
Qué felices estábamos nosotros, criaturas del arte y la diversión, ante la perspectiva de este año con tantos números 2. Nosotros que nos dedicamos a esa parte de la vida en la que todo es agradable y creativo, donde las fronteras no importan y los humanos se combinan entre sí sin prejuicios de color o procedencia…
“Nosotros”, no sólo somos los que escribimos o creamos, somos los que disfrutamos del arte, somos, en definitiva, todos. Pero en este mundo en el que los hombres y la testosterona son todavía y como siempre los que mandan, en este mundo del “no hay huevos a” … Hay cosas mucho más importantes que el disfrute de los sentidos y de la vida.
Nos creíamos a salvo de las barbaridades vividas el siglo pasado, creíamos que íbamos directos hacia la cúspide de la evolución, incluso mirábamos hacia el espacio para expandirnos. Pero comenzamos la década con ese virus que parecía que era lo peor que nos podía pasar y mira tú por donde, nos vemos en pleno 2022 inmersos en una espiral de odio y violencia a menos de dos horas de avión de nuestras casas.

La incertidumbre sobre el futuro regresa a nosotros cuando parecía que se iba a disipar por una temporada y no, no sabemos de nuevo qué será de nosotros en un futuro próximo. Ante esta inquietante perspectiva, ¿qué es lo que vamos a hacer? A algunos como siempre les traerá sin cuidado todo lo que pasa fuera de su ombligo, lejos de su ego, a otros les dará mucha pesadumbre durante unos minutos, cuando lo vean por la televisión o lo descubran en su feed y a otros se les ocurrirán ideas solidarias para colaborar en la distancia. Muy pocos irán físicamente a dar su ayuda pacífica a los que sufren… Y muy pocos también cogerán una maldita arma y se irán allí a morir con los que se defienden o con los que atacan.
Esta vez el problema no está en un lejano continente, lo tenemos al lado y el personaje que la ha liado tiene la capacidad de mandarnos a todos al hiperespacio en horas. Al problema es muy acuciante, muy cercano y muy posible. Somos todos víctimas de un planeta dividido a bolígrafo, sobre el mapa, sin tener en cuenta etnias o arraigos, pintamos una raya y decimos: “tú eres de aquí y tú de allí”. Esto es tuyo y esto es de aquél. Si este cruza la raya, tú la defiendes con tus hijos y todos morimos en cantidades absurdas y estremecedoras. Por un mapa, por una mina de lo que sea, por un yacimiento del combustible o el material que sea, por tener ganas y capricho de lo que tiene el otro, por sacársela a ver quién la tiene más larga. Tan básico como suena este es el nivel de civilización que hemos alcanzado.

Son hombres, masculinos, los que llevan los mandos en toda esta machada. Son hombres los dictadores y los presidentes del gobierno, los generales y los pilotos, los bravos combatientes… Pero no sólo son hombres los que mueren y pierden sus hogares. Ellos mueren y son héroes, nosotras morimos y somos víctimas colaterales, la bronca y la bravuconería no va con nosotras. Nosotras somos las que parimos a estos señores que luego se parten la cara a nivel estratosférico e interplanetario. A lo mejor nosotras somos las culpables, ¿o tenemos algo que ver? Pensad por un momento si quién mandase en Rusia fuera una mujer, o que el papa fuera una mujer, que los países los rigieran mujeres… A lo mejor no habría ejércitos. Pensadlo.

Géneros aparte, nosotros, gente de bien, gente pacífica del mundo, ¿qué podemos hacer ante esta mierda? No lo vamos a parar, no vamos a poder evitar que siga su curso, porque la testosterona es mucha testosterona y las bolas son muchas bolas y eso no hay quien lo pare. Pero tiene que haber una forma en la que podamos ayudar y que esa ayuda surta efecto.
Desgraciadamente, ante la nube de pesimismo que sobrevuela esta redacción no damos con precisión con la solución. Nos encantaría que aportaseis acciones factibles, a nuestro alcance, que permitan a aquellos que están sufriendo recibir algo de calor, algo que les sirva de algo, por poco que sea.
Se nos ocurre hacer un recopilatorio digital, ponerlo en bandcamp por un precio que sea decente y donarlo a organizaciones que estén sobre el terreno, por ejemplo… Pero ya nos diréis, porque de verdad tendremos que hacer algo; vosotros y nosotros: usemos lo que amamos para ayudar a quienes sufren.



