Una experiencia sonora alegre y gratificante de principio a fin, ambientada en un paisaje ambiental utópico, orquestada como una sinfonía y decorada con inflexiones A.S.M.R.
La música se despliega orgánicamente, dando una sensación de estructura improvisada, pero cada detalle está meticulosamente compuesto para una experiencia auditiva máxima. Como una bandada de pájaros capaces de cambiar de rumbo con el batir de sus alas, Paxton encuentra el ritmo perfecto entre estos paisajes oníricos episódicos. El impulso es clave en esta música. Cada pieza, sección o episodio tiene una trayectoria que se siente sorprendente, pero inevitable al llegar.
“Esta música suele ser rica en armonía y diversas influencias estilísticas, fruto de nuestros hábitos acelerados en internet, los videojuegos, el hiperpop y una producción con un alto nivel de detalle. Construye un mundo para una experiencia sonora corporal completa: el corazón, la cabeza, las entrañas y el trasero. Fuegos artificiales tecnológicos fusionados con lo pastoral“, explica Paxton.
El hilo conductor del lenguaje musical de Paxton es la melodía. Él explica: “Empiezo a componer siguiendo un sentimiento. La melodía es el núcleo de mi lenguaje musical y lo primero que escribo. Para mí, las melodías son el lenguaje musical más tentacular, capaz de alcanzar todo tipo de rincones, esencias y especialidades de nuestra existencia. La armonía de una pieza siempre busca el máximo placer, y a todo lo que queda por hacer lo llamo “orquestación”. Aquí estoy constantemente imaginando experimentar la música con todo el cuerpo, desde grandes gradaciones que se pueden sentir en el ombligo hasta pequeños matices de experiencia sensual como la lluvia en la parte posterior de las orejas o un olor peculiar“, dice Paxton.
