Succession: Algo se muere en el alma cuando un amigo se va

Succession es una de las mejores series de la historia de la televisión, un producto perfecto, sin mácula, que te engancha sin necesidad de artificios o trucos baratos. Una obra de arte audiovisual que nos deja con un sabor de boca inmejorable y con un vacío en el corazón irreparable.  

Cada vez que acaba una serie de la que he estado enganchado, como un yonki de Filadelfia al fentanilo, me agarra una sensación de vacío indescriptible. Es como si un agujero negro enorme se apoderara de mí y me engullera hacia un estado de orfandad “dickensiano”, sin esperanza y sin capacidad de ver un futuro que no esté plagado de sombras y de canciones de Radiohead. Nunca volveré a ver una serie tan buena como ésta. Esa es la frase que se instaló en mi cerebro y que he repetido como un mantra durante unos días tras ver el último capítulo de “Succession”. Pocas producciones audiovisuales me han dado tanto como esta obra maestra, deseando que llegara el lunes lo antes posible para sentarme en el sofá y devorarla hasta el tuétano. Por eso ante su ausencia, no me basta con regocijarme por haber presenciado una de las mejores series de la historia, prefiero sumirme en el duelo y unirme a un coro de plañideras televisivas. Afortunadamente soy consciente de que este estado de ánimo cambiará con el tiempo y que durante lo que me quede de vida volveré una y otra vez a visionar este magistral trabajo.

Sin poner un orden concreto, “Succession” se une al Olimpo de las series de televisión junto a Breaking Bad, The Wire, Los Soprano o Mad Men. No hay discusión en esto, porque esta producción de Jeremy Strong es puro cine, es caviar en todos los sentidos. Una producción excepcional, un guión maravilloso y unas interpretaciones exquisitas. No hay errores en esta serie, no hay conveniencias, no hay fallos de guión, no hay deux ex machina, no hay actuaciones flojas…, todo está hilado a la perfección y el único reproche que se le puede hacer es que debería haber sido eterna y no terminar tan pronto. Podría escribir y escribir sobre la serie y petar el servidor de Beat Burguer, pero en esta ocasión quiero centrarme en un aspecto que marca la diferencia entre una buena serie y una serie para la historia: la empatía con los personajes. Porque los personajes de “Succession” son una panda de hijos de puta de primer nivel a los que coges cariño, con los que te identificas aunque ellos vivan en un mundo que ni siquiera podrás rozar. Esa magia ha sido posible porque sus personalidades están tan bien definidas y trasladadas al espectador, que en cada uno de ellos ves aspectos humanos reconocibles, situaciones y sentimientos que en algún momento has experimentado. Por eso, más allá de la trama quiero presentaros a los miembros de una familia de millonaria que no pueden escapar a su destino y a la naturaleza común del ser humano.

LOGAN ROY

El patriarca, el puto amo, el pilar sobre el que pivota el resto de personajes. Una fuerza de la naturaleza desatada, ese viejo león capaz de devorar todo lo que encuentre a su paso. Un asesino despiadado en los negocios, un depredador insaciable, un magnate que se ha hecho a sí mismo desde la miseria y que lejos de buscar construir un mundo mejor se centra en hacerlo más peligroso y feo para así conseguir un rédito. Un hombre incapaz de amar, desconfiado, ambicioso, que trata a sus hijos con crudeza. Ser duro es la mejor actitud para afrontar la existencia, si eres cariñoso y tolerante la realidad te aplastará. Logan Roy ama a sus hijos pero lo hace de una forma retorcida, primitiva, ya que cree que al infligirles dolor y resentimiento les hará más fuertes. Este viejo hijo de puta demuestra que para tener éxito en el mundo del poder hay que entrar a matar, no hay que empatizar, simplemente hay que agarrar la oportunidad y arrancársela de las manos con la mayor violencia posible. Yo he conocido a un Logan Roy en mi vida, un jefe que acojonaba hasta el punto de anularte y que utilizaba el dinero para someterte…y estoy seguro que si lo pensáis, vosotros habréis conocido a alguno también.

KENDAL ROY

Aunque no es el hijo mayor, es el primogénito de la segunda esposa de Logan. El principal heredero de la empresa, sobre el que recae la presión de imitar la vida de triunfos empresariales de su padre. Una presión insoportable y tóxica, asfixiante y enfermiza, que convierte a Kendal en un ser lleno de dudas y complejos. Ambiciona ser como su padre y a la vez le causa rechazo, quiere imitarle pero también quiere actuar de forma diferente, trazar su propio camino. Pero no se da cuenta que es imposible, Kendal nació en una cuna de oro, no tuvo que luchar por construir nada, le vino dado. Por lo tanto no tiene ese instinto de supervivencia asesino, no tiene ese colmillo afilado para desgarrar a sus víctimas. Ese es el motivo de sus constantes derrotas. Aunque posee talento para los negocios y entiende mejor que su padre los mecanismos de los negocios modernos, falla en lo mollar, no entiende que el mundo en las altas esferas no respeta a los que dudan, a los que se ponen en lugar de los otros, a los que muestran aunque sea una mínima brizna de humanidad. Kendal pierde porque no busca simplemente el éxito empresarial, lo que Kendal busca en el fondo es la aprobación de su padre en vez de su destrucción.

SHIV ROY

La única hija de Logan, el reflejo de la ambición femenina en un mundo de hombres. Una mujer que aparentemente tiene principios, pero no deja de ser una fachada, ya que su máxima ambición es la misma que la de sus hermanos…el poder. Shiv creció con una figura femenina ausente, su madre pasaba de ella tanto como de sus hermanos y eso le marcó, porque si los hijos inconscientemente se ven reflejados en el padre, las hijas tienden para bien o para mal en verse reflejadas en la madre. Shiv aprendió a no amar, o al menos aprendió una forma de amor tóxica, venenosa, como demuestra su relación con Tom. Una relación que se basa en la desconfianza, el egoísmo y las faltas de respeto toleradas. Aunque parezca en un principio que Shiv no desea el poder a cualquier precio, con el paso del tiempo el virus de los Roy está inoculada en su sangre y termina parasitando su vida. Los escrúpulos desaparecen y emerge una Shiv sin complejos y despiadada. Pero por desgracia para ella, su condición femenina juega en su contra, la atmósfera repleta de testosterona que reina en las esferas más altas del poder le discriminan, el machismo en el mundo los negocios es un hándicap demasiado voraz para ella.

ROMAN ROY

El hijo pequeño, el bufón de la corte, un desgraciado consciente de su posición de privilegio en la sociedad y que la usa para combatir sus complejos. Complejos de inferioridad, complejos por la falta de cariño y complejos sexuales que le arrastran a no poder tener una relación intima con nadie. Roman es masoquista, es débil, frágil, inadaptado, pero con momentos de brillantez que dan a entender que se trata de algo más que de un crío mimado. Es mordaz en sus comentarios, afilado en su humor inteligente, cruel desde su trono de oro. Todo este comportamiento simplemente son herramientas de defensa, llamadas desesperadas de atención. Roman en un principio no desea el poder, le parece algo naif, pero poco a poco se va infectando con su aroma. La relación con su padre es como la de un cachorro apaleado en la que se mezcla la admiración y el miedo más absoluto. Le ama y le teme al mismo tiempo, buscando una aprobación sin condiciones que no llega nunca y que le empequeñece cada vez que coinciden en pantalla. Con sus hermanos el trato es más relajado, comparte esa falta de cariño paternal, siempre buscando una distensión a través del chascarrillo, pero con ese ADN Roy que le empuja a traicionarles cada vez que tiene una oportunidad.  

CONNOR ROY

Connor es uno de los alivios cómicos de la serie, el único hijo de la primera mujer de Logan y hermanastro del resto de los cachorros Roy. Connnor es el estereotipo perfecto del millonario con dos neuronas, el rico atontado con los pies alejados de la realidad que flota en un mundo de apariencia. Connor es el típico aristócrata europeo cuyo único propósito es ser un bon vivant, vivir en la opulencia con cero preocupaciones reales. Un ser que pese a tener de todo se aburre y ese aburrimiento le lleva a meterse en aventuras alocadas y excéntricas, como postularse como próximo presidente de los Estados Unidos. Connor no se libra de la dinámica familiar de tener relaciones sentimentales normales. De nuevo la falta de cariño por parte de su padre y la ausencia de una figura materna le llevan a buscar una pareja florero, una mujer para la fotografía. Pero Connor termina convirtiéndose en una figura de bondad a su manera, alejado de las conspiraciones maquiavélicas de sus hermanos y centrándose en vivir sin que los problemas puedan afectarle ni una pizca.  

TOM WAMBSGANS

Todos hemos conocido alguna vez a un Tom Wambsgans. La típica sabandija trepa capaz de moverse sin remordimientos por la mierda. El típico pelota del jefe, el que le realiza felaciones sin importar el cómo y el dónde, el que por ascender unos centímetros en la escala social no duda en vender a su madre, a su abuela o al espíritu santo. Tom es la pareja de Shiv, un marido florero que pese a pertenecer a una clase acomodada quiere seguir ascendiendo a toda costa. Le encanta el poder, el postureo y ser reconocido entre la alta sociedad como una figura destacada, sin importarle que cuchicheen a sus espaldas y le señalen como un tonto a las tres con aires de grandeza. Pero Tom también es divertido, ingenioso, con alguna de las mejores líneas de la serie, formando una dupla cómica con el primo Greg excepcional. No os confundáis, Tom no es gilipollas, es maquiavélico y sabe mover las fichas del tablero, es un experto en la conspiración y en aguantar todo lo que le echen a sus espaldas. Tom es una de esas personas que causa desprecio y que consigue que afirmes que la vida es injusta, ya que si alguien con esa falta de escrúpulos es capaz de conseguir el éxito, para qué cojones sirve hacer las cosas como corresponde y comportarse como un hombre o una mujer de bien.

GREGORY HIRSCH (EL PRIMO GREG)

 Sin duda alguna el alivio cómico de la serie. Un patán larguirucho, un joven torpe y descoordinado con dos neuronas cuyo único mérito es pertenecer a una de las familias más poderosas del mundo. Su rol es lo más parecido al de un bufón ausente, ausente porque el resto de personajes parecen ignorarle, incluso se extrañan cuando le ven revoloteando a su alrededor como una mosca en un zurullo. El único que se ocupa de él es Tom, más que ocuparse se aprovecha de él, le tortura, le martiriza, le explota sin misericordia. Y no porque únicamente vea en Greg un idiota descerebrado, lo hace porque le recuerda a él, porque puede oler ese aroma de trepa sin miramientos en el cuerpo del primo. Y Tom no va muy desencaminado, ya que si el comienzo de Greg es como el de un personaje de dos tontos muy tontos, poco a poco se ve como florece esa planta carnívora que espera paciente se pose sobre ella para engullirla. Greg abandona la inocencia por la conveniencia, la aparente bondad por el veneno sutil y enmascarado.  Un personaje icónico con algunos momentos hilarantes y surrealistas, de los mejores de la serie.  La brillante construcción del personaje de Greg consigue que pasemos de querer adoptarlo a querer matarlo, de ser un cachorro indefenso a un pitbull con colmillos afilados.

Succession es una de las mejores de la historia de la televisión, un producto perfecto, sin mácula, que te engancha sin necesidad de artificios o trucos baratos. Una obra de arte audiovisual que nos deja con un sabor de boca inmejorable y con un vacío en el corazón irreparable.