El Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías ha publicado su informe anual, en el que se destaca (por primera vez en muchos años) la bajada del consumo de cocaína y MDMA -drogas mayoritariamente asociadas al ocio nocturno y la socialización– y el aumento vertiginoso del consumo de cannabis (marihuana y hachís) y también de benzodiazepinas: medicamentos psicotrópicos que únicamente se venden con receta y que actúan directamente sobre el sistema nervioso central, causando en cuerpo y mente efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos, amnésicos y relajantes.
Al consumidor festivo (aquel que socializa los fines de semana con sus semejantes mediante MDMA o cocaína) ni está ni se le espera en el mercado. Clubes y festivales viven sus peores horas, muchos de ellos cerrados -o anulados- desde mayo, configuraban el campo de batalla, es decir, copaban más del 70% de la cuota de mercado de estas sustancias. El consumidor esporádico -el genérico o de fin de semana- no comprará un gramo de cocaína o tres pastillas de Trump para estar el fin de semana encerrado en casa concatenando telefilmes de Antena3 con Sálvame o alguna serie de moda. Siempre hay la rara avis, claro, aquel que se come medio gramo de perico y se pone a limpiar la cocina y la deja más limpia que un quirófano o la pareja de funcionarios aburridos que se comen media pastilla por cabeza para pasarse más horas follando que Sting. Pero el mercado, marcado por una pandemia sin precedentes en la historia contemporánea, va por otros derroteros.
El informe anual del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (que puedes leer aquí) deja bien claro que el consumidor no quiere estimulantes: la gente quiere estar tranquila en su casa esperando a que salga Pedro Piqueras a las 9PM y lea en el telepronter un update de los infectados y fallecidos en Madrid gracias a la brillante gestión de IDA (Isabel Díaz Ayuso) -nótese la ironía/realidad flagrante-. Uno no puede estar pendiente de la triste y patética actualidad ciego como Julio Alberto o con más chuflas en el cuerpo que DJ Pastis en 1995. Hay que estar tranquilo y relajado cuando salga Salvador Illa en pantalla diciendo que IDA se pasa por el forro del coño las indicaciones de Fernando Simón. Y para eso no hay nada mejor que hacerse un dos papeles con matuja de la asociación que tienes al lado del Condis de tu barrio o poniéndole un WhatsApp al camello de confianza -que tiene más stock de Valium en su casa que la farmacia de La Paz de Madrid- y que te traiga lo que quieras en patinete.
Los camellos llevan años operando con las nuevas tecnologías y durante la pandemia han reforzado este modus operandi: ya no sale a cuenta estar en la plaza cinco o seis horas al día, escondiendo las posturas y las bolsitas con dos cogollos detrás del banco, sufriendo por si vienen los malos y te dan dos tortas y se llevan el botín para fumárselo ellos. Es mejor estar en casa, jugando a la play, y cuando te pongan un WA ya pillarás el patinete y haces la entrega como Telepizza. Hasta los métodos de pago han cambiado: ya no hace falta exponerse a que te paren llevando 500€ en billetes sudaos de 20: ahora haces un Bizum o un Instant Money y listo.
El informe hace hincapié -en comparación a los datos recogidos antes de la pandemia- que en Europa se consume más droga que nunca. Pese a que el consumo de cocaína y el MDMA van a la baja, la cantidad de incautaciones de cocaína son las más altas de la historia, ojo: más de 181 toneladas decomisadas en Europa durante 2018 (para los de la ESO, 1 tonelada = 1.000 kilos). Bélgica está en la pole position de incautaciones, después, y en un meritorio segundo lugar, ya viene España con sus 48 toneladas, de las cuales no hemos visto por televisión ni destruir un solo gramo… (momento que dejamos al lector para que reflexione sobre ello).
No sabemos qué pasará en un futuro. De hecho no sabemos a día de hoy (29 de septiembre de 2020) qué hará Isabel Díaz Ayuso en la región de Europa con más infectados por la pandemia -con permiso de Navarra, claro-, lo que sí que está claro es que la evolución del mercado de drogas dependerá del avance de la crisis sanitaria. La gente tiene ganas de salir y de ponerse como Carmina Ordoñez en El Rocío cuando todo esto pase. Mientras tanto, el europeo medio sigue esperando noticias con un porro en la mano y un Valium en la otra. Suerte y ánimo a todos.