Desde que Wolfgang Voigt revivió el proyecto su proyecto GAS en 2017, ya han caído tres discos del cofundador y papasito de Kompakt. “The Lange Marsch” es también su tercer trabajo en el sello que él mismo creó. En él, el idiosincrásico alemán continúa la continuación de la segunda época de GAS, una suerte de retrospectiva en la que el sonido del pasado de su alias, aparece con cierta intermitencia. Para este nuevo trabajo, lo remotamente anterior aparece como una presencia que no es tal, entre distorsionada y hauntológica; cada vez más cercana a la de las propuestas del Caretaker o Basinski. De hecho, hay varios samples que directamente son de temas del pasado, lo que produce una sensación deliberadamente confusa y hostigadora; como si no pudiésemos librarnos de aquello que este proyecto arrastra y que ya no aparece de una forma relajante.
Personalmente, y tras unas cuantas escuchas de lo nuevo de Voigt, sigo pensando que el mejor LP que ha lanzado desde que retomase este proyecto es “Narkopop”. Entre algunas de las dudosas decisiones se encuentran que en este “The Lange Marsch” está que las canciones, a pesar de tener ese sonido drone e inmersivo que suele caracterizar los discos de GAS, se separan por fade-in y fade-outs en el formato digital. De hecho, que no sea un mix continuo es una “nadería” (depende de para quien, supongo) desconcertante que ha generado ya varios comentarios en el Bandcamp y Discogs del álbum.
A eso se suma ese retorno constante y siniestro del pasado. Aunque esa oscuridad ha estado presente siempre en la música de GAS, aquí parece más una imposición que corre confusa por entre algunos temas, sobre todo los de la segunda mitad. Como un trabajo liminar, este “The Lange Marsch” parece colocarse entre dos espacios: el pasado y un presente sonoro ya conocido de Voigt. Si esa sensación de umbral fuese una que definitivamente indicase el camino hacia la música hauntológica, o si simplemente fuese, como álbum final, más insaciable y menos retrospectivo; el resultado final seguramente sería distinto. A pesar de ello en la primera mitad tenemos unos samples casi orquestales y un sentido del movimiento y la profundidad enormes, que nos recuerdan por qué este sonido fue en primera instancia una idea tan espectacular. ¿Continuará la larga marcha?