Brian Leeds pegó tal vez un bombazo demasiado fuerte cuando sacó su segundo disco como Huerco S, el famoso “For Those of You Who Have Never (And Also Those who Have)”. Aquel álbum, en el que daba un paso a un lado del house lofi (outsider, para los pesados) que se suponía que había potenciado, era un tipo de ambient muy centrado en detalles y sensitivizado, es decir, no solo construido para los oídos. Fuese esto o no un acierto, el caso es que el trabajo tuvo un gran éxito y desde entonces -hace nada menos que seis años-, hasta esta semana, Huerco S. se había ido convirtiendo en un mito de la música raruna. Con estas nos llega hoy “Plonk” (Incienso), el tercer disco de Leeds con todas las de la ley y bajo dicho seudónimo. El LP, algo largo, continúa ese recorrido hacia una abstracción delicada y llena de matices; de sonidos irreconocibles que desestabilizan el oído.
Este es el típico álbum para referirse ese concepto que nos gusta tanto: paleta sonora. En “Plonk” no sólo el lofi está abandonado, sino que florecen nuevas formas de entender la ingeniería y la generación de sonidos, que producen grandes contrastes entre la mayoría de sus temas. Lo que sí que podemos encontrar, por norma general, es cierto tono metalizado, ni siquiera artificioso, sino como una percusión MIDI hubiese devenido demasiado humana y real, llenándose de modulaciones y efectos originales y sorprendentes. En tal sentido, la fase que forman “Plonk III” y “Plonk IV” resulta uno de los momentos álgidos del disco, un trabajo con unas sonoridades tan curiosas y variadas, que envuelve al oyente en una nube de misterio de la que, en ocasiones, desgraciadamente, resulta difícil escapar.
Y ese es, simultáneamente, el punto álgido y flaco de “Plonk”. Tan encerrado en sí mismo, tan alejado de algo asible, puede resultar una experiencia extraterritorial o un desconcierto permanente y frustrante. Las texturas y cotas casi Autechrianas que Leeds alcanza en temas como “Plonk VI” o “Plonk VII” (el otro gran momento del álbum), se ven contrarrestadas en muchas ocasiones por una inexplicable y mareante duración, que entendemos quiere realizar un efecto de absorción a través de la reiteración; pero en ocasiones termina sacándonos del inconcebible espacio que propone Huerco S. En cualquier caso, este disco es seguramente el trabajo más interesante que Brian Leeds ha hecho hasta la fecha. Mucho más justificadamente experimental y original que sus predecesores. Y es que, si hay algo en lo que destaca el norteamericano, es en la capacidad de resaltar y ampliar detalles, algo accesorio cuando trataba de definir el outsider house, pero que tiene mucho más sentido en esta faceta sonora vanguardista y algo barroca de su sonido actual.