Aunque “We Own This City” no es “The Wire”, se puede respirar esa atmósfera decadente y corrosiva en toda la serie.
Me gustaría ser más original, más cool, más meta intelectual y afirmar que mi serie preferida de toda la historia no es “The Wire”. Pero no puedo mentiros, soy uno de esos que quedaron prendados por las crudas historias, los diálogos brillantes y la descripción descarnada de uno de los suburbios más peligrosos de Estados Unidos. Por eso cuando me enteré que David Simon regresaba a Baltimore para hacer otra radiografía social sobre la corrupción, las intrigas políticas, la brutalidad policial y la delincuencia sistémica de esa ciudad, mi nivel de expectación alcanzó la estratosfera.
“We Own This City” está basada en el libro de investigación del mismo título, escrito por Justin Fenton, periodista del Baltimore Sun, y en el que se relata un caso real que llenó muchas páginas y muchos minutos sobre todo en los medios locales. Un libro en el que se exploran las causas y consecuencias de un caduco y podrido sistema policial, incapaz de renovarse y sumido en una espiral autodestructiva. En el paraíso del capitalismo pragmático se deshumaniza a las personas y se pone el foco en las cifras, los resultados son lo importante sin importar la forma de conseguirlos. Una fórmula que invita a mirar hacia otro lado y que estimula los atajos, logrando con ello que la corrupción campe a sus anchas siempre que los objetivos y las estadísticas sean positivas. Un sistema que colapsó con la muerte de Freddie Gray en 2015, un joven afroamericano que perdió la vida mientras estaba en custodia policial. Podemos decir que este caso fue el preludio del movimiento Black Lives Matter, ya que causó protestas públicas y puso el foco en la policía en general, y la de Baltimore en particular.
Aunque “We Own This City” no es “The Wire”, se puede respirar esa atmósfera decadente y corrosiva en toda la serie. No profundiza en los diferentes aspectos sociales de la problemática, ya que en esta ocasión se centra en el mundo policial y lo que le rodea. Se nota que ha pasado el tiempo en algunos de los métodos y la tecnología, pero el virus de la corrupción policial y la sensación de que no hay solución posible, sigue exactamente igual. Además muchos de los actores de “The Wire” participan en esta serie, todos con diferentes roles y en situaciones opuestas. Quizás el caso que más llama la atención es el del actor Jamie Hector, que ha dejado de ser uno de los capos más intimidantes de la historia de la televisión, Marlo Stanfield, para convertirse en un policía de homicidios que trata de mantenerse limpio y hacer su trabajo sin que le salpique el contexto tóxico que le rodea. Insisto para que luego no os llevéis una decepción que “We Own This City” no es “The Wire” ni pretende serlo, es un apéndice actualizado que nos explica un punto de vista concreto.
“We Own This City” no sigue una misma línea temporal, funciona con saltos cronológicos en los que nos explica la dinámica de la Fuerza Especial de Rastreo de Armas, un grupo especial de la policía de Baltimore comandado por un excelente Jon Bernthal interpretando al sargento Wayne Jenkins. Un policía exagerado y excéntrico con una particular interpretación del deber, al que conocemos desde sus primeras patrullas en las jodidas calles de Baltimore. El contrapunto lo pone la división de asuntos internos del FBI, que abre un proceso tras las denuncias por corrupción y brutalidad policial continuadas que recibió el grupo. La tercera pata de este banco argumental corre a cargo de la fiscal de la división de derechos civiles, una soñadora que cree ciegamente en la justicia pero que no para de encontrarse con obstáculos y con barreras que le muestran la cruda realidad del sistema. Pero de nuevo como ocurrió con “The Wire”, el gran protagonista de la serie es la propia ciudad de Baltimore, sus esquinas, sus callejones, sus oficinas frías llenas de burocracia sin sentido y un grupo de actores y actrices que aportan su granito de arena para que tengas la sensación que más que una ficción, estás viendo un documental.
“We Own This City” va más allá de lo que es drama policial, profundiza en las contradicciones de un sistema y en sus miserias sin miramientos. David Simon lo ha logrado una vez más, ha conseguido mostrarnos un retrato social híper realista y pesimista sobre la sociedad de Estados Unidos y sus valores. Unos valores carentes de garantías y que chocan frontalmente con nuestra concepción europea. Pocas series son tan valientes, dejando a un lado la hipocresía y creando un relato desde diferentes puntos de vista, todos ellos repletos de contradicciones y de puntos ciegos. Necesitamos más “We Own This City”, necesitamos más verdad, necesitamos que David Simon nos recuerde que no vivimos en Disney…, y que desgraciada, o afortunadamente, nunca viviremos.