“Blade”, “Trainspotting”, “American Psycho”, son muchas las películas que se han beneficiado de la confidencialidad, el desenfreno, sudor, flashes, luces negras y miles de vatios de sonido incrustándose hasta lo más profundo del ser que aportan el clubbing para plasmar grandes escenas de cine.
“What makes you think I wanna hear you talk?”, esta tajante afirmación la decía el mafioso Sal Maroni (Eric Roberts) en Batman: The Dark Knight, uno de los grandísimos aciertos del director Christopher Nolan. Lo mejor de todo es que lo hacía escudado por la oscuridad de un club nocturno mientras ‘el hombre murciélago’ repartía boniatos por la plataforma que llevaba hasta el palco VIP.
Y es que la confidencialidad, el desenfreno o el mero hecho de pasarlo en grande rodeado de tu gente, desconocidos, sudor, flashes, luces negras, miles de vatios de sonido incrustándose hasta lo más profundo del ser… todo esto ha copado infinidad de escenas memorables en la industria del celuloide. Repasemos juntos algunas de las más sonadas, impactantes o directamente ¡auténticas y míticas!
“Babel” (2006)
Empiezo con esta ya que me parece muy especial, y no he vuelto a ver nada parecido. La forma en la que nos abstraen con música ambient mientras Chieko Wataya (Rinko Kikuchi)–que recordemos es sordomuda- se divierte en la calle con sus colegas, hasta poco a poco y mientras va cayendo la noche metemos con ellos en el club a bailar. Hermosa toda la escena y luego esos ‘silencios’ en la pista petada mientras suenan Earth Wind & Fire mezclados con Fatboy Slim “September/The Joker (Shinichi Osawa Remix)”.
“Beats” (2019)
Tomadlo como lo queráis tomar. Para mi, muy real. He tenido la sensación de revivir más de una ‘rave’ bajo carpa o a la intemperie de aquellas de los 90. Acaba de sonar el mítico “Good Life” de Inner City, cuando entran los beats rotos de 69 y su “Desire”. Unidad en la pista y psicodelia narcótica vs techno industrial según avanza el tramo.
“The Neon Demon” (2016)
Un sonoro brindis a la estética efectista pero minimalista. Un cuadrilátero tan negro y oscuro como el averno, un sinfín de guiños (flashes rojizos que luego van aclarándose) y levitación. Lo que suena es de un campeón, Julian Winding (“The Demon Dance”).
“Black Swan” (2010)
Otra escena memorable que juraría haberla vivido más de una vez. Sobre todo en algún antro híper-oscuro de Alemania (no sólo Berlín y sitios como Tresor). Nina (Natalie Portman) deja por un rato el tutú para desmelenarse con el brutalismo de The Chemical Brothers y aquel “Don’t Think”.
“John Wick” (2014)
Casi siete minutos grandiosos. Momentos de esos que yo denomino “guilty pleasure”. Además de descubrir la pista y entrañas de un club, hay violencia. Y mucha. John Wick (Keanu Reeves), nuestro particular ‘techno-hitman’, mata y remata, encima sin apenas cortes de cámara.
“American Psycho” (2000)
En más de una ocasión se ha escuchado en la gran pantalla ese clasicote que es el “Pump Up the Volume” de M/A/R/RS. Pero pocas como esta en una sala a reventar plagada de transformismo vs ejecutivos violentos de mente calenturienta y tantísima farlopa. La escena se completa con la música también de New Order (“True Faith”).
“Trainspotting” (1996)
No, imposible que faltase. Madre mía como se lo pasan en ese club al compás de Bedrock “For What You Dream Of” ¡club en vena! Al que no baile, lo echamos pa’fuera. A todo esto, qué verdad más grande la de Renton (Ewan McGregor): “The world is changing. Music is changing. Drugs are changing. Even men and women are changing.”
“24 Hour Party People” (2002)
Debe estar. Este biopic entorno al gurú Tony Wilson y como creó en Manchester Factory Records contiene varias escenas filmadas en el famoso club Hacienda. Aquí el amigo Tony nos decía “everything came together… the music, the dancing, the drugs, the venue, the city.” Pues eso. Aunque la calidad sea reguleras encontré este clip con dos pasajes de la película. Pierdan la vergüenza con algo tan bendito como el “Hallelujah” de Happy Mondays.
“CLIMAX” (2018)
Los que ya habéis visto la película bien sabréis dónde y cómo discurre esta última alucinación de Gaspar Noé. Una orgía de música, una sangría de sensaciones. Os he escogido la entradilla, donde ya se vierte de todo en esa coreografía destartalada –para nada descafeinada- protagonizada por todo el plantel del filme. Ok, suena revolucionado de BPM el “Supernature” (versión instrumental) de Cerrone.
“Babylon” (1980)
Si jamás habéis tenido la ocasión de estar en un soundsystem 100% jamaicano, no os perdáis esta escena recreada por Franco Rosso alrededor del gran pionero Jah Shaka. Dancehall, rastafaris, humareda, Kingston versión sur de Londres y la verdad de la fusión en directo de las raíces jamaicanas dentro de un mismo techo.
“Blade” (1998)
La licencia del 10+1. Me había comprometido a marcar solo diez… pero pasa lo que pasa, esta sanguinolenta guinda NO podía faltar. Menuda encerrona de ‘club’ y a priori rave clandestina hasta que en este desconcierto arremete con todo su arsenal el machaca-vampiros Wesley Snipes. De lo mejor de esta peli. A todo trapo ese griterio sampleado de Flavor Flav y Public Domain “Operation Blade”, ¡locura total en el segundo roto aciddddddd!
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Son todas las que están. Pero no están todas las que son… Mención especial para: “Victoria” (2015), “Belly” (1998), “Collateral” (2004), “Burning” (2018), “Boogie Nights” (1997) y “Strange Days” (1995).