Si hay un momento que pueda definir el primer desfile de Virgil Abloh como director creativo de Louis Vuitton, es ese: el abrazo entre el diseñador y su amigo, colaborador y a veces mecenas Kanye West, una vez acabado el show. Virgil y Kanye, Kanye y Virgil, hermanos de estética y ambición, al borde de las lágrimas en París. No había que ser muy listo para reconocer el simbolismo de la escena: la cultura de la calle, representada por el streetwear, había tomando finalmente el control de la alta moda. Y el día estuvo repleto de símbolos.
Para empezar, Ghost town del propio Kanye West sonando, con ese puente -“I’ve been trying to make you love me. But everything I try, just takes you further from me”– que era una declaración de intenciones prestada. Entre los modelos, de todas las razas, Kid Cudi y Playboi Carti. Y el nombre de la colección “We are the world”, menos Stevie Wonder de lo que parece: con él, Abloh quería decirlo alto y claro. Este es nuestro mundo, también.
El primer desfile del primer director creativo afroamericano del mundo del lujo fue, por tanto, varias cosas: un triunfo personal, el de Virgil, y un símbolo de cómo el mundo del streetwear ya ha asaltado directamente el trono. La colección seguirá estando al alcance de pocos, pero el canon ha cambiado definitivamente. Ya no solo la alta moda se fija en lo que ocurre en las aceras, lo toma prestado y lo devuelve con una etiqueta con muchos ceros. Ahora ya ha aceptado a uno de ellos.
Virgil Abloh también aprovechó la presentación para revelar que Benji B se convierte en el director musical de Louis Vuitton. El DJ británico ya ejerció un cargo similar en la firma Céline y ha puesto música a diversos actos de la Paris Fashion Week.