El músico y productor de Zestao publica Izpi en Forbidden Colours Diskoetxea, un álbum debut que bebe de influencias de James Holden, Four Tet, Floating Points o Boards of Canada.
Investigar el intrincado mundo del sintetizador es algo que Ke Lepo, alter ego de Alejo Obergozo (teclista del grupo Grises), lleva haciendo durante largo tiempo. Ahora fructifica con la publicación de Izpi, su primer trabajo en largo bajo el abrigo del sello Forbidden Colours Diskoetxea que ha descubierto en este productor oriundo de Zestoa. Un talento oculto a simple vista pero no al oído. El secreto, por fin, se revela.
La figura de Ke Lepo es la de un músico curioso e inquieto al que las obras de James Holden, Four Tet, Floating Points, Caterina Barbieri, Daphni o Burial le indicaron un camino a seguir y explorar. Sin estar estrechamente ligado a la música electrónica, a base de prueba-error, mucha improvisación y hacer música por placer ha configurado un sonido avant-garde envolvente con una personalidad propia.
A través de las infinitas posibilidades que le ofrecen diferentes cajas de ritmos como el Korg ER-1 y el Perkons HD-01, sintetizadores clásicos como Juno 106 y Juno 60, además de un gusto por sintes modulares y pedales de FX construye un álbum consistente y coherente. Una cruzada analógica, huyendo de manidas librerías de sonidos, para extraer una calidad y elegancia en composiciones con ecos de Boards of Canada muestran el nivel del proyecto.
Izpi significa haz de luz y los 12 cortes que lo componen representan el concepto musical de un Ke Lepo realmente inspirado a la hora de construir sus melodías con la paciencia de un artesano y el rigor de un mago. Su concepción minimalista queda aderezada por unos sutiles, tenues y sobrios arreglos para elaborar unas producciones cautivadoras.
“Siempre digo que una canción merece la pena, cuando me transporta a un lugar, me recuerda una sensación del pasado o despierta en mi alguna sensación que antes no lo había vivido” asegura un Ke Lepo que ha trabajado para crear un sonido especial que transmite emoción tanto en sus tramos dirigidos al baile como en sus propuestas más ambientales y vanguardistas.
A su vez Ke Lepo representa el lado más místico de la electrónica con la pasión y el trabajo por encima de vanidades fútiles y exposiciones innecesarias. Por eso oculta su rostro bajo una capucha. Su música es la que habla por él. Un imaginario único para, mirando al cielo o al suelo y con los ojos cerrados, olvidarnos del mundo y disfrutar con todo el cuerpo y mente del viaje que nos plantea.
Un alquimista sonoro con un proyecto sólido para embelesar nuestras almas. A veces lo mejor del año se hace esperar. Pulsa al play y no te arrepentirás.