Me apasiona el hecho de que las artes más puras como son la música y la pintura se fusionen inspiradas las unas por las otras. El trabajo de la artista gallega Beatriz Albadalejo va precisamente de eso, de traducir al lienzo las sensaciones que le produce la música electrónica en un estilo gráfico muy particular que me ha sorprendido y mucho.
En sus propias palabras: “Cada cuadro de la colección MUSICHROMA se corresponde con mi interpretación personal de una canción determinada. Una traducción de la música a la pintura en la que el nombre de la canción da título también a cada obra plástica. Este proyecto busca mostrar la conexión entre lo sonoro y lo visual. Plasmar esa determinada sensación que me transmite cada canción al escucharla trasladándola al lienzo.
Para eso me valgo de la figura, imagen que represento en movimiento mediante el uso de la secuencia, tratando a veces de fusionarla con el fondo, de forma que no quede marcada la figura de principio a final de manera exacta: fondo y figura fusionados generando una misma atmósfera de tonos y colores para representar el sonido de la música electrónica. Aquél que produce en la figura el movimiento: el baile.
Mi estilo pictórico está muy marcado por las vanguardias artísticas del siglo XX, principalmente el cubismo y el futurismo. Para el análisis del dibujo utilizo formas geométricas. Trato de expresar el movimiento y el paso del tiempo más inmediato a través de las repeticiones. Utilizo líneas oblicuas y diagonales procurando destacar la plasticidad de la luz para moldear, por un lado la orografía de la figura, y por otra, los motivos abstractos del fondo que representan la música.
Acompañando la serie pictórica, presento una serie de ilustraciones a plumilla realizadas con tinta china negra, donde aparecen retratos de artistas de la música electrónica, así como máquinas para producirla.
En cuanto a la música, represento el techno y el electro, que son aquellas que me apasionan. El criterio de selección para pasar unas u otras al lienzo, no es otro que la necesidad que ellas mismas me provocan al escucharlas: de pronto me nace un impulso de volcar el sonido en color, guiándome por los tonos y formas que la música me evoca como si fuer aun dictado. El boceto del cuadro debe quedar resuelto mientras escucho la canción una sola vez para que no se pierda el gesto y la espontaneidad que me sugiere. Por ello siempre voy armada con rotulador y libreta“.
Os mostramos algunas de estas obras, (acompañadas de su correspondiente música de inspiración) que por obra de la compresión digital no se muestran en todo el esplendor que sí que produce su contemplación en directo, cosa que esperamos disfrutar a la mayor brevedad posible si es que esta pequeña referencia sirve para que su trabajo se extienda por los mayores lugares posibles.
Además de esta colección MUSICHROMA, Beatriz también realiza ilustración y retratos, como éste de Dave Clarke confeccionado con tinta china sobre papel.
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