Chris y Steve Martinez llevan la música en las venas. Ya de pequeños ejercían de multi-instrumentistas en los oficios dominicales de la parroquia de su barrio, el Bronx, alentados por un padre asiduo a “la casa madre”, el histórico club ubicado en el número 84 de King Street en Nueva York, el Paradise Garage, donde Larry Levan lo empezó todo. Esa pasión por los sonidos latinos de los 70 y la cultura de club underground, -transmitida por un padre fuera de lo común en la época-, sigue vigente hoy en día en las maneras de The Martinez Brothers: house pasado por el exquisito tamiz de una cultura musical y sentimental que se refleja tanto en sus sesiones como en sus producciones (ya sean en su propio sello Cuttin’ Headz, los remixes que hacen para otros artistas o en sus sets como DJs).
Su primera sesión como Djs les pilló aún en la escuela secundaria. Dennis Ferrer (historia viva del house americano, productor y DJ de referencia en la vertiente más soulful del house) les invitó a pinchar en el club Shelter, templo de referencia neoyorquino para los amantes del género en los 90. Cuando tomaron la cabina de la planta baja a las 4 A.M, el gran Timmy Regisford que estaba pinchando en la planta superior tuvo que cerrar la sala y bajar a la pista de abajo para contemplar, atónito, que unos críos que aún no habían acabado la escuela, ponían patas arriba un club marcado por un público que consideraba el lugar como un templo de libertad sexual, hedonismo y muy exigente con lo que allí sonaba y se bailaba.
Fue ese día en que muchos (Dennis Ferrer el primero) vieron que esos dos imberbes tomaban el testigo de lo que un día fundaron Danny Tenaglia, Danny Krivit o François Kevorkian: el house tenía futuro. Hijos de emigrantes puertorriqueños estaban definiendo desde el Bronx neoyorquino y desde la base, un nuevo sonido que se gestó a principios de los 70 en los tres focos principales de su historiografía (Chicago, Detroit y NYC) y que ahora refundarían agitándolo vigorosamente con el flow del hip-hop y el Groove del techno contemporáneos.
Dennis Ferrer les editó su primer EP en su sello Objektivity. My Rendition fue la primera piedra en una carrera meteórica de éxitos underground que luego se convirtieron en auténtico himnos para clubbers de medio mundo gracias a su residencia (y absoluta revitalización del “clubbing de calidad” en el DC-10 de Ibiza) y el pistoletazo de salida para convertirse, años más tarde, en indispensables en cabinas y festivales de medio mundo.
El que les escribe recuerda perfectamente la primera vez que sonó el Out of Time de Moddtrap en la terraza del DC-10, era 2012 y la manera de seleccionar, enlazar y mezclar los temas que vendrían después (desmarcándose del house trotón que imperaba en la isla) marcaron un antes y un después en el devenir del club y de cómo se bailaba y disfrutaba allí.
Un año después el público ya iba expresamente a ver -y disfrutar- a esos dos hermanos del Bronx que soltaban como una bomba de deflagración su remix del A better Light de Santos Resiak editado por One Records: absoluta genialidad y muestra de cómo se puede hacer un tech-house absolutamente bailable, que se te mete por la espina dorsal sin necesidad de caer en la chabacanería, el bombito y subidón casi dreamy imperante en el sector de la época.
Las sesiones ibicencas del 2013 les llevaron a poner el sello de identidad global a las fiestas de Circo Loco, siendo elegidos un año después por Mixmag como DJs del año, describiéndoles como “no hay nadie que les haga sombra -sea DJ o dúo de DJs- cuando se ponen a manejar a la audiencia: el público baila a su antojo”. Hace cinco años ya eran auténticos chamanes en sus sesiones: subiendo, bajando, llevando a la pista al éxtasis. Poniendo una frontera claramente visible y distinguiéndose de otros Djs que solo buscaban el “hands up” entre un público aborregado.
A finales de 2013 lanzaron Warhol / Basquiat, que el crítico de referencia en esta casa, don Philip Sherburne, nombró “Dance Track of the Week” en la revista SPIN. El EP era una patada en la boca a lo que por aquel entonces se rumoreaba en los mentideros del star system y que luego resultó ser verdad: Jay-Z y el ínclito Kanye West (por aquel entonces aún con algo de dignidad bancaria) hacían competición de quién compraba más obra de los dos pintores mencionados en el título del EP de los hermanos Martinez. El EP y su secuela son una rara avis imprescindible para saber lo que transita por sus mentes: mantras electrónicos casi psicodélicos, hip-hop, disco volátil y experimentación que, en su sector, nadie ha sido capaz de igualar. Un “seguid con el 4×4 que nosotros, ya si eso, nos vamos por la tangente, porqué sabemos lo que es una tangente”.
2013 también sería recordado por su remix del Bigger Than Prince de Green Velvet, demostrando su rango como productores: un track con un groove oscurísimo, crudo y acentuando las partes vocales como martillazos directos a la cabeza. Este remix fue el escogido como el más pinchado en 2013 en el Amsterdam Dance Event (junto con Sónar Barcelona, la mayor celebración de la cultura electrónica en Europa). Durante ese mismo año empiezan a organizar las fiestas Mad Beats & Crazy Styles, ofreciendo a su público neoyorquino la posibilidad de explorar sus influencias y raíces musicales indisolubles a la ciudad que les vio nacer.
Fundan su propio sello Cuttin’ Headz, protagonista del showcase de este domingo en Brunch In The Park Barcelona, dando rienda suelta allí a sus proyectos más experimentales. También en 2013 –una especie de Año Jacobeo para el dúo- sale la primera referencia de Tuskegee: discográfica –y sesiones b2b- con otro personaje clave para la electrónica de baile del siglo XXI: Seth Troxler. Dios los cría y ellos se juntan, ya sea en barbacoas organizadas y cocinadas por Troxler –conjuntamente con DJ Sneak los Djs más entendidos en materia cárnica y brasa-, editando singles marcianos o llevando a cabo sesiones a seis manos que hacen las delicias de connaisseurs y de neófitos, como así demostraron el 28 de agosto del año pasado a su paso, precisamente, por el Brunch In The Park en Barcelona.
En cuanto a la producción, destacamos en sus extensas colaboraciones –por lo cualitativo y repersentativo- las hechas con el legendario Nile Rodgers de Chic y con su amigo Bodega Bamz (todo queda en el barrio). Aficionados al vodka con zumo natural de naranja (aunque alguna vez les ha pasado factura estomacal en pleno set) y a los cigarrillos aliñados, siempre tienen un momento para agradecer a Dios (católicos practicantes y convencidos) todo lo que están viviendo durante los últimos años, haciendo paradas técnicas en su casa del Bronx para comer el famoso pollo frito de su madre y ser bendecidos por ella y su entorno más próximo.
Precisamente a ese entorno más próximo pertenece el otro protagonista del showcase de Cuttin’ Headz en Brunch In The Park Barcelona: Jesse Calosso. Vecinos de infancia, puerta con puerta, con los hermanos Martinez –ellos lo consideran su primo-, el interés por la música de Jesse Calosso surge de una forma igual de natural que en el anterior caso: las incursiones nocturnas de su padre con Steve Martinez senior en la profundidad de los clubes de NYC como el Paradise Garage y el afán coleccionista de vinilos “disco” de su padre le cautivaron y le introdujeron en un mundo del que jamás saldría: el house y sus vértices techno.
Jesse también utiliza a menudo parámetros “disco” –que descubrió en el ático lleno de vinilos que tenía su padre- como punto de partida para sus producciones, mencionando también a referentes como Derrick Carter, Robert Armani o Robert Hood como influencias. Sus producciones están marcadas por la percusión subida de tempo, las líneas de bajo distorsionadas y oscuras aportando una nueva vuelta de tuerca siempre fresca al house americano. En 2015 sus temas Serving Size y Whatever Right Now aparecen en el EP de Tuskegee The Come Up Vol 1: un trabajo de referencia para los amantes de estas sonoridades que edita conjuntamente con The Martinez Brothers y Blas Cordero bajo el alias de The Dutch Brothers y que le catapulta como “the next big thing” fuera y dentro de NYC.
Calosso también forma parte del colectivo Soundview con The Martinez Brothers y Phil Moffa. Los dos tracks que forman el EP The Method, editado por Tuskegee (Do You Miss Brooklyn y Nex Generation) siguen siendo “clásicos básicos” de The Martinez Brothers en sus sesiones.
The Incoming publicado Cuttin’ Headz el año pasado le convierte en el escudero oficial de los hermanos Martinez y en la gran esperanza para retomar y reconducir los derroteros del house de calidad orientado al clubbing más acostumbrado a sonoridades musculosas propias del techno: una joya.
Jesse Calosso dará mucho que hablar en el futuro, sus sets como DJ tienen una clase y una fuerza fuera de lo común en el panorama actual, quizá sus planteamientos y sonoridades comulguen más con ámbitos diurnos -afterhours-, pero en Brunch In The Park tenemos una oportunidad única de contemplar como plantea una sesión la gran esperanza del Bronx.
Completa el showcase Tiga, otro clásico en los b2b con The Martinez Brothers. El canadiense siempre fino y siempre cuidadoso con su selección en sus sesiones nos sorprendía recientemente en su Instagram reconociendo que había hecho “una sesión de mierda” en Roma.
Otra “rara avis” en el gremio y primera vez que el longevo que les escribe comprueba que un artista reconoce de forma sincera que ese día hubiese sido mejor quedarse en la cama (David Morales y su ego, si han leído el post de Tiga, deben estar en urgencias del Mount Sinaí del ataque de risa). Sea como fuere, Tiga y los hermanos Martinez son sinónimos de calidad tras los platos y así lo demostrarán este domingo en una cita indispensable en Barcelona.