Al habla con el director de Brunch sobre eclecticismo musical, el secreto de su éxito, sus planes de internacionalización y el motivo por el que no quisieron volver tras la nueva normalidad.
Inside Business nace con la intención de explicar qué y quién hay detrás del negocio de la música electrónica. Cuando vamos a un club o a un festival solo nos fijamos en los DJs y artistas que allí actúan, en pasarlo lo mejor posible, bailar, socializar y disfrutar de todo lo que comporta el término «entretenimiento»: detrás de todo esto hay una industria potente, ya indivisible del sector del ocio nocturno, la hostelería y el turismo.
“Siempre me gusta decir que somos colegas de Dekmantel y de Marco Carola”. Hoy toca hablar con Loïc Le Joliff, el hombre al mando de la marca Brunch, que ha revolucionado el clubbing con un formato diurno y dominical que se ha exportado a diversas ciudades de todo el globo.
Primero de todo, ¿los domingos son los nuevos sábados?
Pues va a parecer que sí. El formato de eventos diurnos se ha convertido en una alternativa. Los domingos no hay muchas cosas que hacer. La gente va a la playa o a comer con los amigos, pero no va a la compra, ni se preparan para salir por la noche. Los domingos de primavera o invierno sin Brunch pueden ser muy aburridos.
Lo cierto es que cuando empezasteis parecía una novedad esto de salir de fiesta en domingo. Antes solo unos pocos se atrevían a meterse en el Moog ese día. Ahora, sin embargo, hay proliferación de fiestas diurnas, por no decir saturación. ¿Cómo lo ves tú?
En cuanto a opciones de clubbing, que son limitadas. Está elrow y luego en Madrid cosas como Afterbrunch, que nos copiaron. Está claro que hemos sido pioneros en cuanto a ofrecer una propuesta lúdica dominical y diurna, con opciones para todas las edades y demás. Y cuando la cosa funciona, te intentan copiar. Pero no nos importa, nos motiva a ser los mejores en todo. Los números de asistentes, casi siempre de aforo completo, lo demuestran.
¿Cómo es el equipo que hace realidad algo como Brunch?
Somos unos 35 empleados al año en nuestra sede de Barcelona. Tenemos 2 o 3 en Lisboa y unos 15 freelancers que colaboran con el equipo. Lo gestionamos todo nosotros, todo está internalizado de la A a la Z, aunque tenemos proveedores de seguridad y demás. Tenemos áreas muy definidas: producción, marketing, barras, servicios, finanzas y contabilidad, departamento artístico.
Después de tantos años, ¿notas grandes diferencias en los sets de los artistas al aire libre y en horario diurno respecto a sus habituales bolos en club?
A los DJs les gusta mucho la configuración de los espacios que hacemos, que son casi como un club. La cabina está muy cerca de la gente y eso es muy importante. No me gusta nada esos festivales en los que la cabina está alejada. Incluso en un escenario enorme puedes intentar que la cabina esté más pegada al público. Se pierde la conexión directa a 100 metros del público. Brunch consigue un equilibrio entre los dos mundos porque la masa de gente también es más propia de un festival. A los DJs les encanta este contraste. No sé si pinchan diferente, pero sí se van muy contentos.
También fuistéis de los primeros en apostar por la sostenibilidad, por un compromiso ético de escuchar a los vecinos y por convertir Brunch en un espacio libre de agresiones. ¿Es este vuestro elemento diferenciador?
Es esencial para nosotros. Y hace varios años que lo hacemos. Todo ello quedó reforzado con nuestro lema, Alegría y compromiso. No puede haber alegría, que es la fiesta, sin el compromiso por el medio ambiente, nuestro entorno, vecinos y comunidad. Queremos devolverle a la comunidad porque pensamos que Brunch es como un minilaboratorio de la ciudad donde resaltar valores que son importantes.
Brunch se ha asentado en bastantes rincones del territorio español y en Lisboa. ¿Sigue siendo la internacionalización una de vuestras prioridades?
Absolutamente. Durante muchos años habíamos tenido propuestas, pero no estábamos seguros del modelo con el que queríamos trabajar bien. Las experiencias de 2019 han sido muy positivas, y un gran reto para los próximos años de cara a desarrollar la marca a nivel internacional. Hay un gran interés en Latinoamérica, pero también en otras partes del mundo como India y muchos países de Europa. Este año teníamos que hacer casi 15 ciudades. Lo que es esencial, con todo, es guardar los valores y la experiencia. No es una expansión a cualquier precio, así que denegamos el 90% de las propuestas. Somos muy pesados con muchos temas de producción. Es muy emocionante ir al Brunch de Lima y ver que es exactamente igual que el de Barcelona.
Brunch se ha asociado ya con un montón de marcas, promotores y DJs, ¿pero qué es lo que más le tira a Loïc musicalmente hablando?
Hago toda la programación de Brunch y lo que puedo decir es que es de los pocos festivales donde se cubre todo tipo de música (menos EDM, aunque hemos tenido gente que se ha acercado, como Fisher o Fatboy Slim). Siempre me gusta decir que somos colegas de Dekmantel y de Marco Carola. En Brunch -In The City siempre intento tener una programación más underground y en Brunch -In The Park algo más comercial. Pero siempre mezclado. Personalmente, me gusta todo tipo de música, el house, el tech-house, el disco, el techno… lo puedo pasar bien con cualquier tipo de música electrónica si es bailable.
¿Dónde ves Brunch a cinco años vista?
Consolidado, muy fuerte en Madrid porque es una ciudad que nos encanta, es nuestra segunda casa. Quizá tener un par de ciudades de Europa con un formato de ciclos de eventos. Y una expansión internacional importante. También colaborar con grandes festivales e introducir nuevos conceptos. Hay que renovarse siempre. Sería genial ser una referencia internacional en cinco años.
Con las estrictas medidas sanitarias, pensábamos que los eventos open air serían los grandes beneficiados de todo el asunto COVID, o al menos, los menos damnificados. Después de todas las recientes prohibiciones al ocio nocturno, ha quedado demostrado que menos mal que no lo hicisteis…
Ha sido exactamente eso. Llevamos meses con todo el equipo monitoreando la situación. Desde la nueva normalidad hemos trabajado mucho para proponer cosas en Barcelona y Madrid este verano. Formatos más pequeños en el Poble Espanyol y demás. Pero nosotros siempre dijimos que no haríamos eventos sentados y con distanciamiento social, era una condición sine qua non. Creo que va en contra de nuestros valores, de lo que somos. Hace tres semanas decidimos no hacer ningún evento en 2020 y esperar al año que viene. No es un adiós, es un hasta luego.
¿Crees que en 2021 llegará la vieja normalidad?
Ojalá. Después del confinamiento parecía que todo estaba perfecto, que volvían los eventos de clubbing, que se iban a celebrar festivales en Croacia y Serbia… hemos hecho un paso adelante y cinco atrás en cuestión de dos o tres semanas. Esta experiencia ya la hemos visto. Pienso que hasta que no haya vacuna o un tratamiento 100% eficaz no veo cómo se puede hacer.
A estas alturas, nadie se atrevería a negar que las autoridades han dejado desamparados a la cultura y el ocio nocturno. ¿Qué propuestas echas en falta por su parte?
Lo que es terrible es que prohíban a nuestra industria hacer cosas y no nos ayuden. Hemos tenido ICOs, pero son préstamos… Los bares y restaurantes se quejan, pero ellos pueden trabajar adaptándose un poco. Para nosotros no existen fórmulas para ayudarnos de verdad. Hemos estado meses cerrados completamente, no con una actividad más floja como otros. Vamos a estar un año, o quizá un año y medio o dos, sin tener ingresos. Pienso que el gobierno debería mirar los ingresos de las empresas culturales y ayudarles en función de lo que hicieron. Con subvenciones, no préstamos. Me da mucha rabia que digan que la culpa de los brotes sea del ocio nocturno cuando no hay pruebas suficientes para la gente, ni son capaces de rastrear todos los casos. ;