niño de Elche era algo que muchos esperábamos porque todavía no había tenido lugar a pesar de que mantenéis una buena relación personal. ¿Cómo surge esta colaboración entre dos artistas tan iconoclastas en lo suyo como son Erik Urano y El Niño de Elche?

Con Paco me une una amistad desde hace varios años. Nos conocimos por el 2015 cuando Zar y yo actuamos en las Fiestas de la Mercé en Barcelona, y vino allí a vernos al concierto con Los Voluble. Y la verdad es que cuajamos bastante bien y mantuvimos el contacto durante un tiempo. Después, en el año 2016, él vino a Valladolid con Los Voluble a presentar su show Raverdial, y me hablo para que colaborase con ellos en el bolo. Fue una experiencia genial, y desde ese momento nos ha unido una amistad más profunda, y cada poco tiempo nos hemos visto o bien en Madrid o bien aquí en Valladolid. La verdad es que compartimos bastantes referencias a nivel literario, musical y artístico, tenemos muy buen feeling, y sabíamos que tarde o temprano una colaboración iba a caer.

Lo que si que teníamos claro es que él no iba a participar en una movida mía soltando un quejío flamenco o una seguidilla, porque no lo hace ni en su movida musical como para hacerlo en la mía. Así que lo que buscamos fue hacer algo nuevo desde una dimensión más experimental o rupturista, porque él además tiene algún proyecto menos conocido donde también juega y experimenta con las voces en este plano. En ese sentido el proceso fue bastante sencillo, porque yo el tema ya lo tenía un poco trabajado, pues previamente me había pasado el beat Zar. Entonces ha medida que lo iba trabajando pensé que podía encajar bien Paco dentro de la narrativa musical del tema, porque lo visualizaba todo con los drones sobrevolando la ciudad con un final apocalíptico donde se sintiese esa tensión atmosférica del caos, y pienso que en conjunto el resultado final ha quedado muy interesante.

 

Es evidente que más allá de las distancias que puedan existir entre dos géneros como el flamenco y el hip hop, lo que os une es ese carácter experimental y vanguardista a la hora de concebir vuestra praxis artística. Este gusto por la vanguardia que tú a menudo recreas desde imaginarios distópicos y futuristas se muestra de manera clarividente en esa intro de “Neo Vdo” en donde utilizas parte de un texto de José Val de Omar, artista, cineasta e inventor nacido en Granada, y una de las figuras vanguardistas más peculiares y olvidadas de la cultura española. ¿Qué importancia tiene la vanguardia para tú particular modo de entender la realidad y producir tu música?

Pues mira, a Val de Omar llego precisamente gracias a recomendaciones de El Niño de Elche y de Juan Carlos Quindós, el encargado de plasmar visualmente el universo de Erik Urano / Flat Erik, y desde el momento en el que lo conocí me ha flipado su obra y su cine, porque es un personaje super desconocido y super potente con un discurso y una manera de entender el mundo que se adelantó 50 años prácticamente.

Y en este sentido la vanguardia y lo experimental, aunque no me gusta mucho esta etiqueta última, es algo que también me une con El Niño de Elche, porque cada uno desde su ámbito entendemos el arte y la música de manera bastarda, intentando romper límites y descubriendo nuevas dimensiones. Quizás esta irreverencia sea más fácil de captar en el caso del flamenco, porque parece que tiene una esencia más tradicional, pero en el hip hop, y especialmente en España, también existe una visión muy purista de lo que debe ser esta música, cuando realmente su esencia es todo lo contrario. Es esa pretensión vanguardista de descubrir nuevos sonidos y crear nuevas expresiones artísticas lo que ha caracterizado históricamente a este género.

 

Parece que dentro de la escena urbana nacional en concreto, y dentro de la industria musical en general, la vanguardia ha ido perdiendo peso frente a la dictadura digital de las tendencias, y se está imponiendo un modelo en donde prevalece un poco el marketing de lo estético frente a ese componente ético que se encuentra en el fondo de todo movimiento transgresor. ¿Cómo se posiciona Erik Urano dentro de esta industria y sus dicotomías? Porque precisamente una de las señas de identidad de tu música se centra en darle la misma importancia o estatus artístico a lo ético en relación a lo estético.

A ver, en este sentido mi opinión y mi postura están basados en mi situación existencial. Y yo tengo el privilegio de ganarme el pan con otras cosas que no son la música, así que en cierta medida puedo salirme de esas dinámicas un tanto perversas que mueven la industria de la música. 

Para mí la música no es una profesión en el sentido laboral, sino algo más personal y profundo, y como no tengo una necesidad económica directa relacionada con ella, puedo permitirme más libertades y hacer más lo que me de la gana sin importarme demasiado la repercusión mercantil directa que eso pueda tener. Yo en ese sentido respeto a todo el mundo, por supuesto, pero sí que es cierto que a veces parece que lo artístico está demasiado subyugado a lo mercantil y a lo económico, a las tendencias y a la moda dominante, y eso desde mi punto de vista limita en cierta medida las posibilidades de la creación artística.

¿Tienes pensado salir a girar con “NeoValladolor” cuando las aguas vuelvan a su cauce? Porque no es muy habitual que hagas demasiadas fechas con tus trabajos, y además a veces da la sensación de que tu propuesta musical se capta con más profundidad en la escucha pausada e individual.

Pues realmente en esta ocasión tenía pensado hacer más cosas a nivel de promo y moverme un poco más, pero con toda la movida del gran encierro se ha paralizado todo y estamos pendientes de a ver que pasa. Pero en principio si que teníamos pensado dar alguna fecha en algunas ciudades que nos puedan interesar, además de participar en algún festival que nos ofrezca un buen escaparate y unas buenas condiciones. Pero desde luego no va a ser como hace años, que íbamos a sitios si había una buena posibilidad económica. Como he dicho antes lo económico no es tanto una prioridad ahora mismo para mi música, así que haremos un poco lo que nos apetezca teniendo en cuenta el tiempo y las ganas.

Y en cuanto a la propuesta musical y el directo, yo creo que en esta ocasión hemos optado por un formato que también bailable y que puede funcionar más en directo a nivel de mover a la gente y hacerla vibrar, aunque indudablemente es un tipo de propuesta musical que tiene mucho contenido referencial y metafórico que quizás se pueda valorar más en otro tipo de ambientes de escucha.

 

Con este trabajo has adelantado de manera un tanto profética una situación distópica que estaba en el ambiente desde hace décadas, pero que muchos no creíamos que fuese a llegar de manera tan inminente. ¿Qué crees que va pasar a partir de ahora? ¿Qué nos espera como sociedad? La semana pasada en el diario El País se publicó un artículo del filósofo surcoreano Byung-Chul Han en donde se reflexionaba sobre el futuro distópico que le espera al mundo occidental frente al golpe de realidad que supuesto la crisis del coronavirus. Parece que “Neovalladolor” y su atmosfera están más cerca de lo que pudiera parecer…  

No sabría muy bien que decirte, porque es algo que nos ha pillado a todos por sorpresa, y elucubrar lo que puede pasar es muy difícil. Por un lado la recesión y la crisis económica que se vienen pintan muy mal. Pero por otro lado también era algo que inevitablemente iba a tener que ocurrir en algún momento por como funcionan las cosas y las personas dentro de este sistema ultraproductivo, globalizado y acelerado. Y quizás en este sentido se puede abrir una vía para pensar un mundo diferente, para pensar un futuro mejor y diferente al que hoy nos imaginamos. Porque yo creo que el valor de la distopía frente a otros discursos como los utópicos es que te señala que cosas están mal, indica los senderos peligrosos que estamos recorriendo y nos ofrece una posibilidad de transformación. Pero claro, lo que luego ocurra ya supera cualquier capacidad de análisis o previsión artística la verdad.