Electrónica inteligente de diversos colores en este impresionante disco de Nathaniel Eras.
En el proyecto de la serie musical en evolución de Nathaniel Eras, que se deriva de trabajos conceptuales anteriores, se han programado tres lanzamientos únicos pero simbióticos titulados ‘Omniaglyph 0,1 & 2’.
El productor con sede en Los Ángeles ofrece un tríptico sonoro y evita cualquier noción estricta de género, sumergiéndose de cabeza en paisajes más profundos y esotéricos y adoptando los elementos más melancólicos que han marcado su extenso catálogo al combinar la belleza mística con composiciones sombrías, industriales y distópicas.
Con un enfoque instintivo hacia su música, el proceso creativo de Eras fusiona sonidos, patrones y texturas con la intención de abrir el debate y conectar ideas musicales dispares.
Con un celo por el ruido, el minimalismo y un vertiginoso sentido de la destreza rítmica, el tríptico ‘Omniaglyph’ ejerce poder con moderación que recuerda a las atmósferas post humanas aventureras de Autechre y el diseño de sonido oscuro y gruñón de Ben Frost o Jóhann Jóhannsson.
En la delgada línea entre el zumbido de los drones y las exploraciones ambientales eufóricas, el último trabajo de Eras es una potente combinación de abstracciones de bandas sonoras de películas con electrónica espectral.
Si bien gran parte de ‘Omniaglyph’ es un esfuerzo solitario, hay experimentos colaborativos con instrumentación en vivo que incluyen saxofón (Scott Page de Pink Floyd), síntesis modular (Conscious Summary), viola eléctrica (Kathia Rudametkin) y bucles de cinta de música concreta (Ana Reptiliana).