El artista guipuzcoano publica su primer álbum en solitario transitando por estilos como el post rock, el post-punk electrónico, el kraut y la música más alternativa.
Ser batería de grupos míticos como Berri Txarrak, Kuraia, Dut y Bazka, le ha dado a Galder Izagirre una visión musical única que ahora explota como Galder, su proyecto en solitario y, por tanto, más personal. Un universo sonoro expansivo que fructifica en esc, su primer álbum que edita en el sello vasco Forbidden Colours Diskoetxea tanto en formato físico (CD y vinilo) como en plataformas digitales.
Esc es un disco compuesto, interpretado y producido por el propio músico guipuzcoano rompiendo así varios años de silencio creativo. Un trabajo sorprendente en el que Galder se presenta en coordenadas musicales no transitadas por él hasta la fecha. Un total de diez canciones con una personalidad propia en un caleidoscopio musical diverso y a la vez perfectamente cohesionado.
Con una libertad plena, a través de elementos orgánicos y electrónicos se profundiza en el post-rock, el post-punk electrónico, el kraut y la música más alternativa. Baterías acústicas, percusiones electrónicas, samples, pads y demás instrumentos forjan el ADN de cada composición. A cada paso las atmósferas son envolventes y cada canción es vestida con diferentes capas y texturas salpicadas con voces distorsionadas, vocoders, delays, voces dobladas, armonías y hasta corales.
“La idea era contar con diferentes cantantes para la voz; pero por un lado se me hacía extraño que otra persona cantase letras a veces muy personales para mí, y por otro veía que mi propia voz es el hilo conductor entre los temas que a priori eran muy diferentes entre sí” comenta un Galder que se atreve a cantar las letras escritas por él mismo, a excepción de ‘Bilaketan’ que tiene la rúbrica del escritor Martxel Mariskal.
El título del álbum viene de la tecla del ordenador “esc” que nos permite pulsar y cambiar las cosas cuando todo no va como deseamos. Por eso, de un modo u otro, en muchos de los momentos del disco planean los términos escapar, huir o despojarse del lastre como principal leitmotiv de la obra.
Desde 2000, en plena pandemia, Galder ha ido cocinando a fuego lento este trabajo en Bunker Enea de Irún. Grabó cada instrumento y dio forma capa a capa hasta conseguir el punto óptimo para ser mezclado en el estudio. Las mezclas y los arreglos finales se empezaron a hacer en los estudios MALA de Bilbao junto a la ayuda de Txufo Wilson y Aitor Etxebarría y finalmente se terminó junto a Iñigo Etxarri en los estudios IN de Donosti.
Galder ha empujado los límites de su creatividad con la intención de experimentar con los sonidos y romper esquemas habituales. Un disco concebido como su gran reivindicación artística.