Quejío maquínico y ritmos tan rotos como nerviosos; tan bailables como al borde del desmoronamiento.
La semana pasada el sello nacional Analogical Force celebraba el release número 50 de su recorrido. Una de las plataformas más respetadas de nuestro país, AF siempre ha contado con algunos de los djs más respetados del panorama internacional en el ámbito del acid, el electro o el IDM. Brainwaltzera, Shinra, Bot1500, Mike Paradinas… Y ahora desde Estambul nada menos que Fluctuosa; un productor con un recorrido impecable en su país. El día 30 Doğukar Acar lanzaba “Wetware”, un EP de cuatro temas con la intensidad de un R.D.James circa “Syro” y la melancolía del sonido Warp dosmilero; quejío maquínico y ritmos tan rotos como nerviosos; tan bailables como al borde del desmoronamiento.
Los cuatro tracks que dan forma a “Wetware” tienen en común varias cosas: en primer lugar una especie de sensación caótica que se va desgranando conforme repetimos las escuchas. Todas las canciones salvo el cierre comienzan ya en un tono algo encendido, de percusiones desbocadas y programación histérica, que induce al oyente a un estado pendulante entre la euforia y el humor. Y es que Fluctuosa, además de su inestimable (y a veces algo paradójica) defensa del bienestar y el amor por la pista de baile, es un artista capaz de cargar con altas dosis de absurdismo y desconcierto su música.
Samples curiosos, rupturas inesperadas en mitad de desarrollos de 303 exasperantes… A los tres primeros tracks los une ese carácter impredecible a la par que seguro de sí; uno que su autor ha tardado años en desarrollar y que aquí se despliega con muchísima concisión. “Wetware” es entonces una exhibición de fuerza de Doğukar Acar, después de un par de años más tranquilos en la producción, confirmando su estatus dentro de un panorama que no suele tener en cuenta nombres que no provengan de ciertos países o ámbitos artísticos. Flucutosa, en cambio, es capaz, como en “Stargaze”, de ser bastante atrevido sin renunciar a una gran sensibilidad y a la fuerte carga melódica del electro y el braindance -por así decirlo- más convencionales. Sería un defecto derivado del glaucoma no reconocer los artistas con los que está estableciendo vínculos, tanto por estilo como por cualidades y aptitudes.