“The Woe Trumpets” es un álbum audiovisual que reimagina narrativas distópicas al intentar encontrar subtextos ocultos dentro de la gran metáfora del apocalipsis.
“En una coincidencia oportuna pero terrible, este proyecto se concibió solo unos meses antes de que golpeara la pandemia y convirtió los temas del álbum dolorosamente no abstractos. El trabajo comenzó como una instalación de sala de cine que experimentaba con efectos de sonido multicanal de películas de desastres, pero el confinamiento empujó al proyecto en otra dirección por necesidad. Lo que originalmente pretendía ser un estudio crítico de los paisajes sonoros cinematográficos se ha convertido en algo mucho más personal vivido en los últimos dos años. Aunque mi impulso inicial fue replicar un estado de emergencia dentro de la música, amplificando todos los truenos y rugidos de kaiju del cine de desastres hasta el punto del absurdo, la pandemia ha mostrado rápidamente el privilegio inherente a este modo de representación. En consecuencia, la prioridad ha pasado de la fascinación por la desesperación a la reimaginación y la reparación. Como escribe el activista contra el cambio climático Eric Holthaus: ‘Negarse a aceptar un futuro distópico es un acto revolucionario’. Este álbum audiovisual es un boceto especulativo de cómo podría verse y sonar una forma de rechazo”, dice Matthew Tomkinson.
Combinando música de Mathoms (Matthew Tomkinson) con material encontrado compilado por Josh Hite, junto con el diseño de Bynh Ho y el arte de Krystyna Curtis, ‘The Woe Trumpets‘ revisita películas de la época dorada del cine de desastres, encontrando nuevos significados en estos éxitos de taquilla. momentos más tranquilos y microexpresiones.
En el video, se vuelven a coreografiar los gestos mundanos de los personajes, enfatizando tipologías específicas de mirar y reaccionar. Pequeños momentos humanos reemplazan escenas de cataclismo como el principal evento cinematográfico. Al sacar estas secuencias de su contexto narrativo, Hite se reapropia y socava la estructura afectiva del desastre. La crisis se evita perpetuamente, se deja de lado, se retrasa, se reduce a una causa oculta en algún lugar fuera de la pantalla. Lo que queda es el antes y el después: la ansiedad perpetua de anticipar lo peor y el procesamiento que sigue.
La partitura canaliza estas tensiones en premonitorios paisajes sintéticos, ambientes adormecidos, oberturas doom-metal, estruendos atmosféricos y drones tranquilizadores. Al incorporar muestras cinematográficas, grabaciones de campo, sintetizadores modulares e instrumentos virtuales, las pistas se basan en diferentes convenciones de música de los últimos tiempos, desde réquiems corales disonantes hasta arpegios de otro mundo y ráfagas de ruido espectral.
Compositivamente, el álbum se mueve entre la quietud y la estridencia, la calma y el caos, la promesa y el peligro. El resultado es una reflexión incómoda sobre un año pasado en constante lucha o huida. Sobre todo, “The Woe Trumpets” es un intento de mover sentimientos estancados, de rebobinar y reescribir el pergamino fatal.
