Rony Seikaly: Moonwalk (Stride)

Desde que se introdujera en la escena hace más de una década, Rony Seikaly no ha hecho más que dar razones por las que debe ser tomado en serio dentro del circuito internacional de house. Referencias en Subliminal, Swings Records o Nervous Records marcan una década de los 10s plagada de actividad y ganas de obtener una voz propia. Hoy, en mayo de 2022, llega el primer LP del productor (y vaya que si LP, 26 canciones) una muestra de poder, un ejercicio de concentración y expansividad. “Moonwalk”, debut en largo (doble LP) de Seikaly muestra a un selector -sí, a un selector- con muchas ganas de dejarse impregnar por sonidos ajenos, próximos y colindantes al house, desde el hip hop al techno o el trance; sin complejos, sin elitismos ni jerarquías.

Muchos samples vocales, colaboraciones con artistas como el rapero Diddy… “Moonwalk” desarrolla en sus 26 cortes una suerte de homenaje a la música de baile. Pasea sus beats y sus simples y efectivas melodías por escenarios del club, sin demasiadas pretensiones, sin un hilo conductor pero con un hambre por expresar de forma holística y diversa una forma de sentir: entre eufórica y nostálgica, entre sutil/sofisticada y sencilla. Desde luego, en alguna ocasión le pueden entrar ganas a uno de preguntarle a Seikaly: “¿Por qué 26 temas? Pero el conjunto se explica por sí solo. No es una playlist, no es una colección. Es un compendio, un sumario. Las contaminaciones del acid, del house más vocal o de las influencias de percusiones de world music; demuestran la profundidad de un repertorio que no quere limitarse a la expresión convencional de un disco de diez o doce tracks. En su lugar, “Moonwalk” pide, sin demasiados reparos y hasta con desparpajo, que varios tipos de oyentes puedan acceder a él. Que gocen con su amplia y original propuesta e incluso que escojan en función de sus preferencias.

Así, temas como “Just Wanna feel good” claman a un house más profundo, mientras que títulos con raíz española (caribeña: “Samba Drone” y sus percusiones,  “Baillar” y su piano) optan por un estilo más clásico y extrovertido. El resultado final, en cambio, destaca, sorprendentemente, por el idiosincrásico uso de las voces. Muchos más samples vocales de los que podríamos esperar en un LP de este estilo, humanizan la escucha y la devuelven a un espacio mucho menos abstracto e impreciso que el de una pista de baile cualquiera. De este modo, “Moonwalk” propone un recorrido diverso, divergente y hasta en ocasiones desconcertante por el club; pero nunca trata de convertir este proceso e uno complejo o inaccesible: todo lo contrario, mantiene el paseo a pie de tierra: sin excesiva excentricidad.

La inspiración para crear el álbum vino de mis emociones en ese momento: estaba sentado en el estudio con un lienzo en blanco y dejándome llevar por la corriente, creando música que sentí y lo que salió fue una historia de música house que se hizo desde dentro de mis emociones más profundas en ese momento. Cada uno de los temas del disco seguía un ritmo muy proceso natural de producción: empecé con las percusiones, voces y líneas de bajo… Dependiendo de lo que estaba sintiendo en ese momento. Fue una experiencia increíble, realmente lo disfruté“, dice Rony.

Debut en largo pero poco debut, el disco nos muestra a un productor, Rony Seikaly, enormemente experimentado y consciente de sus medios de producción. Veintiséis cortes o doce, el oyente normal simplemente va acogiendo ondas, decantándose, sintiendo cuándo conecta y cuándo no con cada una de las propuestas. Libre de todo escrúpulo o tabú, el LP se relaciona con el cuerpo de una forma más explícita y hedonista, poco ascética y menos reservada. A veces da gusto simplemente sentir.

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