Era la segunda cita del Ciclo DNIT tras la pandemia. Habíamos salido del CaixaForum con el cuerpo extraño tras el reencuentro de octubre, firmado por Minor Science y Mau Morgó (os lo contaba en aquella crónica sobre una conversación en Instagram). Nada de eso sucedió en la cita de noviembre.
En esta ocasión, unen fuerzas la música de la belga SKY H1 y los trabajos lumínicos y puesta en escena de la francesa Mika Oki, fruto de la residencia artística desarrollada por ambas conjuntamente en el último año.
El auditorio del CaixaForum de Barcelona aguarda oscuro y en silencio. El humo invade el espacio y, en el centro del escenario, un cilindro de gran dimensión aguarda la llegada de la productora belga y la videoartista francesa. No nos percatamos, pero ya están allí, en su interior, enfrentadas cara a cara.
Música ambient con fuerte contenido melódico nos da el primer abrazo de la noche. Los primeros beats y los primeros hi-hats no tardan en llegar, sorprendiendo a muchos de los asistentes. Se agitan las primeras cabezas.
Los regresos momentáneos al ambient son recurso recurrente, pero SKY H1 firma momentos de mucha más intensidad cuando, a la media hora de empezar, deja ir snares propios del breakbeat y reminiscencias trance noventeras. El mensaje suena profundo, épico, casi heroico.
El techno también tiene su cuota de protagonismo al hacer acto de presencia en formato clásico 4/4, poniendo al auditorio casi en pie. Sintetizadores nos trasladan al sonido techno melódico más habitual, aunque sin abandonar las bases y pellizcos de tono agudo, rotos y avanzados. La oscuridad reina en el espacio y sólo un estrobo cegador se permite plantarle cara.
El viaje va a más. Los breaks vuelven a escena, esta vez con mucha más violencia tanto en los kicks y drops como en el aspecto visual. El estrobo aumenta la intensidad y revienta cerebros a placer. Como si hubiesen querido exprimirnos para luego poder disfrutar mejor el descanso, SKY H1 y Mika Oki giran bruscamente y nos dejan reposar de la mano de un largo acto de clausura. El beat desaparece y el ambient vaporoso y envolvente del inicio reaparece con una potentísima línea de graves para abrazar sonidos cercanos al drone.
Aterrizamos tras un viaje al más allá. SKY H1 y Mika Oki aparecen entre el humo y entre el humo se desvanecen, siempre acompañadas por iluminación sombría y pausada. El resultado, una hora de convergencia estilística hilvanada sin prisas a la par que sin rodeos innecesarios. Ovación. Otro viernes en la cima.