Trece años han sido necesarios para que el dúo que me inició en esto de la electrónica vuelva en formato álbum y ha merecido la pena. Ahora ya no parecen teenagers, los años se reflejan en sus rostros, pero su música sigue sonando naif y fresca como en los orígenes. Bebiendo de los 80, el italo, el electro y la EBM. Su cocketelera de glamour analógico ha vuelto a parir gloria bendita, no puedo estar más contenta.
Caroline Hervé (también conocida como Kittin) y Michel Amato (The Hacker) son artistas icónicos e influyentes por derecho propio. Con cuatro álbumes en solitario e innumerables EPs que abarcan las últimas tres décadas, Hervé es tan conocida como DJ y productora como lo es por el estilo vocal reconocible al instante que convirtió en su marca registrada. El
discretamente influyente Amato, una leyenda de la escena de la música dance francesa, ha estado haciendo música desde finales de la década de 1980 y aplicando una destreza técnica inigualable a todo lo que hace.
‘Third Album” ve a la pareja retomar la asociación que los impulsó por primera vez al estrellato underground. Se conocieron en un rave a principios de los 90 y se unieron rápidamente detrás de los platos y en el estudio hacia el final de la década, lanzando una serie de sencillos en International Deejay Gigolo Records que mostraban un sonido único.
Fusionando un amor compartido por el Italo Disco más rebuscado y los sonidos New Wave de bandas como D.A.F., con techno y electro de Detroit, el “First Album” de 2001 desató una ola de conversos e imitadores, marcando el punto culminante del entonces floreciente movimiento electroclash.
“19” es el primero de los temas de este disco: beats crudos de caja de ritmos viejuna, bajos italoides y mini retazos vocales que se acompañan de cuerdas voladoras. Exactamente lo que quería escuchar. “Östbanhof” es el primer single que se extrae de este disco: secuencias robóticas y
resonantes como comienzo, beat de electro energético, melodías espaciales y mucho cosmos. Los vocales de Kittin ponen la guinda a este homenaje a Kraftwerk.
“Home à la mode” viene a continuación, esta vez con sabor a sinte antiguo y Liaisons Dangereuses, los vocales en francés me ponen a mil por hora.
“La Cave“, me recuerda al “Fade to grey” de Visage combinado sonido valenciano de la ruta destroy. Más vocales en francés, más cachonda me pongo.
“Malade” continúa este hasta ahora excelso tracklist: New Beat crudo y oscuro, especial para bailar con los cueros puestos y la pelota roja en la boca.
“Purist” regresa al sabor italo, juguetón y adolescente, huele a próximo single y a hit. Me acabo de quitar 10 años de encima viéndome a mí misma en la pista del Coppelia.
“Retrovision“, tiene más de techno y de Detroit que todo lo que he escuchado anteriormente: sintes sibilantes, 4/4 en los ritmos, detalles espaciales y bleeps combinados con ese spoken word en inglés con acento del sur de Francia. Sí mento a Dopplereffekt no voy muy desencaminada.
“Soyuz” despide esta obra maestra con electro crudo y sintético marca de la casa. Con la guinda de los vocales en ruso que ya me han dejado absolutamente KO.
Maravilla de disco, divertido y disfrutable sin perder un ápice de autenticidad. Lo voy a gastar de pincharlo.
De momento puedes ir catando “Östbanhof”: el álbum tendréis que esperar
hasta marzo para gozarlo.