El maestro de Detroit revisita la banda sonora del filme de Fritz Lang en un excelso trabajo de orquestación electrónica.
“Crear música para la obra maestra de Fritz Lang, “Metrópolis”, durante muchos años ha sido y sigue siendo una gran experiencia. La película es una historia de “hombre contra hombre” con la ayuda de una máquina. Su tema dramático es tan relevante ahora como lo fue cuando la película se estrenó en 1927. Una película para disfrutar, pero también para observar y examinar”. –Jeff Mills
A diferencia de su primera banda sonora, donde las pistas abordaban segmentos específicos de la película en forma de lista de canciones, creada y lanzada en 2001, esta versión es más una mezcla simbiótica de composiciones que propone una representación matizada de la trama y la historia de la película.
Como creación de música sinfónica electrónica, Mills propone algunos puntos interesantes en el esquema de este álbum. 1- el posicionamiento y el papel del oyente como banda sonora se basa en el entorno de las escenas, más que en la mera transcripción, 2- como trama que transcurre en el año 2000, la elección de los elementos sonoros remite a algún futuro común y previsión entre los géneros de música clásica y electrónica, entre el hombre y la máquina. Y 3, en muchas partes de la banda sonora donde los sonidos se reproducen al unísono. Esto es un símbolo de la esperanza hacia la que trabaja la historia.
En lo musical, Jeff Mills propone seis largas piezas para acompañar a la película, que comienzan con The Masters of Work and Play, la combinación exquisita entre orquestación clásica y estructuras cíclicas y repetitivas sólo hubiera podido estar firmada por él. Aunque hay multitud de capas sonoras el resultado no deja de ser minimalista. Es melódico, pero al tiempo es obsesivo y paranoico.Parece que se detiene a medio metraje y de nuevo recupera esa cadencia obsesiva que te hace perder la noción del tiempo.
Metrópolis es el segundo corte, comenzando con melodías optimistas y arpegios de gran armonía salpicados de cuerdas y la compañía subliminal de un bajo sintético. Cuando estás atrapado en la cadencia, la máquina se para y se convierte en onírica para terminar en oscura y abstracta.
María and The Impossible Dream introduce percusiones orgánicas en la ecuación sonora estas percusiones cabalgan casi en solitario durante los primeros minutos hasta que desaparecen y la abstracción retorna en forma de drones y texturas y grabaciones de campo, recuperando la rítmica orgánica en los minutos finales.
The Aftershock and Evil introduce las primeras notas en forma de Pizzicato arpegiado y sonidos de órgano vintage. El arpegio crece en intensidad conforme avanza el metraje y en mitad de él se acompaña de percusiones acuosas y tribales que de vez en cuando se interrumpen con sonoridades sintéticas asonantes.
Yoshiwara and The Players of Chance es como una nana es los primeros segundo y pronto se transmuta en una línea obsesiva de secuencias cíclicas, incómodas al oído que inducen a un trance extraño por unos compases para luego girar completamente hacia territorios soñadores y cinéticos.
Como última pieza, Liaisons and Complicated Affairs despide este viaje por la excelencia con catorce minutos de marcha militar androide.
Está clarísimo que Jeff iIlls está años luz de todo el mundo, su mente procesa más allá del tiempo y es a la vez capaz de traer del pasado lo más exquisito y renovarlo para que sea , ahora sí un clásico del futurismo y la distopía de dimensiones inconmensurables. Gracias por todo esto Jeff.
