Charlamos con David Rodríguez de política, intelectuales, música electrónica y su particular concepción del “baile” plasmada en una playlist especial con motivo de su participación este sábado en Eufònic Festival.
“Consagración”, el último disco de La Estrella de David ha supuesto poner en el mapa generalista -fuera de prensa especializada y fans- a la persona de David Rodríguez, ínclito personaje -y superviviente- de la escena alternativa/independiente que se gestó en la España de los 90 bajo aquel toldo que se hizo llamar “Noise Pop”. Avanzado siempre a su tiempo, en Bach Is Dead gestó las bases de lo que luego serían los Beef -banda fundamental en los márgenes de la historiografía del pop-rock español-, capaz de generar conjuntamente con Tito Pintado de Penelope Trip -en Telefilme– discos de electrónica inimaginables en la época. Reorientó su carrera y su vida personal de la mano de La Bien Querida y ahora, con o sin banda, da una nueva pátina a la definición que siempre hemos comprado de “cantautor”. Este sábado en formato intimissimi y con un escenario especialmente ataviado con cortinas de whiskeria valenciana será protagonista en Eufònic Festival. Le entrevistamos.
¿Qué haces cuando no tienes conciertos o estás grabando a grupos más o menos emergentes del pop español?
Allioli. Precisamente ahora iba a comer (son las 18:30h de un caluroso sábado de agosto). He vuelto a cuidarme, ya no como nubes quemadas con un mechero, fanta de naranja y latas de fabada de El Corte Inglés. Ahora he abrazado la vida sana, lo healthy: allioli, pan y un poco de chorizo picante Palacios. Me gusta hacer mi propio allioli en el mortero que me traje de Barcelona, me relaja, me hace sentir como uno de esos cocineros creativos que pueblan España. Con mi hija solemos ver Masterchef, nos gusta y me entretiene bastante más que grabar a grupos indies.
¿Cómo fue la experiencia con las Rombo?
Las chicas del pueblo tocan bien, les grabé el primer disco y me propusieron hacer lo propio con el segundo: accedí. Me gustan, creo que son muy buenas. Tuve que chillarles un par de veces durante la grabación, pero más por motivos de dejar las latas de cerveza en sitios no aptos para ello que por motivos musicales. Generalmente los indies que vienen a casa a grabar se descalzan y se sientan en el suelo mientras hago cosas con el Mac, un poco en plan jipi y también un poco en plan adoradores de Charles Manson. Cada vez me aburre más grabar, espero no acabar como Phil Spector, disparando a gente en el estudio y grabando capas y capas y más capas de guitarras.
Decías en una reciente entrevista que estás a favor de la libertad de expresión, incluso en ámbitos nazis…
Sí, ¿qué problema hay en que un nazi diga lo que piense?… Yo no lo veo ningún problema. El único problema es que después no hay unos juicios de Nuremberg y se les condena y ejecuta por ello. Ahí radica el verdadero problema. Tú puedes decir lo que quieras pero en un país socialdemocrata como España siempre se castiga a los mismos: al rojerío. Creo que va en nuestro ADN: el vasallaje y esas cosas. España es un lodazal asfaltado en su perímetro. España no puede aspirar a otra cosa que no sea capitanear el sector servicios de Europa. España es la Marina d’Or de Europa, un país de vacaciones. No descubro nada, la intelectualidad de este país ya lo tiene interiorizado, digerido y somatizado. No hay más. Hay más contracultura, revolución y política en los tweets de Yung Beef que en toda la izquierda de este país. Los raritos de la clase han acabado teniendo silla en el congreso, en los medios, en las redes: ya son sistema.
Ángel Molina nos comentaba: “El sentido común es lo que me inspira, una cosa tan intangible… pero es que estoy cada día viendo tantas cosas que carecen del mismo. Uno de los últimos, por ejemplo, todo el circo montado entorno a la independencia catalana: algo estúpido”. ¿Qué opinión tienes tú de todo este tema de la independencia, como persona catalana, ex-funcionario y residente durante muchos años en Sant Feliu de Llobregat?
Me acuerdo mucho de Pujol, de cuando inauguraba pabellones de deporte, tramos de carretera, cuando casi co-presentaba en Isla Fantasía aquellas fiestas que organizaba Justo Molinero, las visitas a Santa Coloma pero también a aldeas remotas del pirineo leridano. Éramos felices, algunas poblaciones hasta tenían dos piscinas, una cubierta y otra descubierta. No había ningún tipo de conflicto, Pujol fue “español del año” y Aznar hablaba catalán en la intimidad. Todo el mundo tenía su parcela. Hasta hubo un cinturón rojo en Barcelona. Qué quieres que te diga, no me extraña que haya gente que eche de menos a Pujol. ¿Tú estarías dispuesto a dar un 3% a cambio de estabilidad y servicios? Yo creo que sí. Desde que soy padre me he vuelto más conservador. Pero vamos, igual de conservador que las políticas de ERC y la Convergència de ahora, tampoco te vayas a creer. Lo que sí que me parece vergonzoso es que estén en la cárcel. España es un canal 24h donde solo se programan películas de Berlanga. Como ex-funcionario creo que tardaremos en ver, por ejemplo, un referendum legal en Cataluña para decidir o no si se independiza de España. Seguramente los tramites serán menores si, por ejemplo, quieres almacenar uranio en casa. Cada vez intento estar más distanciado de la actualidad política española, ocupa mucho tiempo y jamás da los resultados que tu quieres, no como Netflix.
Nos has hecho una playlist titulada “baile” y bueno… nos gustaría que nos explicases un poco esta selección “bailable”. ¿Cómo se baila “Cuenca” de Eduardo Polonio o “Summer” de John Cage?
He querido hacer esta playlist porque creo que pega muy bien con el espíritu del Eufònic y además la considero muy muy bailable. ¿Qué pasa, qué solo se puede bailar techno? Tendéis la crítica musical a hacer ghettos musicales y a creer que solo se puede bailar un determinado tipo de música electrónica o las cosas estas del urban. Yo abogo por perrear con Guy Reibel, dejarse llevar por Iannis Xenakis como si estuvieses en la pista giratoria que había en el Nitsa. ¿Por qué sólo disfrutar del éxtasis con house? Se puede hacer lo propio con Eduardo Polonio o Stockhausen.