Conocí a Fatima, sueca expatriada en Londres, por pura casualidad. Uno de los temas de este Yellow memories está producido por Scoop Deville, productor habitual de gente como Snoop Dogg o Kendrick Lamar, y fue escucharlo y quedarme inmediatamente prendado de la voz y del rollete de esta moza. Ese tema es “Ridin’ high”, posiblemente el tema más redondo y vanguardista del disco. Una especie de suave y tímido electro regado por la poderosa y aterciopelada voz de la sueca, que, como es de esperar, es la auténtica luz de este trabajo.
Trabajo que edita Eglo (casa de Floating Points entre muchos otros), y que podría ser considerado como soul, aunque a lo largo del minutaje encontramos mucho de eso, pero también un poco de todo lo que sería la música negra de los últimos 50 años, picoteando de aquí de allá con mucho gusto y tacto. Quizá ahí reside el único pero del álbum. Con las ganas de tocar tantos palos adolece de concreción estilística. Pero ojalá todos los discos que caen en mis manos tuvieran el mismo potencial que este Yellow memories.
Desde la inicial y muy pero muy jazzera “Do better” hasta la totalmente R&B “La Neta” pasando por la electrónica “Ridin’ high” y la funkorra a la par que delicada “Circle”, este primer trabajo largo de Fatima nos presenta a una moza con un talento y una voz realmente especiales, con una capacidad más que contrastada para adaptarse a toda una plétora de diversos estilos sonoros, y, sobretodo, con un futuro por delante que, si sigue en la línea presentada en este álbum, puede darnos unas cuantas alegrías en años venideros. No en todos los discos de debut colabora gente del nivel de Theo Parrish. Por algo será.