El holandés Stefan Vincent recurre a los breaks, al electro y a la IDM para crear su obra más compleja.
Para el artista holandés Stefan Vincent, el sentimiento de melancolía también ofrece la oportunidad de encontrar la belleza. “La decadencia y la soledad pueden tener un propósito. La depresión puede enseñarte cosas. Sentir una profunda tristeza también significa la capacidad de sentir emociones profundas”, afirma. Con esto en mente, su álbum de debut en MUSAR, “Post-Melancholy”, desvela los vericuetos de lidiar con esta emoción, recurriendo a los breaks, el electro y el IDM para crear su obra más compleja hasta la fecha.
A lo largo de “Post-Melancholy”, Vincent rastrea la ola de melancolía y cómo se mueve a través del cuerpo, lo que permite momentos más ligeros junto con estados de ánimo más oscuros. Tal vez la pista más ligera del álbum sea su apertura ácida, “Eyes Unclouded”, con sus líneas ácidas elevadas y sintetizadores deslumbrantes, que actúa como una falsa pretensión para el resto del álbum. Pistas como “Poise”, “Arpeggino” y la meditativa “Yonghegong Lama Temple Exit F” también rompen la intensidad. Sin embargo, enclavadas entre las pistas más rápidas y con más bajos del álbum, estas aperturas más ligeras todavía se sienten como lágrimas.
Las asociaciones más comunes con la melancolía aparecen en temas como “Another Skin To Wear” y “You Know This Isn’t Going To End Well”, que crean una sensación más siniestra a través del IDM y las estructuras polirrítmicas del drum’n’bass. Particularmente en “Another Skin To Wear”, que toma prestado su nombre de una letra de Radiohead, el movimiento vertiginoso de la canción se siente realista en relación con el camino caótico y a menudo impredecible de la melancolía. Pero, como todos los grandes narradores de historias, Vincent deja el momento más conmovedor del álbum para el final con la rítmica “8AM on the Train… (For Maarten)”, dedicada a su querido amigo, Maarten, quien lamentablemente falleció a la temprana edad de 36 años.