El artista colombiano llegaba el domingo a Barcelona con su Energía Tour. Uno de los hashtags que utiliza a lo largo de esta gira, #TiempoDeBalvin, además de ser una verdad muy grande, nos da pie a extrapolar la idea. Es tiempo de la música latina haciéndose con todos los circuitos posibles, desde las pistas de baile minoritarias a los clubs comerciales pasando por radiofórmulas como 40 Principales.
Hagamos una breve contextualización previa para explicar esto. Sin movernos de Barcelona, hace dos fines de semana Mykki Blanco llegaba a la ciudad dentro del ciclo Ideorritmias del CCCB. Su show/performance, además de un directo de lo más transgresor con una puesta en escena de influencia teatral, terminaba con una sesión a cargo de Zakmatic de clara esencia reggaetonera (obviamente pasada por el filtro electrónico más vanguardista y ubicada en la pista de baile). Al día siguiente, el sábado 13 de mayo, los que aterrizaban en la Ciudad Condal –en concreto en la fiesta Trill de Razzmatazz- eran los miembros del colectivo madrileño Brrrrrap, otros que llevan tiempo dando bombo a los ritmos latinos pasados por el filtro más electrónico-agresivo. Durante la sesión de la crew en Barcelona pudimos contemplar cómo algunas personas que pululaban por la sala con pinta de turistas se acercaban a los Dj’s para pedirles precisamente lo que os estáis imaginando, más reggaetón. Quizá el entendimiento del concepto “reggaetón” era distinto para los que parecían estar pasando el fin de semana de despedida y no les cuadraban como tal algunas mezclas como la del tema Veneno de J Balvin con el edit Beautiful Gorgeus X Golden Girl -de Pininga– a cargo de Velckro Don Fuegote.
Ante este panorama y citando también otro de los momentos clave recientes en este sentido como es la publicación del remix de Despacito que cuenta con Justin Bieber cantando en español, una se imaginaba que el concierto estaría lleno de modernos/as, como en aquella de las Absolut Nights en Barcelona celebrada el pasado mes de diciembre y en cuyo cartel aparecía Maluma. Pero no. Entre el público que se daba cita el domingo en el Sant Jordi Club, conformado por mayoría latina, llamaba la atención una buena presencia de niños con sus familiares o responsables. Poco rastro de tribus modernitas y mucha devoción y control absoluto de las letras desde comienzo a fin junto con un dejarse la garganta en los coros en cuanto el artista apuntaba con el micro hacia nosotros. El J Balvin que veíamos en el Sant Jordi Club era el auténtico, el que va acompañado por una orquesta y no tanto el que podemos llegar a bailar en los circuitos de corte más underground, autentic verbena.
El artista aparecía en escena con vaqueros rotos, camiseta roja de dibujos, chaqueta de estampado de flores y bandana en la cabeza (¡AY! <3). Arrancaba con algunos de los hits de su álbum Energía como Safari y Veneno. Con su banda detrás de una estructura elevada que funcionaba a modo de pantalla y en la cual se iban proyectando algunos visuales coloridos o la propia imagen del artista.
Además de sus temas originales (como los citados, Ginza, Snapchat o Sigo extrañándote) pudimos escuchar tracks de otros artistas con los que ha colaborado como La Ocasión de De la Ghetto ft. Arcangel, Ozuna, Farruko y Anuel AA (sonó la original y no el remix de casi ocho minutos en el que aparece J Balvin), 6 A.M (ft. Farruko y para la cual subió a uno de los asistentes más jóvenes al escenario -quien acabó cantando con Balvin-), Ahora Dice (ft. Ozuna y Arcangel), Si tu novio te deja sola (con Bad Bunny), Travesuras de Nicky Jam (con quien también colaboró en formato remix) y hasta su remix para Sorry de Justin Bieber. Supongo que no hace falta decir que las voces de sus compañeros en algunos de estos tracks sonaron en formato pregrabado (él también juega con su propia voz pregrabada en algunos temas, que no en todos). En total fueron dos horas de concierto en cuya mayor parte se vio acompañado por un par de bailarines masculinos (nada ostentoso como imaginaréis). Un espectáculo perfectamente adaptado para todos los públicos. La lluvia de papelinas + el cierre llegaban justamente después de su Sigo Extrañándote, que arrancaba el griterío más fuerte de los asistentes.
Así que sí, ante todo es #TiempoDeBalvin. Pero tirando del hashtag también es tiempo de Bad Bunny, de Fuego, Neñgo Flow, Nicky Jam (otra vez) y tiempo de que la música latina se aprecie de la misma manera en países de habla no-spanish tal y como el mismo J Balvin decía en una entrevista publicada recientemente en ABC: “Quiero ser el Pharrell Williams latino, lograr que la música en español sea tan grande como la música en inglés”. Y parece que ahí vamos. Hace algunos meses cuando Justin Bieber visitaba España precisamente hablábamos en este artículo sobre su baile de La Gasolina en uno de sus conciertos en América Latina. En esas conexiones está la clave. Conexiones que pueden tildarse como apropiacionismo, pero que mientras den el reconocimiento que se merece el artista original -creo- deberían ser más positivas que negativas.