El presente 2014 ha sido a todas luces el año más activo y ecléctico del sello californiano Leaving Records. La poliédrica plataforma comandada por el gurú Matthewdavid, que este mismo año ha presentado a título personal su tercer LP vía Brainfeeder y reivindicando semana tras semana su particular concepción del New Age, el Ambient y la experimentación sonora mediante las ondas del colectivo Dublab, se ha asentado como una consistente propuesta aglutinadora de beats abstractos, paisajes tántricos y todo tipo de saltos al vacío sonoros de difícil catalogación. Planteando cada referencia como parte de una genuina e intransferible visión, dentro de la cual aparentemente no existe una estricta linealidad estilística sino más bien una concisa intención, el sello hilvana su catálogo sorpresa tras sorpresa. Sacudiéndose cualquier tipo de prejuicio y sin tener sin la necesidad de pertenecer a ningún corriente que goce de una aceptación mayoritaria.
Tras publicar los más recientes trabajos de DNTEL, Ssaliva o Mndsgn, el libertino sello presenta el debut en formato larga duración de uno de los artistas previamente ya estrenados en su nómina, el joven Brogan Bentley. De este modo, tomando como precedente su homónimo cassette publicado dos años atrás, Matthewdavid destapa sin reservas el que seguramente haya sido hasta el momento uno de sus secretos mejor guardados.
“A sonic documentation of coming into new skin, living in it, and shedding it”.
Con estas ambiguas y escuetas palabras presenta el artista residente en San Francisco “The Snake”, su mayor esfuerzo creativo hasta la fecha y que le ha llevado de cabeza cerca de año y medio. Un tiempo bien empleado (grabado en 2013, el año de la serpiente en el zodíaco chino) teniendo en cuenta el resultado final, del que puede estar más que orgulloso.
Abre el viaje por las escamas de su reptiliano viaje “The Difference”, un anticipo demoledor y sentido con altas dosis de fantasía o profundidad que invita al oyente a adentrarse de lleno en un detallado escenario cargado de emoción desde la primera toma de contacto. El espectro taciturno, brumoso y en definitiva constantemente plagado de contrastes entre repentinos rayos de luz mezclándose con solemnes claroscuros sobrevuela toda la duración del disco. Pero lo que más sorprende quizás es el catárquico y evocador signo distintivo que se puede apreciar en todo momento pese mostrar mucha versatilidad en el planto estrictamente rítmico.
Ralentizados beats R&B escondidos tras penumbras y ecos bañados en helio (“No Less”, “Dawn”), envolventes estructuras 2-Step y UK-Funky que bien gustarían a Pariah, Clubroot o fans de Burial (sí, Burial) añorados de temas en la senda de “Raver” (“Last Light”, “What If I Fall”, “St John”), acelerados y elegantes ejercicios Footwork con los ojos, los pies y el corazón puestos en Chicago (la sensacional “Give Myself To You” o la más planeadora “Smoke”), radiantes pasajes Jungle que parecen invocar cierto eco de los días dorados del amen break atmosférico y espacial en los que reinaban A Guy Called Gerald o Goldie (“The Wolf” y especialmente el brillante cierre “Goodbye”) y una auténtica gema con la que puede llegar a ser muy fácil ponerse en órbita lunar como “Heal”.
El carrusel de estilos mostrados en las doce canciones de “The Snake” puede sugerir a primera vista algo de vértigo o dispersión, pero ocurre completamente lo contrario si uno se deja seducir por la sorprendente coherencia estética y el gran magnetismo emotivo que consigue transmitir el debutante Brogan Bentley con sus desarrollos melódicos, ambientales y vocales (especial mención a estos últimos).
Moldear como debut larga duración el recorrido por una densa y emocionante burbuja sonora en cuyo interior se estiran y contraen elásticamente intangibles que solo entienden de sentires o vivencias no es fácil. Tratar de hacerlo sin caer en la redundancia o la inconsistencia aún más difícil, se presume. Por ese motivo, el hecho de conseguir hacerlo con tal entereza, nervio y personalidad, tan solo puede ser traducido en aplausos y ovación para nuestro protagonista de hoy (y para Leaving Records también, por anotarse otro tanto).