Pirámida: Nido (Pirámida)

La onubense marca un regreso silencioso pero preciso que reabre su territorio emocional: un paraje íntimo, por momentos vibrante y lleno de recovecos afilados que confirma que su universo no crece hacia fuera, sino hacia dentro.

Han pasado cuatro años desde que PIRÁMIDA irrumpiera, casi en silencio pero sin pedir permiso, desde los márgenes de la escena andaluza. Lo que entonces parecía un gesto tímido terminó convirtiéndose en una de las voces más singulares de la electrónica del sur: un cruce de pulsos, brumas y sensibilidad casi cinematográfica que la posicionó como una de las productoras más estimulantes del país. Hoy PIRÁMIDA vuelve para abrir un nuevo ciclo con NIDO, el adelanto de su próximo álbum, de nombre Sink or Swim, cuyo lanzamiento está previsto para finales de febrero.

Tras Vapour (2021), un debut que ya anticipaba su inclinación hacia los claroscuros y el minimalismo emocional, PIRÁMIDA firma ahora un proyecto construido sobre la tensión permanente entre el colapso y la reconstrucción. Sink or Swim no es un gesto dramático, sino una declaración de intenciones en la forma de un disco que examina la fina línea entre hundirse o resistir, y que articula ese dilema en forma de escenas internas, pausas que respiran y destellos que quiebran.

NIDO, el portal de entrada a ese universo, es una pieza electrónica con sensibilidad pop e influencias de UK garage; un territorio híbrido donde lo rítmico y lo íntimo conviven sin jerarquías, y en donde la producción vibra con un pulso contenido, como si cada beat sostuviera una delicada coreografía emocional. PIRÁMIDA habla del refugio frente a la desconexión; de quienes se cobijan en una pantalla mientras transitan una ciudad que nunca llegó a sentirse hogar. El resultado es un track que funciona como un pequeño ritual para resistir el ruido.

El lanzamiento llega acompañado de un videoclip dirigido por Víctor Candela, creado a partir del archivo personal de la artista: fotos, vídeos, capturas de pantalla y grabaciones en handycam. Un collage crudo y doméstico que funciona como un «nido digital», espejo íntimo del propio tema. El propio Candela será también el encargado de extender esa estética en el desarrollo visual del disco, aportando cohesión a un proyecto que piensa su narrativa sonora y visual como un todo.

Este universo se completa con un equipo creativo que refuerza su identidad expansiva: Valeria Arguello en el imaginario y diseño gráfico; Diana Ancien en 3D; Garrido Barroso, autor del cisne que preside el proyecto; y el propio Candela en la parte audiovisual. Juntos han cerrado un lenguaje visual reconocible, donde belleza y fragilidad avanzan de la mano.

Porque si algo define a PIRÁMIDA —el alias de la productora, cantante y compositora andaluza Rocío Fernández— es precisamente esa mezcla entre vulnerabilidad y firmeza. Su música se mueve en un espacio donde la emoción no es un discurso, sino una arquitectura que se sostiene en atmósferas construidas a partir de su voz, grabaciones de campo y una melancolía que opera como materia prima. Nacida y residente en Huelva, una ciudad industrial y periférica cuya identidad se debate entre fábricas, puerto y naturaleza salvaje, su sensibilidad está marcada por el movimiento constante. De ahí su vínculo profundo con el Reino Unido, donde vuelve de forma cíclica y cuyos ecos laten discretamente en su paleta sonora.

Con NIDO, PIRÁMIDA no solo vuelve, sino que construye un punto de partida, como un gesto íntimo, pequeño solo en apariencia, que anticipa un disco en el que la artista parece dispuesta a sostenerse —y sostenernos— entre dos aguas. Y en tiempos donde flotar ya es una forma de resistencia, Sink or Swim promete ser una compañía necesaria.