Nuevo trabajo de larga duración del italiano Ness, especialista en la zona profunda y nórdica del techno, en la que los detalles y el diseño sonoro priman por encima de la contundencia habitual.
En esta ocasión destila 8 variedades de su cosecha sónica en su particular
alambique electrónico con precisión matemática. A lo largo de las cuatro caras que comportan este vinilo doble recorre los ritmos fracturados, las texturas y la síntesis de sonido en una suerte de neo trance con toques tribales ideal para sonar al aire libre en los bosques y localizaciones secretas más gourmet este verano que se acerca.
El plástico abre con la pausada “Abbenay ( Mind )” con amplias y reverberadas piezas flotando sobre un bombo quebrado y samples de percusión orgánica.
“Nobody knows the Way” es el segundo corte del vinilo y entra de lleno en pasajes danzables, bombo seco de precisión, secuencias líquidas que recorren el estéreo y de nuevo detalles de percusión orgánica, combinando efecto motriz con meditación perfectamente ajustados en un inteligente arreglo.
La cara B abre con “Collective Dissonance“, con un sólido beat acompañado de frecuencias subgraves que se va salpicando de detalles sintéticos y ambientes flotantes. A destacar los samples vocales tratados y como en los temas anteriores los detalles orgánicos en la rítmica.
“Interplanetary Fugitives” engrosa los bajos y mete más tensión en los componentes melódicos que en este caso son más contínuos e hipnóticos. Los elementos se van sumando paulatinamente hasta la aparición de unas masivas cuerdas que aumentan la sensación de flotación de manera exponencial. La pizca de ácido que incluye pone la guinda.
“Like a Plucked Flower” no baja el pulso mecánico ni el mental en otra pieza de profundidad directamente emparentada con las anteriores.
“Transilient” es más sintética, eléctrica y rugosa que las anteriores, añadiendo una sutil distorsión a la secuencia principal que se acompaña a medio metraje de sintes gatunos y resonantes.
El tema que da título al disco hereda gran parte del discurso anterior pero con una carga melódica mucho más espiritual y preciosista.
Para terminar, “Hyphae” se despide en modo ingravidez con los pads y atmósferas como protagonistas.
Un trabajo de ejecución técnica perfecta, con mucha alma y mucha música dentro, que se degusta con los auriculares con placer y en las pistas de baile con sudor del bueno.