Hay algo en Wes Gray, joven originario de Atlanta y ahora residente en Los Ángeles con su recién formada familia, que inspira espontaneidad y confianza. La verdad es que hasta el momento todo le ha ido de película a este particular adicto al synth-funk y el boogie ralentizado, el chico ha ido desarrollando su historia sin tener en cuenta el entorno o la aceptación externa. Algo que ha mantenido incluso después de despertar el interés del reputado sello Peoples Potential Unlimited (PPU para los amigos).
Nuestro chico no ha cambiado ni un ápice en metodología, referencias y sonoridad pese conseguir cierto reconocimiento tras dar la campanada dos años atrás con “Untitled” en la diamantina e infalible marca de Washington. Fidelidad a lo analógico mostrando cierta repelencia al procesamiento digital del sonido en pro de las rugosidades de las texturas, atracción por los discos y cassettes descatalogados para poderles sacar punta ingeniosamente con su explotado sampler… en el fondo nunca ha dejado de ser un amigable freak que desde bien jovencito disfruta mucho de las probaturas que efectúa en su propio mundo. La cosa esta en que no sería justo que el resto nos perdiéramos los resultados de la personalísima formula Moon B (que en ocasiones toma otros nombres como Vaib-R o Sean Sanders).
Al mencionado “Untitled” le han precedido seis referencias (todas recomendables, sí) publicadas con bastante regularidad –especialmente en PPU, donde se ocupan de darle protagonismo como figura de nuevo valor junto a productores como Benedek- que han confirmado en cada ocasión su personalidad lo-fi o unas ya contrastadas dotes para el hipnotismo o la sensualidad construidas con el manejo de sedantes melodías, cajas de ritmo poco ortodoxas y unas líneas de bajo con las que se le puede identificar en tan solo un instante.
Desenvolverse tan bien en su propio terreno puede tender peligrosamente a la redundancia, pero inteligentemente elude esa siempre temida calle sin salida orientando su inconfundible método a cambiantes planos anímicos, rítmicos o paisajísticos según convenga.
“Lifeworld” quizás aúna la que por el momento sea la faceta menos visible hasta la fecha de Moon B tratándose de una obra completa. Inspirado por las “Slowed Down Series” de Delroy Edwards y sonoridades del cine surasiático (influencia venida por la nacionalidad de su pareja) construye treinta brumosos minutos, divididos en dos partes, en los que todo fluye cambiando de velocidad de manera casi constante, como si de una Jam en su particular -y presumiblemente humeante-laboratorio se tratara.
El resultado no es del todo caótico, pero en algunas ocasiones los cambios de registro dentro del conjunto presentado por 1080p collective apuntan a la desubicación por mezclarse exóticos samples orientales con boogie sonriente, melodías de carreras motorizadas y vocales cercanos a la psicofonía. “Lifeworld” es la enésima muestra (no va a ser la última este año, PPU anunció casi por sorpresa un nuevo release por Navidades) de que Moon B ha sido y sigue siendo sinónimo de sobriedad, clase, adicción y un método intransferible.