Un estudio del Instituto Nacional de Investigación Científica de la Universidad de Quebec demuestra que los bebedores que además fuman marihuana tienen menos probabilidades de desarrollar enfermedades como hepatitis, cirrosis e incluso carcinoma hepatocelular -cáncer de hígado-.
Los investigadores que han realizado el estudio analizaron a 320.000 pacientes que mostraban un consumo abusivo de alcohol. Terence Bukong, hepatólogo y jefe de investigación del estudio ha declarado: “Descubrimos que si las personas consumen cannabis de manera habitual -dependientes-, están mucho más protegidas de enfermedades hepáticas relacionadqas con el consumo de alcohol”. Las cifras son claras y meridianas: las personas que consumen muchísimo alcohol y que no fuman porros tienen un 90% de posibilidades de desarrollar enfermedades hepáticas, mientras que los bebedores moderados que fuman porros tienen alrededor de un 8% de posibilidades. Para los consumidores habituales de cannabis -dependientes- y que beben mucho alcohol, solo tienen un 1,36% de posibilidades.
Para entendernos, según este estudio el consumo diario de marihuana podría generar unas mejores defensas contra las enfermedades relacionadas con el consumo abusivo de alcohol si las comparamos con las personas que fuman porros esporádicamente o no fuman. De todos es sabido que la gran mayoría de fumadores de porros tienen peor dieta que los que no fuman: la gusa que provoca el cannabis lleva inexorablemente a consumir más calorías, refrescos con azúcar y toneladas de la denominada «comida basura»: hamburguesas, pizzas, bollería industrial, golosinas, etc… Las enfermedades hepáticas se asocian a la resistencia a la insulina y se dan cuando el hígado acumula mucha grasa, lo que altera los niveles de glucosa. Por lo tanto, cada vez que te fumas un porro estás protegiendo a tu hígado, incluso de toda la basura que comen cuando vas fumadísimo.
“Abusar del alcohol comporta la posibilidad de desarrollar un intestino permeable, es decir, las bacterias se transfieren del intestino y luego al hígado, que acaba inflamándose e incluso puede devenir en cirrosis o cáncer hepático” afirma Terence Bukong. La cirrosis y la hepatitis B son los principales factores de riesgo para los diferentes tipos de cáncer de hígado. Ahora sabemos porque toda una generación de españoles criados a base de la dieta de litrona y porros -heavys en su mayoría- han aguantado tanto tiempo sin morir de una cirrosis galopante: los porros les salvaron de ello. Veremos si esta generación que vive prácticamente en las calles y plazas de España –los urban– pegados a una lata XXL de bebida energética con toneladas de azúcar y porro de maría en la otra aguantan tanto. España huele a marihuana y sí, es preferible que huela a ello que no a hígado podrido.