Los clubes y discotecas de Berlín se clasifican administrativamente como lugares de entretenimiento, equiparándolos con burdeles o casinos. Ayer, un comité en representación de clubes y discotecas propuso la reclasificación de clubes y lugares donde hay música en vivo como “instituciones culturales” en la Ordenanza de uso de edificios de Berlín, hecho que les daría el mismo estatus legal que las salas de conciertos, óperas y teatros.
Esto ayudaría a proteger a los clubes contra la gentrificación. Los altos alquileres y los fondos buitres de inversión (que no otorgan alquileres a largo plazo) están destrozando al clubbing. Según The Guardian, más de 100 clubs de Berlín han cerrado en los últimos 10 años, entre ellos Griessmuehle y Farbfernseher. Al recibir el estatus de institución cultural, los clubes y locales de música se preservarían y protegerían bajo los códigos de construcción y los planes de desarrollo urbano de la ciudad.
El argumento para esto se basa en la contribución única de la escena del clubs berlinesa a la cultura contemporánea del país. La vida nocturna ha convertido a Berlín en un destino cultural, atrayendo a miles de artistas y turistas a la ciudad y generando 1.500 millones de euros cada año. A su vez, nuevas industrias creativas, como galerías y tiendas de discos, se generan en torno al clubbing.
“La diferencia entre la ópera y el club es el estilo de la música”, declaró ayer Pamela Schobess, presidenta de la Comisión del Clubes de Berlín y una de las activistas que representan la vida nocturna. Estaremos atentos a esta iniciativa, porque situaría, al clubbing y a la música electrónica de baile, como lo que es: CULTURA.