Los replanteamientos que definieron el stand-by del sello barcelonés Disboot han sido traducidos en un 2014 repleto de agradables sorpresas y descubrimientos editoriales.
El enfoque sobre géneros, estilos o corrientes se ha expandido desde el corazón del barrio del Poblenou encontrando armonía y coherencia con la identidad ya mostrada años atrás por la pionera plataforma, aportando a su particular visión nuevos e híbridos matices protagonizados por artistas directa o indirectamente ya vinculados a la marca (Dr. Res, Sunny Graves) junto a nuevas y prometedoras incorporaciones (Mans o, Arenas).
La emotividad electrónica del absorbente “Lung Kidnapping” de Dr.Res, la lúgubre rotundidad del “Bayou EP” de Sunny Graves o los deconstruidos paisajes que construyen “Macaya EP” firmado por el joven Mans o (recientemente confirmado para Sónar 2015) han vuelto a reafirmar que no es necesario ir demasiado lejos para encontrar sobradas dosis de talento y proyectos que invitan a ser seguidos por tener aún mucho que aportar a través de sus concepciones sonoras y directos. Por lo tanto, es merecido destacar que todo lo presentado por la plataforma en su nueva etapa ha tomado forma de atractivo calidoscopio de sonidos cargados de personalidad.
A todos ellos se les une ahora otro talento en bruto llamado Arenas, joven madrileño ahora afincado en Londres que ha dado forma a su debut oficial “Erin EP” (título que sirve como guiño a Irlanda, lugar en el que profundizó en el Jazz) tras compartir no pocas maravillas en su cuenta de Soundcloud. Partidario de que la atención sea fijada en su música y dejando que los datos referentes a su persona queden tras las bambalinas sin jugar al despiste, aprovecha los 16 minutos que conforman su debut para condensar todo lo que le ha influido (de Roy Ayers a Bonobo pasando por Herbie Hancock) y aprendido hasta el momento en una atrevida carta de presentación que pese estar dividida en tres cortes parece estar concebida como una experiencia completa.
Estamos ante un beatmaker que no entiende de restricciones estilísticas y que juega habilidosamente con la versatilidad, pues su sonido no deja de mutar en ningún momento.
La translación entre las desdibujadas fases del trayecto denota tablas y un agudísimo instinto musical, convirtiendo “Erin EP” en una combinación todoterreno que nos permite viajar entre electrizantes pasajes funk, beats demoledoramente marcianos, progresiones rítmicamente impecables, referencias hip hop, trap o gospel y festines melódicos de los que merecen pedir la repetición de la jugada con las manos en la cabeza.
La escucha completa de “Erin III” (trata de no sonreír o quedarte inmóvil con este tema, si lo consigues tienes muchísimo mérito) podría resumir a la perfección las virtudes de un chico al que hay que seguir animando para que siga intentando lo que le venga en gana. Según dicen el mundo está hecho para los valientes, y aquí definitivamente tenemos a uno que prioriza (con transparencia y modestia) los desarrollos de la aventura frente a sus posibles desenlaces.