Léon Phal: No Pain, No Champagne (Heavenly Sweetness)

Léon Phal, punta de lanza de un jazz futurista nacido en la efervescencia de los años 2010, abandona aquí la ultramodernidad de sus obras anteriores para impregnar su jazz de una paleta vintage heredada de Ahmad Jamal o de los Headhunters.

El origen del álbum indica inmediatamente su carácter sorprendente: es el resultado de apasionadas discusiones con el enólogo Stéphane Regnault, quien le pidió que ilustrara cuatro de sus cosechas. Grabado en el estudio La Frette, un lugar de rock más que de jazz (Nick Cave, Arctic Monkeys), “No Pain/No Champagne” representa un cambio de rumbo para Léon Phal.

El músico de Champagne, punta de lanza de un jazz futurista nacido en la efervescencia de los años 2010, abandona aquí la ultramodernidad de sus obras anteriores para impregnar su jazz de una paleta vintage heredada de Ahmad Jamal o de los Headhunters, una era casi mítica cuyos grooves reinterpreta libremente. En todo ello, busca la rareza, el truco que atrapa al oído y lleva el jazz hacia una dirección diferente: aquí hacia un hip-hop nervioso con Oddisee, un lirismo conmovedor con Wolfgang Valbrun o un house desgastado en “One Step Further”. Es una manera de alejarse de la ortodoxia rígida, evitando el encierro en un solo estilo, confrontando una cierta tradición con los códigos del rap, el electro o los tratamientos modernos del groove vintage. “Escuchar a Stéphane describir lo que representaba cada vino, sus puntos fuertes y peculiaridades, lo que los hacía únicos, creó una especie de universo musical dentro de mí”, explica el autor. Y así es: en estos ensamblajes complejos pero equilibrados que recuerdan a los vinos que realza, el saxofonista juega con modos tradicionales del jazz (dórico, mixolidio…) para acercarse a los aromas o colores, buscando sus sabores frescos y distinguidos en variaciones inesperadas. Al elevar el vocabulario y la pasión del enólogo, da a luz un álbum exuberante pero aireado, apoyado en una gran cantidad de referencias y propuestas claras.

Escrito de manera impulsiva durante las conversaciones con Stéphane Regnault, lo que en un principio era un ejercicio estilístico se convierte, bajo esta escritura ágil, en una espléndida perspectiva sobre la herencia con la que creció el saxofonista. Un ritmo de ayer en un contexto moderno, una línea clara sacudida por la historia de la música, por el sentimiento y por la tecnología. Y, sin duda, también un poco por el champagne…