Hace algo más de un año, poco antes de sumergirnos en plena pandemia, Sega Bodega, cofundador del emergente NUXXE (Shygirl, la excéntrica Brooke Candy) lanzaba su disco debut; el sorprendente e irregular “Salvador”. Esta semana llegaba, tras un par de singles bastante potentes, “Romeo” y es, efectivamente… Un disco mucho más interesante que su predecesor. En él, Salvador Navarrete (que a pesar de lo que pueda indicarnos su nombre, nació en Irlanda), acerca aún más su sonido al Bass, al deconstructed club y en general a estilos que cuesta ver mezclados con tanta versatilidad en un aparente pop vocal.
Porque “Romeo”, que narra la relación de su autor “con una mujer hecha de luz”, tiene además de todo esto, momentos de belleza coral y emotiva; que se ven sofocados por tremendos breaks y desconcertantes samples que destruyen cualquier punto de apoyo. Ahí queda la colaboración con Charlotte Gainsbourg (¡!), basada en un sample vocal y una línea de sinte grave y sensual… O la colaboración con Arca, “Cicada”, que entre una percusión casi industrial pero con un ritmo cercano al reggaetón, termina de abrir la invitación a un mundo bastante original. Y aprovechamos la inclusión de Arca en el disco para establecer una odiosa comparación. Porque, aunque Sega Bodega haya empezado de una forma menos anónima y más centrada en la gestión de su sello, la respuesta que nos produce su sonido resulta similar a la primera que nos produjo la venezolana cuando llegó a principios de la década de los diez.
Es cierto que Sega Bodega habla más de emociones positivas, de un optimismo o goce a lo PC Music (la canción “Um um” es sobre SOPHIE), inseguro pero que escapa a la soledad. Pero también es admirable y premonitoria la soltura con la que incorpora recursos de la música de baile más “de atrapaos” a ese pop aparentemente vulnerable y necesitado. En “Romeo” podemos oír, igual que en su día con Arca, muchos estilos converger hacia una nueva forma de música estandarizada (la que usarían después FKA Twigs, Björk, Madonna o Kanye West) y eso es una buena noticia. ¿Por qué? Porque hay algo alentador en esas pequeñas inflexiones que se forman en la música popular a través de artistas que conscientemente tratan, aplicando su idiosincrasia, de aportar algo que se sienta como realmente propio a la pila de copias baratas. Y porque resulta interesante y divertido pensar en cómo la música de radio incorporará breaks de Drum&Bass a su repertorio, cosa, le pese al purista al que le pese; inevitable (todo es territorializable). Aquí tenemos un ejemplo bastante sofisticado de ello, al comienzo de una década ¿Who’s next?