Se estrena Alien: Covenant y toca pasar revista a una saga que han tenido muchos altos y bajos en forma de precuelas, secuelas y spin-offs. Y es que treinta y ocho años de historia xenomorfa dan para mucho. A continuación viene un repaso no cronológico a la franquicia. Nos mojamos con un top que va de lo peor a lo mejor. ¿Están de acuerdo con las posiciones?
7- Alien vs. Predator (2004) y Aliens vs. Predator 2 (2007)
El punto más bajo de la saga fue este cruce a lo Freddy contra Jason (2003) con el universo de Depredador (1987). Sobre el papel era una buena idea y así lo demostró el comic original publicado por Dark Horse que en 1989 unió por primera vez a los dos extraterrestres asesinos. Pero su traslación cinematográfica fue un bajón que se acercó sin quererlo a eso del trash involuntario. ¿Lo mejor de estos dos spin-offs? Habernos dado una reina Alien del tamaño de un edificio de cuatro pisos capaz de correr por la Antártida como Carl Lewis en la pista de tartán, y una especie híbrida entre un xenomorfo y un depredador. Sí, todo muy loco.
6-Prometheus (2012)
Lo que en principio iba a ser una película inspirada levemente en el universo de Alien, se acabó convirtiendo en una precuela en toda regla. De hecho se podría haber titulado Alien: Origins. Quizás por ese cambio a última hora que llevó a reescribir y reconsiderar su naturaleza y que acabó poniendo a un proto-xenomorfo en su desenlace para justificar su pertenencia a la saga, Prometheus fue y es un proyecto claramente fallido. Ahora bien, no está carente de interés. Su recuperación de elementos desechados del guion original de Dan O’Bannon es un acierto: las referencias a las teorías del escritor Erich von Däniken o los homenajes más que evidentes a Terror en el espacio (1965) de Mario Bava. El problema principal aquí, es que a Ridley Scott (que volvía al universo Alien tres décadas después de hacerlo por primera vez) y a Damien Lindelof se les fue la mano con el toque metafísico/mesiánico de la historia: el origen de los seres humanos y la existencia de Dios. Una carga filosófica que ahogaba el relato.
5-Alien: Resurrección (1997)
¿El director de Delicatessen (1991) y La ciudad de los niños perdidos (1995) dirigiendo la cuarta parte de Alien con Ron Perlman y Dominique Pinon de coprotagonistas? ¿Winona Ryder en el espacio? ¿Sigourney Weaver–Ripley reconvertida en un clon? Alien: Resurrección quizás no sea una de las mejores entregas de la saga, pero si un divertimento de primer orden que, estéticamente, rompía con los blockbusters de Hollywood de los noventa. Los primeros planos y las ópticas raras utilizadas por Jean-Pierre Jeunet nos dejaron con el culo torcido en el buen sentido. Por no hablar de las extrañas fisonomías de Perlman y Pinon, toda una provocación para el look apolíneo de la mayoría de protagonistas de este tipo de productos hollywoodienses. Por cierto, Álex de la Iglesia estuvo a punto de dirigirla, pero sus compromisos con Perdita Durango (1997) se lo impidieron.
4-Alien³ (1992)
Un David Fincher ansioso por debutar en el cine tras una exitosa carrera como director de videoclips aceptó el marrón de Alien³; uno de los proyectos más controvertidos y problemáticos del Hollywood de los noventa dados el número de reescrituras y cambios de realizador que sufrió hasta la llegada de Fincher. Escrita por Walter Hill (uno de los guionistas del primer Alien), la tercera parte de la saga es un relato neo-gótico ambientado en una prisión espacial donde las armas no están permitidas. Para los fans de la saga que vimos la película en el cine siendo solo unos adolescentes fue un shock considerable eso de ver a Ripley rapada al cero sin un pistolón lanzagranadas, y no supimos digerirla de forma adecuada. Ahora bien, con el paso del tiempo, es indudable que el debut tras las cámaras del director de Zodiac (2007) es una rara avis dentro del cine comercial de la época. Una obra que prefigura cosas de Seven (1995), The Game (1997) o La habitación del pánico (2002), en su concepción claustrofóbica y pesadillesca del espacio cinematográfico.
3-Alien: Covenant (2017)
Contra todo pronóstico, el mejor filme de la franquicia tras las dos primeras entregas. Alien: Covenant corrige parte de los errores de Prometheus y consigue una precuela llena de puntos de interés. ¿El más interesante? El sorprendente puente que tiende con Blade Runner (1982) y El corazón de las tinieblas (1899) de Joseph Conrad. En esencia, Covenant es una película sobre la rebelión de las máquinas que podría haber tenido como protagonista a Roy Batty, el replicante antagonista de la primera. Y no solo eso, sino que también una de las aproximaciones más originales al subgénero. El guion de John Logan (creador de Penny Dreadful) y Dante Harper, y la musculosa puesta en escena de Ridley Scott, brillan con especial fuerza cuando atacan ese concepto clásico de la ciencia ficción (el hombre contra la inteligencia artificial y a la inversa), dejando las escenas de acción en un segundo término; despachadas aquí a la velocidad del rayo. Ojo, aquí hay citas directas al reino de pesadilla del señor Kurzt, una cámara de los horrores casi de alquimista medieval, y hasta guiños loquísimos al superhombre de Nietzsche.
Otra cosa que suma en esta atípica precuela es que funciona -me atrevería a decir que lo hace de forma absolutamente consciente- como una oda a la estupidez humana. Algo que en muchos tramos desemboca en una sana misantropía. Casi todas las decisiones que toman los tripulantes de la nave de colonos Covenant son fatales para sus vidas y la de sus pasajeros. Se introducen poco a poco en la boca lobo y se ponen en peligros innecesarios de forma constante. Un aspecto casi paródico -elegir siempre la peor opción- que nos remite a los dos primeros Aliens: Los humanos nos creemos la mejor raza del universo, vamos de listos por el espacio, y luego pasa lo que pasa. Nos acabaremos extinguiendo por tontos.
2-Aliens: El regreso (1986)
Solo dos años después de Terminator (1984), un James Cameron casi recién salido de la factoría de Roger Corman, se atrevió y acertó con una de las secuelas más celebradas del siglo pasado. Un apabullante las segundas partes sí que fueron buenas que convirtió el Alien original es una película bélica que consiguió dinamitar el género al cruzarlo con la ciencia ficción y el terror. Más allá del alucinante espectáculo de acción, suspense (la planificación de los ataques de los xenomorfos es un prodigio), y efectos especiales, Aliens: El regreso destaca por añadir profundidad al personaje de Ripley con la emotiva relación que establece con la niña Newt (en la versión extendida de la película se explica el porqué de ese instinto maternal), o por presentar los mejores personajes secundarios de la saga: el cabo Hicks, los soldados Hudson y Vasquez, el androide Bishop, o el villano Burke.
1-Alien, el octavo pasajero (1979)
Con permiso de La cosa (1982), la mejor adaptación apócrifa del universo de H.P. Lovecraft al cine. Repleta de guiños a En las montañas de la Locura (1936) gracias a Dan O’Bannon (autor de la primera versión del guion de Alien y un erudito en la obra del escritor de Providence) y a la criatura diseñada por H.R. Giger, Alien, el octavo pasajero es la única película de la saga y una de las pocas en la historia del séptimo arte que supo trasladar a la gran pantalla eso tan intangible del horror cósmico. Esta obra maestra de Ridley Scott que, después del Tiburón (1975) de Steven Spielberg, instauró definitivamente las constantes temáticas y las formas pulp de la serie b en el cine de gran presupuesto, también se benefició de una estupenda reescritura del libreto original realizada por Walter Hill (productor también aquí). Y es que, entre otras cosas, Hill cambió el sexo del personaje de Ripley (una desconocida y jovencísima Sigourney Weaver) para convertirla así en un símbolo feminista y en la heroína cinematográfica más icónica del siglo XX.