Ya puedes disfrutar de esta joya de la electrónica que pone de manifiesto el talento inconmensurable del danés.
En mayo, los fans de Trentemøller ya pudimos escuchar “A Different Light”, el primer tema nuevo desde 2022. Musicalmente, una impactante mezcla de psicodelia, rock espacial y folk. El segundo avance, de título “Dreamweavers”, aterrizó en junio y unas semanas después, a finales de julio, vió la luz una tercera y última canción: “Nightfall”. Todas pertenecen al nuevo disco del danés, “Dreamweaver”, publicado a través de su propio sello In My Room el pasado viernes 13 de septiembre.
El nuevo LP incluye 10 temas. En él se manifiesta la enorme solidez musical de Trentemøller, a la vez que representa un evidente salto artístico, ya que -sin desmadrarse- explora nuevos métodos y caminos. Si bien la música y las letras son suyas, los temas cantados son cosa de la islandesa Disa, quien ha estado en la órbita del danés desde la gira con el disco “Memoria” donde sorprendió a la audiencia con sus propias versiones. Recordemos igualmente que ya contribuyó en 2022 en títulos como “Into The Silence” y una versión de “Cops On Our Tail”, original de los compañeros de viaje de Trentemøller, The Raveonettes.
La canción que abre “Dreamweaver”, es precisamente “A Different Light”. En ella se exploran dicotomías, se juega con las sombras, también se percibe la habitual frialdad nórdica no exenta de alguna tonalidad cálida y notas de guitarra clásica con cuerdas de nilón que comandan de principio a fin la canción. Arpegiada y circular. Acto seguido aparece “Nightfall”, vocal y sin ataduras. Está asentada sobre un riff hipnótico y donde se suma la melancolía de las guitarras y el frío del desierto a primera hora de la mañana. Momento para “Dreamweavers”, un equilibrio entre percusión electrónica y voces, que cabalga a trote suave. Un tira y afloja ‘consentido’ donde capas, melodías, un sorprendente clímax y distinto tipo de fuerzas se abrazan.
El LP está a punto de entrar en su siguiente fase. Con la escotilla arrancada de cuajo, la ensordecedora “I Give My Tears”, impulsada por una línea de bajo confusa y radiante, nos cae a peso continuando su deriva hacia el vacío. Le sigue su hermana, la pista más caótica del nuevo disco: “Behind My Eyes”. Resultante como una pieza de pandemónium de noise rock, no se aguanta contenida en su lujosa bóveda. Latigazos y guitarras convulsionadas se enfrentan entre sí a lo largo y ancho de la canción. La tensión aumenta a medida que las partículas chocan, superando el punto crítico, e iniciando la reacción en cadena que es el estribillo. A veces evoca las composiciones proto-shoegaze que dieron origen al dream pop, en otras define de nuevo lo que es. Pero no, no hay tiempo para apreciarlo a fondo ya que la canción se desintegrará en un abrir y cerrar de ojos.
Respiramos a continuación con “Hollow” y “Empty Beaches”, dos ejercicios de sonambulismo. Luego, regresa la intensidad con las texturas crecidas y las ráfagas de tambores tribales de “In A Storm”, estas toman el control antes de ser eliminadas por el slo-core ambiental de “Winter’s Ghost” y “Closure”. Este díptico cierra de hecho un álbum que a priori debe parecernos acorde con un guión realizado por el maestro Trentemøller, pero también puede notarse como un trabajo más psicodélico que propuestas anteriores.
¡”Dreamweaver” es una experiencia sumamente inmersiva que liberará todas las alucinaciones latentes que puedas estar albergando!