La estrella de Atlanta Young Thug visitó Barcelona en una sala que no parecía encajar con su condición global. Delante de un público totalmente entregado, la mayoría turistas, el artista llenó la hora de reloj de su actuación con sus mejores canciones y una demostración de su genio vocal.
Parecía raro llegar a Razzmatazz para ver un gran nombre internacional y, no solo no entrar por la puerta principal, sino doblar la esquina, flanquear unos pocos grupos bebiendo latas, y subir las escaleras hasta The Loft sin cola. Y más teniendo en cuenta el éxito que la sala de Barcelona tiene con el Hip Hop y los sonidos urbanos: de las actuaciones de Post Malone a las fiestas Fuego que llenan la pista grande de la sala cada viernes noche, pasando por la periférica Trill o la nueva fiesta Suave.
Nada más lejos: cambio de sala y cancelación a última hora del concierto warm up de Sticky MA a cambio de dos horas de calentamiento con Fuego DJ’s, de 20.00 a 22.00. Imagino que a los turistas, la gran mayoría del público, no les debe importar demasiado perderse al tal Sticky, pero sí a los locales. La mayoría de ellxs jóvenes, más que el público guiri, estaban bien dentro de la escena actual. Se acercaban antes y después del concierto a Lil Moss para darle la enhorabuena, pedirle una foto y preguntar por la ausencia precipitada del de AGZ.
Aún así, con 35 euros de entrada pagada, el protagonista estaba claro. Apiñados en la primera mitad de la sala, el público estaba expectante por ver aterrizar al marciano de Atlanta. Mientras su DJ entraba en escena puntualmente y pinchaba algunos clásicos contemporáneos como el No Problem de Chance The Rapper, 2 Chainz y Lil Wayne, el M.A.A.D. City de Kendrick Lamar y MC Eith, o el Mask Off de Future, la gente no paraba de corear, celebrar y reclamar a Thugger.
Sin autotune, sin visuales, sin florituras, Jeffery se presentó sencillo y con una puesta en escena básica: unas pocas luces, un DJ y el acompañamiento vocal de Duke.
Y cuando entró se desató la locura: la gente votaba cada canción y cantaban cada línea (eso los turistas, los de aquí hacíamos lo que podíamos en los estribillos y adlibs). Supongo que debe ser un lujo ver a Young Thug en un espacio como ese, me imaginaba en cualquier sala underground de Atlanta viéndole después de publicar una de sus primeras mixtapes.
Pero nada más lejos. Casi sin darnos cuenta Thugger se ha convertido en un veterano dentro de la escena y una figura elemental para comprender la deriva del rap de estos últimos diez años. “Aunque ya no esté tan en la ola, es el puto Young Thug”, comentaba Lil Moss de la Damed Squad. De su vertiente más débil y sensible a su lado más duro y agresivo, también su aspecto casi andrógino y su relación en tiroteos y altercados, pero, sobre todo, por esas nuevas entonaciones y abstracciones que se acercan a la estridencia de agudos y que le han llevado de la nada, como decía en su primera tape, a conquistar el mainstream con canciones como la de Camila Cabello. Como él mismo decía a The Guardian, “me gusta todo lo que la gente dice de mi: eres gay, you are a punk, no puedes rapear, eres el más duro”.
Young Thug saltó al escenario como salido del último meme, pero en vez de Lil Durk estaba Duke, uno de sus colaboradores desde el principio y miembro de su familia YSL. Vestido con sus gafas de vista, pantalones pitillo, chaqueta tejana, camiseta blanca Dolce&Gabbana y cientos de collares en el cuello, debajo de sus dos largos pendientes colgando, Thugger abría con With That, canción que data del 2015 y que interpretó con todo su esplendor junto al mismo Duke.
Sin autotune, sin visuales, sin florituras, Jeffery se presentó sencillo y con una puesta en escena básica: unas pocas luces, un DJ y acompañamiento vocal; y un tipo de su equipo de seguridad personal de 2×2 metros que estuvo presente todo el concierto. En su hora exacta de concierto (su DJ pulsó el play puntual, Thugger se fue también puntual después de cantar su esperado-durante-todo-el-concierto-hit Power), hizo un repaso de sus principales canciones, como su colaboración junto a Travis Scott y Quavo, Pick Up The Phone, y de los tracks más duros de sus últimos trabajos, como Best Friend, del Slim Season, Up, junto a Lil Uzi Vert, del Slim Season 2, Relationship con Future, del Beatiful Thugger Girls, o Wyclef Jean de su álbum Jeffery. Es lo que tiene ser él, puedes llenar una hora de concierto con solo bangers y mantener al público arriba hasta el final.
Uno de los momentos más mágicos sucedieron en el clímax del concierto, a la mitad, cuando Young Thug olvidó los hits para dar cancha a su faceta crooner. Con la guitarra R&B de Killed Before o las ambientaciones de Tomorrow Til Infinity, colocaba el micrófono en su soporte y empezaba a cantar de una forma incomparable, como sólo él sabe hacer, desvelando por qué sus formas han sido norma en el rap durante tanto tiempo.
Cuando acabó de cantar Power, Young Thug se fue por donde había venido. Con la sala llena hasta la mesa del técnico de sonido, el público se retiraba, algunos parando donde la seguridad de la puerta, que habían requisado hebillas, llaveros y demás artefactos peligrosos a la entrada del concierto. Hace no mucho tiempo, cuando ciertos artistas de los states visitaban clubs de la ciudad, todo su público era extranjero.
Ahora que parece que esta tendencia esta acabando y el hip hop internacional tiene más aceptación en nuestro país, es un momento ideal para hacer fuerza y atraer más artistas como Thugger. Pero si las entradas siguen estando a precios prohibitivos para los jóvenes de aquí, el público real de estos artistas, seguiremos sin poder asistir a los conciertos y ellos actuando delante del mismo público que tienen en Londres, Berlín o París. “First you get that money then you get that power…”