
Abriéndose paso entre los breaks menos conocidos y encontrando la fineza en las emisiones rave más ásperas y rudas, Jason Warlock regresa con más de esa influencia intocable que despliega como Hooverian Blur.
En cuanto a ritmo y amplitud sonora, Hooverian Blur se alinea con los inicios del hardcore, antes de que se estableciera el dogma del breakbeat. En lugar de optar por una intensidad desgarradora, temas como “Hypnotizer” y “Wacky Robot” se mueven con una inclinación que se siente como el punto justo entre el rave y el rap. Es psicodélico, listo para dar un giro inesperado y ponerte nervioso con una plétora de zaps y pings, y tiene suficiente bajo potente y chasquido en los medios para hacer girar los cuerpos, pero la histeria nerviosa ha sido reemplazada por una actitud fresca y letal que hace que estas canciones sean aún más adictivas.

“Project One” sigue pegando fuerte con un astuto doblete entre riffs de batería rodantes y un empuje mecánico, y “Double Depths” profundiza en las ediciones crujientes, pero una vez más, Warlock demuestra un aplomo seguro en su faceta de Hooverian Blur.