White boy perreando con One Path

Por fin salió Sin Plomo, el último proyecto de One Path que tanto veníamos esperando. Una oportunidad para juntarnos con Javier Bilbao en Barcelona para hablar de su enésima incursión en un estilo radicalmente distinto a lo que nos tenía acostumbrados hasta la fecha.

 

Si antes normalmente te ponías los temas de One Path para estar chill, cuando busques su nombre en Spotify o Youtube ahora, será para ponerte en modo perreo. Él no va mucho al club, pero hará que tú sí quieras hacerlo. Además, como veréis, Javi no sólo es un artista tremendamente talentoso (tiene un ritmo de producción acojonante), sino que además es un tipo con las ideas muy claras y capacidad para defenderlas.

 

 

Parece que has dejado un poco de lado la actitud de chico dulce y sensible que había dominado tu personaje hasta ahora, para adoptar un mood más cabrón y de perreo—¿ qué ha pasado? ¿Estás feeling yourself?

Sí, en realidad son actitudes perfectamente compatibles. Al final los opuestos coexisten siempre, y en eso está todo. Yo no puedo hacer siempre la misma música, porque si no me aburro. Siempre intento probar registros distintos, y este disco ha sido en parte esa aventura de explorar sonidos que me gustan y me divierten. Y eso no solo a nivel musical, sino que también me permiten sacar un lado más…

 

Ya, como a todos nos pasa con el trap y el reggaetón, que nos ponen en un mood, que igual es muy distinto a nuestra personalidad cotidiana, pero que nos mola.

Es que eso también está en nosotros. Puede que esté más tapado, pero la energía está ahí—no estamos todo el rato durmiéndonos. Siempre tenemos algo dentro que se mueve, y mola sacarlo. La música, la creatividad en general, te permiten sacar eso, de forma productiva. Si tienes una ira, por ejemplo, puedes canalizar esa rabia a través de la música, en cambio de ir por ahí pegando a la gente. Y así es como hay que usar la música, para expresar todo lo que sentimos, de forma constructiva.

¿Tienes alguna raíz latinoamericana o tu única conexión con los sonidos latinos es de apreciación? ¿De dónde te sale la guasa?

Tengo raíces vascas… (risas) No, que yo sepa directamente no. La guasa me sale de la cercanía de gente, de escuchar música.

 

 

Tienes fama de tipo tranquilo, no muy dado a la parranda, sin embargo este es un álbum para el club. Pero si no vas de fiesta,  ¿dónde bailas reggaetón tú?

Bueno, tampoco es que no vaya nunca al club, tengo épocas. Unas me apetece más salir y hay otras que realmente no salgo, para nada. Pero yo soy muy defensor de escuchar el reggaetón domésticamente, haciendo las tareas de la casa: cocinando, haciendo la cama, etcétera.

 

¿Cuánto hace que eres fan del reggaetón? ¿Llevabas tiempo queriendo hacer un trabajo así?

Desde que escuché reggaetón por primera vez de pequeño me gustó. Pero luego, por falta de acceso—cuando yo era chaval no tenía internet—no pude explorarlo realmente. Ni mis amigos ni nadie de mi entorno escuchaba reggaetón. Solo podía escucharlo en fiestas y así, y me gustaba mucho, pero no había ninguna fuente de información disponible a la que yo pudiera acudir. Además, ya sabes que en ese momento todo lo que se hablaba del reggaetón eran cosas malas. En España, sobre todo, ha sido un género que ha estado muy denostado, durante mucho tiempo. Entonces no fue hasta que entré en contacto con internet y empecé también a descubrir más música, cuando, además de investigar en el rap y en la electrónica, que fue lo primero que yo empecé a desarrollar creativamente, pude ir escuchando más temas, álbumes y vídeos de reggaetón. En realidad siempre he ido en paralelo al resto, pero no ha sido hasta ahora, seguramente coincidiendo también con el tremendo auge de los sonidos latinos a nivel mundial, que me he metido de verdad en ello. También ha sido el relacionarme con gente de procedencia latina, o directamente latina, que me ha influido. No sé, fueron varias cosas que hicieron que al final yo, que también estaba buscando explorar nuevas opciones a nivel musical, hiciera algo así. Es verdad que en los últimos años siempre tenía el gusanillo de hacer algo así. Y yo no diría que esta sea un disco de reggaetón, además que yo ya había sacado ya cositas antes, pero sí que esta influencia tan marcada no se había dado antes. En realidad es más bien el estado de ánimo, la energía que transmite, ese rollo, que el sonido en sí

 

Por lo general, eres tu propio producer, ¿no?

Sí. Del disco, diez de las doce canciones son producidas por mí.

¿Manejas algo de acústico, o es todo software?

Casi todo es ordenador. Tengo algunos instrumentos pero en general lo hago todo con el ordenador.

 

¿Has sampleado algo acústico para este álbum?

Creo que prácticamente nada. Todo es tocado con instrumentos virtuales. Sí que hay loops y cosas que he ido reuniendo, pero hasta las guitarritas de bachata son tocadas en mi teclado. Lo que hay de samplers son algunos loops de percusión, pero ni siquiera están muy presentes. Casi todas las percusiones del disco son en plan, la percusión base—un bombo y una caja muy presentes—y luego el resto de percusiones un poco más abajo, como aportando un ambiente general. Esos segundos sí que a lo mejor hay más de samplers, loops y demás. Pero todo lo que suena y es más reconocible es tocado. Sí que es cierto que hay un par de samplers de trompetas y rollos así. Es más difícil recrear un sonido realista de estos sonidos de vientos, con instrumentos virtuales, que también los hay. Pero generalmente cuando utilizo estos recursos los meto por detrás como para favorecer el conjunto, no tienen un papel protagonista

 

Debes saber entonces algo de teoría musical, o de piano.

Bueno, lo justo. No he estudiado música. Estudié en el instituto, como todo el mundo, pero la mayoría lo aprendí por mi cuenta, leyendo, escuchando, intentando replicar lo que escucho de otros discos… Se trata de lograr hacer algo con los medios de los que dispongo.

 

Parece que cada proyecto que sacas es una nueva exploración en un género en particular, haciendo también un cambio drástico de estilo con respecto al proyecto anterior. ¿Es algo que tienes marcado, que cada proyecto sea algo totalmente nuevo?

Sí. Ha sido uno de los puntos que he tenido más claros con mi música. Soy una persona que se cansa rápido de las cosas. O mejor dicho, que no puede quedarse en algo, porque no tendría ningún sentido para mi hacer dos discos seguidos que fueran iguales. Lo interesante para mí es indagar en terrenos diferentes, y luego poder llevarse eso hacia el mío propio. Es decir, no es que yo decida que voy a hacer un álbum de jazz, y entonces me ponga a hacer jazz. Sino que se trata de coger una música particular, distinta, y adaptarlo a lo que tú eres, el entorno en que te mueves, y todo eso. Por ejemplo, no he querido hacer reggaetón como se hacía en los 2000. Porque ni yo estoy ahí, ni mi entorno socioeconómico, ni cultural, ni nada son el mismo. Simplemente me inspiro en un sonido, extraigo las cosas que me gustan de él, y pruebo cosas distintas. Eso lo he hecho con todo tipo de músicas que he ido descubriendo. Hay un momento en el que me interesa hacer un acercamiento, probar… Y no importa no saber hacer un tipo de música. Al final, nuestras limitaciones son las que acaban definiendo nuestro estilo. Intentando hacer música como la hace Kanye West, acabo haciendo algo muy distinto de lo que hace él, pero que tiene mi propia personalidad. Esa es un poco mi forma de ver la creación musical.

 

Claro, ahí es donde se da la originalidad, aportando lo propio a lo que ya está ahí.

Exacto, esto lo he dicho mil veces. Tratar de hacer algo original… la originalidad es algo que se ha malentendido. Todo es una copia, en cierto modo. Tenemos tantas influencias, que muchas veces, incluso cuando creemos que algo es una idea nuestra, en realidad es un refrito de algo que hemos visto, oído, pensado… Pero es que nuestra propia percepción de la realidad ya es un filtro. Y ese filtro es solo tuyo, de nadie más. Al coger cinco cosas de cada libro, película, disco, lo que sea, y combinarlas todas en algo en concreto, una canción, por ejemplo, el resultado es distinto, y es original. La originalidad es la copia bien hecha. La copia bien hecha es aquella en la que, en el acto de copiar, uno aporta su personalidad. Ahí sobresale lo que tú eres. Todos tenemos nuestras limitaciones, sean las que sean, pero esas limitaciones son las que determinan lo que uno acaba haciendo y el estilo con que lo hace. A lo mejor mi voz es limitada, pero para alguien que me escuche quizá sea lo que más le guste. Creo que se trata de explotar eso al máximo: explotar nuestras limitaciones y la forma en la que digerimos las influencias que nos llegan de fuera, crear a partir de ahí, y llevar eso al máximo exponente.

 

Como decíamos antes, el reggaetón ha sido una música muy denostada, sobre todo en España, donde esa crítica también tenía un componente racista y clasista, en la cual se asociaba el género a grupos sociales que eran marginalizados, tildados de ignorantes y vulgares. ¿Cómo crees que se ha dado que el reggaetón pase de ser una música con todas esas connotaciones, a estar ahora perfectamente integrado en el mainstream y copar los top spots de las listas, no solo de España, sino de todo el mundo. Pero hablemos sobre todo de España.

En cierto modo, seguramente haya habido una mejora, una apertura de mente a nivel social. Pero creo que más que eso, ha sido por fuerza. Cuando ves que fuera esta música tiene un poder y una fuerza tan grande… Se puede considerar que el reggaetón es un movimiento bastante paralelo al hip-hop, por ejemplo, salvo porque el reggaetón es puramente latino, claro. Pero el éxito y la trayectoria que han tenido, aunque en ámbitos distintos, ha sido bastante similar. Ambos géneros representan un ámbito social económico y cultural similar. Es música que ha bebido de las raíces culturales de cada país, partiendo de las clases bajas, y ha creado algo propio. Y ambos, pese a ser muy denostados inicialmente, al final, por fuerza, se han tenido que aceptar. Al ver que a la gente le gusta, que les hace bailar, que se saben las canciones, uno piensa: no puede ser que eso que yo veía como algo tan malo, fuera realmente así de malo. La gente ha tenido que abrir los ojos, y darse cuenta que les cegaban los prejuicios, y que esta es en realidad una música rica en matices y en las oportunidades que abre para expresiones culturales particulares. Quiero pensar que también se ha dado por que hemos mejorado como sociedad, pero creo que los tiros van más por ahí.

También hay algo de que el reggaetón, en tanto que música que sirve para perrear y bailar pegados, se ha cargado una cierta barrera de puritanismo, ¿no? Nos gusta bailar, nos gusta perrear, así que dejadnos hacerlo.

Sí, totalmente. De este tabú de la sexualidad se ha hablado mucho. Seguramente las culturas latinas, en ese sentido, han tenido una visión de la sexualidad mucho menos cerrada que aquí. Por otro lado, siempre ha habido eso de que “el reggaetón es machista”—pues no, porque no es solo el reggaetón, sino que todo es machista. El problema no es la música o el género, si no que los artistas… o mejor dicho la sociedad en sí es machista. Por ende, las expresiones culturales que surjan de una sociedad machista también lo serán. Al final se ha visto que aquello que algunos consideran machismo, es en realidad hablar de la sexualidad de una manera más abierta y natural, lo cual no tiene nada de malo. Siempre hay algún caso en el que sí que lo puede tener, y en esos, haber expresiones claramente machistas, pero no es el caso de un género, sino que pasa igual en el rock, en el pop, entre los políticos y en la tele.

 

A nivel global, se podría decir que casi totalmente de la mano del reggeaton, ha habido una entrada de lo hispano/latino al mainstream, y ahora el castellano compite con el inglés como idioma de vehículo cultural de masas. ¿Cuál crees que es la importancia de eso? ¿Qué puertas abre para los artistas castellanoparlantes, y para la sociedad hispana en conjunto

Más que hispano ha sido un fenómeno latino. Creo que España sigue siempre creyeno que, pero en realidad está ahí al lado, yendo a su bola. Es algo muy español, el creerse que somos siempre el centro del mundo. Pero realmente ha sido un fenómeno latino. Países como Colombia, Puerto Rico y República Dominicana han creado una música que ha llegado lejísimos. Yo no sé decir qué ha causado este fenómeno y qué implicaciones tiene. Pero sin duda es un momento riquísimo para todo lo latino y por ende para lo hispano también. Por ahí es donde la escena que tenemos aquí en España, donde yo estoy, puede colarse un poco, pero es una segunda línea. Lo que es seguro es que es un momento buenísimo para las canciones en español.

 

Es genial que esto haya podido desafiar la hegemonía absoluta del inglés, por ende también de lo anglosajón y lo norteamericano, y dado entrada al castellano como vehículo de expresión cultural de masas.

Sí, pero no sé hasta qué punto esto es algo que vaya a perdurar. Igual se pasa y ya. Al final es una moda, como todo. Hace unos años estuvo el dubstep, luego el trap, y ahora es el reggaetón. Hay períodos en los que cierta cultura, ciertos rasgos en lo musical, lo que sea, tienen un impacto tremendo y están en todas partes. En un momento, cada canción tenía que tener un break de dubstep—eso pasó hace nada. Luego se pasó la moda y eso quedó en el olvido. Por eso, que esto del castellano o lo latino en general vaya a permanecer, o no, es muy difícil de decir. Si al menos de esto queda que la cultura latina se valore más, que se rompan prejuicios en cuanto a racismo, colonialismo cultural y todo ese rollo, por lo menos algo bueno habrá quedado de todo esto. Puede que esta revolución de lo latino que ha habido perdure. Luego el papel que nosotros como españoles tengamos, eso es otra historia.

 

Es divertido que se haya invertido el rol de superioridad que la cultura española normalmente ha pretendido sobre lo latinoamericano—esa actitud de colono, de “nosotros os hemos regalado la lengua”—a que ahora, al menos en esta situación, es al revés, vamos a la cola.

Claro, ahora es totalmente al revés. Nosotros estamos siguiendo lo que ellos hacen, vamos a rebufo. Es lo que decía, que por fuerza hemos tenido que abrir los ojos ante eso. La importancia que tenemos ahora mismo en la industria musical no es muy grande, y si lo es, es ligada a lo que ellos hacen.

 

Casi que ahora nosotros somos lo exótico

Claro, nosotros somos europeos. Y nos ven como europeos. No somos latinos. Hay alguna gente que a lo mejor se cree que somos latinos—no lo somos. Si eres de aquí y te estás creyendo latino, tienes un problema (risas).

Me causa curiosidad tu fijación con el pop. Me gustaría que definas qué es para ti el pop.

Para mí lo interesante del pop es que no es una estructura cerrada, sino un molde abierto, que se puede adaptar. Y es una forma de hacer música con una intención de abarcar, de universalizar esa música. Es expresar las ideas que uno tiene de una manera simple, pero compleja. Expresar esas ideas que tenemos, que a veces pueden ser muy experimentales, o no, a través de estructuras musicales, de manera que sea fácil de escuchar, sin que ello implique que no haya un trasfondo. Para mi ese es el quid del pop.

Mi relación con el pop es interesante, porque de chaval no me gustaba nada. A medida que he ido creciendo, he hecho ese trabajo de apreciación, hasta que me ha llegado a encantar y lo he podido ver con otros ojos. Ahora sé apreciar que esa simpleza aparente de las canciones pop—de esas letras que siempre se dice que no dicen nada, o que esta música la hace cualquiera, que es muy simplona—realmente albergan un mundo dentro. Por otro lado, si realmente fuera tan simple, lo haría todo el mundo, y no todo el mundo tiene números uno.

 

¿Crees que hay tal cosa como buen pop y mal pop?

Depende de los gustos de cada uno. Las opiniones son subjetivas, por lo que no puedes juzgar definitivamente si algo es bueno o es malo. Yo al menos no me veo capacitado para dictar qué es buen pop y qué es mal pop. Yo te puedo decir esto me gusta, esto no.

 

¿Tu flirteo con el pop es, digamos, por una intención artística particular, o realmente vas a por el queso y a por los top charts?

Mi objetivo en la música no es llegar a los número uno. ¿Que sería algo que me daría satisfacción? Supongo que sí. Si algún día tengo un disco de oro estaré encantado, pero no es mi máximo objetivo. Mi objetivo es poder dedicarme a la música y disfrutar del proceso. Que mientras este sea mi trabajo, yo lo disfrute. Si un día eso cambia, me buscaré otra cosa. Esta es una industria que genera suficientes frustraciones como para añadirle más.

Para mí el interés del pop va más por el lado de la desmitificación del underground. Esa altanería de lo underground a veces tien algo de clasismo: si algo es pop, ya queda automáticamente fuera de lo que mola, como si el pop tuviera algo de malo. A mí me gustan muchas músicas underground, que no tienen mucha exposición ni un público grande, o siquiera una escena como tal. Me encanta el ambient, por ejemplo, que es el opuesto al pop—pero eso no quita lo otro. Cada expresión cultural tiene su aquel.

De hecho hemos llegado a un punto en que hay casi más experimentación en el pop que el algunos géneros underground, que a veces son muy estereotipados. Porque, ¿qué es pop a día de hoy? Drake, Post Malone, J Balvin, Billie Eilish, Ariana grande—todos son pop, pero es un género que alberga tantas cosas distintas, que realmente no es un género. Luego te metes en una escena musical concreta (y no lo digo pensando en ninguna en particular) y seguramente todos los grupos están haciendo lo mismo, o casi. Los clichés y los estereotipos están en todas partes, y el pop no es algo en concreto, es multiforme. Eso es lo que más me gusta, que es moldeable a lo que nosotros creamos. Se trata más de la pretensión, de la forma de hacerlo.

 

Claro, seguramente sea el género menos pretencioso. Lo que busca es gustarte, o hacerte bailar, no demostrar el intelecto superior y rebuscado del artista, que solo puede entender quien esté en su plano de inteligencia.

Sí, es una música que normalmente no viene de una posición intelectual. Aunque luego seguramente muchos de los artistas sí tienen, en su forma de ser, esa intención intelectual. Yo mismo pienso mucho en mi propia música. No al hacerla, sino que pienso en cuál es mi posición como artista, qué es lo que estoy tratando de hacer, qué sentido tiene que lo haga, esas cosas me las planteo a menudo. Pero luego quiero que mi música se pueda escuchar sin tener que hacerse estas preguntas—quiero que mis canciones te hagan sonreír, o te hagan bailar, o dar rienda suelta a ciertas emociones. Eso es lo que mola del pop, puedes esconder mucho tras esa aparente simpleza.

 

Ahora una pregunta un poco cursi: tu One Path, que sería algo así como “sendero único”, ¿adónde se dirige? ¿One Path to where?

Adónde yo esté bien. Cuando empecé tenía una manera más rebuscada de frasearlo, pero se resume en esto: mi camino es uno hacia donde yo esté bien. Es algo que, con los años, me he dado cuenta. Siempre intento gravitar hacia mi bienestar. Y eso es algo que a veces cuesta. Nosotros mismo somos muchas veces los que nos ponemos trabas y barreras, y no somos honestos. Conozco a mucha gente que no es honesta consigo misma, que hace una cosa porque cree que la tiene que hacer, pero en realidad esa cosa no le está aportando nada. Tenemos miedo, a menudo, de romper con los estándares de lo que se supone que somos, cuando hay momentos en los que se tiene que ir a la mierda lo que se supone que somos.

 

De hecho tú reivindicas a menudo la positividad como un valor a promover y a perseguir

Sí, pero no como una positividad ciega. Si no estoy bien, voy a asumir que no estoy bien. Es una aceptación de la realidad tal como es, para tratar de asimilar lo bueno y lo malo, y tratar de progresar desde ese punto en que nos encontremos. Si yo no me encuentro bien, lo que trato de hacer es analizar por qué, y qué puedo hacer para recuperar mi bienestar. Es un poco de lo que hablo y trato de hacer en mi música, como en mi propia vida. Encontrar ese punto en el que uno está bien. Ese mito de que si eres artista, y estás deprimido, serás mejor, es falso. Puedes crear a través de un sentimiento, de algo que te haya dejado un vacío o una herida. Pero hay que sanar. Si no se sana, lo demás no tiene realmente importancia. Parece que el artista es más importante que la persona, pero yo creo que no es así. Que debería ser al revés. Si en algún momento tengo que dejar de hacer música para cuidar de mi persona, lo voy a hacer. Porque no tengo ningún interés en que el arte, la música, acabe con quien soy, con mi capacidad de ser persona y de sentirme bien.

 

Por otro lado ahora hay una wave con el rollo emotrap, que en España está empezando a pegar bastante, y que también es divertida, al menos como contrapunto y elemento de conversación con lo otro.

Sí, es una wave que ya venía y que es normal que en España vaya a pasar. Creo que lo positivo de eso es la aceptación de realidades, de que la gente joven también tiene problemas, se deprime, sufre psicológicamente… Aunque muchas veces lo que se hable es de consumir pastillas y esas cosas, sirve para visibilizar una realidad. Hay mucha gente joven que está mal. Yo quizá lo haría distinto, pero creo que está bien en ese sentido.

 

También es verdad que es un tipo de tristeza y de pesimismo muy individualizado, que igual en otras épocas ese mood más osucro se usaba para hacer algo de denuncia social.

Bueno, claro. Habla del estado de nuestra sociedad. El hecho de que los chavales muestren ese sufrimiento volcándolo y reflejándolo todo sobre sí mismos, deja ver un modelo de sociedad que no funciona. Una sociedad en la que tanta gente sufre, incluso con enfermedades mentales, demuestra el sistema disfuncional en que vivimos. De hecho, eso es lo más interesante de todo esto. Al final esto es pop y no se trata de hacer un análisis sociológico, pero estas canciones ya dejan ver mucho con lo que cuentan. Siempre se critica que hablan mucho de droga y tal, pero hay que ver que, aunque no sea de forma directa, son un grito de auxilio, que dice “mira lo que hemos construido”.

 

De hecho se me ocurre ahora que puede que parte de la pegada reciente del reggaetón venga por ahí. Siendo una música que se disfruta en grupo, pegaditos, de forma comunal, erótica y bailando, puede ser una forma de resistencia a la cultura ultra-individualista que domina en Norteamérica

Claro. Todo lo que sucede en la música y en el pop al final es un reflejo de lo que pasa en la sociedad.

 

Bueno, por hoy igual dejamos aquí nuestras cavilaciones sobre el estado del pop y la cultura. Me gustó el vídeo de ‘Rompe’: ¿habrá más visuales para el álbum?

Vamos a sacar uno de ‘2004. Eso está hecho. Puede que dentro de una semana decidamos hacer otro, pero por ahora eso es lo que te puedo decir.

 

¿Y cuáles son tus próximas fechas?

Las más inmediatas son dos. El 6 de abril es la presentación oficial del disco en Madrid. Esa fecha me hace mucha ilusión porque es con Pedrito LaDroga, con quien tengo una canción en el álbum, y creo que va a ser muy especial. Luego también toco el 26 de abril en Barcelona.