En contadas ocasiones, ya sea en nuestra vida diaria o en la experiencia individual del deleite artístico, cuando escuchamos una canción, admiramos una obra pictórica, escultórica, arquitectónica, o cuando asistimos a una función teatral, a un concierto, o como es el caso, simplemente disfrutando una película, llega un momento en el que algo hace “clic”, se produce ese chasquido que es el comienzo de algo difícil de explicar, sucede un pequeño milagro a partir del cual todo cambia.
En “La peor persona del mundo”, último trabajo del noruego Joachim Trier, eso ocurre literalmente cuando su protagonista, Julie (Renate Reinsve) pulsa con naturalidad (transcurrida ya la mitad de la película) el interruptor de la luz de la cocina de la casa en la que convive con su novio Aksel (papel que interpreta Anders Danielsen, una cara bien reconocible para los seguidores del cine de Joachim Trier, su papel de adicto a las drogas en ”Oslo, 31 de Agosto” nos dejó realmente noqueados).
Es entonces, en ese instante, cuando el tiempo se detiene y acontece el “Arrebato” (ese “Qué se pare el mundo, que yo me bajo”).
Tras dos segundos de silencio comenzamos a escuchar la partitura compuesta por Ola Fløttum y poco después, Julie echa a correr escaleras abajo al encuentro de Eidvind (Herbert Nordrum), al que ha conocido en el transcurso de una boda días atrás y con el que es posible que su vida de un giro absoluto.
A partir de ahí, admiraremos boquiabiertos, la que es una de las secuencias rodadas más descomunalmente hermosa de los últimos tiempos.
Esa carrera por las calles de Oslo convierte lo que hasta ahora pensábamos que tan era solo una amable peliculita de aspecto ligero en algo mucho más grande. Ese “clic” es el punto de partida de una auténtica obra de arte. A partir de ese momento no queda más remedio que rendirse ante la belleza.
El director de “Thelma” vuelve a usar su estilo realista para capturar la magia y reinterpretar, en esta ocasión, los códigos de la Comedia romántica al realizar el elegante estudio de un personaje femenino que convierte a Renate Reinsve en toda una revelación dentro del Cine europeo (recordemos que el premio a la mejor Actriz en el pasado Cannes fue para ella).
Con ese envoltorio ligero “La peor persona del mundo” reflexiona sobre temas transcendentes pero principalmente habla de la indecisión, de la búsqueda del camino vital, de la toma de decisiones, de la maternidad, de la vocación, de lo que somos o aparentamos ser y de todo lo que se nos pierde en el camino. Y es mediante esa inmersión en la vida sentimental de una joven en el transito a la madurez, la manera por la que Trier lanza el mensaje de que en esta vida no existe el error, que en cualquier decisión personal hay implícita, de alguna manera, la construcción de algo, que el mero hecho de estar vivo ya es un triunfo.
“La peor persona del mundo” tiene cierto viejo aroma a clásico pero sin poder evitar ser una película absolutamente contemporánea, su encanto me resulta similar al de una película dirigida por la danesa Lone Scherfig, allá por 2002, “Wilbur se quiere suicidar” (ambas contienen dos de los mejores besos románticos vistos en el cine reciente).
Manejando con soltura y maestría el lenguaje cinematográfico, Trier nos entrega su mejor trabajo hasta la fecha , una película con la capacidad de mutar de tono en cuestión de segundos y que ya sea por una extraña conjunción de los astros, la maestría de un inspirado director, el sublime talento de una actriz que ha venido para quedarse o vete a saber qué extraño proceso bioquímico interno, transforma lo que podría ser una nimiedad de sobremesa en algo trascendente. Claramente esto no es el “Diario de Bridges Jones”.
Siendo el personaje de Julie el epicentro absoluto de la película, no os puedo asegurar con rotundidad que “La peor persona del mundo” sea una película feminista, eso es algo que no tengo nada claro, pero lo que si puedo afirmar es que estamos ante una obra profundamente humana, delicadamente tierna, divertida, elegante e irremediablemente inolvidable.
A pesar del título y de lo cuestionable que puedan resultar alguna de las decisiones de su protagonista, no encontraréis en en el personaje de Julie a la peor persona del mundo, solo a un ser humano haciéndose a si mismo y por lo tanto, contradictorio, con todo el derecho del mundo a ir dando bandazos y a equivocarse, porque eso es precisamente, estar vivo.
Una reflexión que me trae a la cabeza, para finalizar, aquella canción eterna y universal con la que Julio Iglesias ganó en 1969 el festival de Benidorm, y que resume a la perfección de qué va esta peli – “Al final las obras quedan las gentes se van, otras que vienen las continuarán, la vida sigue igual”.
El film, lógicamente, no contiene ninguna referencia a nuestro querido Julio pero está plagado de grandes canciones en un Score super ecléctico de gusto exquisito.
Entre todas las canciones que suenan a lo largo de la película destacan sobre el resto “I said goodbye to me”, recuperando para el público al descomunal Harry Nilson, el clásico ochentero “Ride like a wind” de Christopher Cross o el delicioso “Waters of march” de Art Garfunkel que sonará enel arranque de los títulos de crédito finales dejándonos con una sonrisa en la boca y la placentera sensación de haber disfrutado de una gran película.
“La peor persona del mundo” se estrena en salas el próximo 11 de Marzo y cuenta con dos nominaciones a los Oscars de la Academia de Hollywood, mejor guión original y mejor película internacional.