Se acercan fechas entrañables y como sabemos que os vais a entregar a la vida disoluta y al exceso, esto es, a no parar por casa, a ingerir cantidades desmesuradas de alcohol y comida (vamos, que os vais a comer al Niño Jesús y a beber el Nilo) y sí, como también sabemos que os vais a drogar (no somos vuestras madres -ni ganas, ya tenemos suficiente con soportarnos a nosotros mismos-) os vamos a dar unos consejos para que no os quedéis secos como la mojama cuando consumáis esas pastillas de colores que os hacen bailar y ser más cariñosos de lo normal.
El éxtasis o MDMA, el éxtasis líquido o GHB y la ketamina, son tres ejemplos de drogas de síntesis que desde los años 90 del siglo pasado y hasta la actualidad son consumidas por millones de españoles con ánimo recreativo. Nada nuevo bajo el sol, el MDMA se sintetizó en 1.914 y el uso médico de estas sustancias está normalizado: la ketamina sigue utilizándose como anestésico, el GHB se prescribe en algunos casos de narcolepsia y el MDMA se utilizó en los años 70 (y se experimenta hoy en día con ello) por psiquiatras. Según los datos de el Plan Nacional sobre drogas en España, el 4,4% de la población con edades comprendidas entre 15 y 69 años afirma haber probado el éxtasis alguna vez, y un 2,8% en los últimos 12 meses. Estas cifras son muy inferiores a las del consumo de cannabis (19,5 y 6,8% respectivamente), algo menores que las de cocaína (3,1 y 1,5%) y superiores a las de heroína (1,4 y 1,1%). No hay datos sobre el consumo de éxtasis líquido ni de ketamina.
El mero consumo de estas substancias siempre genera urgencias médicas. Por ejemplo, en el Hospital Clínic de Barcelona, durante la primera década de los años 2000, el Servicio de Urgencias atendió -de media- 2.044 urgencias por abuso de drogas, de las cuales más de 800 fueron intoxicaciones alcohólicas, mientras que el resto estuvieron relacionadas con drogas ilegales como la cocaína (59%), el cannabis (31%), los derivados anfetamínicos (19%), el GHB (17%), la heroína (16%), la ketamina (3,3%) o el LSD (0,3%); en muchas ocasiones se detectan consumos abusivos de estas drogas. Afortunadamente, la mayoría de los casos son leves y pueden volver a sus casas a las 24 horas del ingreso.
Éxtasis (MDMA)
Lo que habitualmente os venden con el nombre de éxtasis debería ser un derivado de la molécula de la anfetamina, concretamente la 3,4-metilenodioximetanfetamina (MDMA), pero en España, al igual que en muchos otros países, las pastillas de éxtasis tienen una gran variabilidad en el contenido, no sólo cualitativo sino también cuantitativo (entre 50 y 150 mg de principio activo) de lo que pillás como “flandis”, “rulas”, “pastis” o “pirulas” os venden ilegalmente en forma de comprimidos con logotipos de vuestras marcas favoritas. El MDMA se absorbe rápidamente por vía oral, iniciando su acción a los 30 minutos de la ingesta, con un pico máximo a los 60 minutos y una duración de los efectos que oscilan entre dos y seis horas. El 65% de la dosis absorbida se mea. El 35% se metaboliza en el hígado, principalmente el MDA y que se acaba expulsando también por la orina. El MDMA incrementa la liberación de serotonina, dopamina y norepinefrina, dando lugar a los efectos clínicos que son parecidos a los que induce la anfetamina y la cocaína. La capacidad alucinógena de la MDMA es mínima.
Efectos y sobredosis del MDMA
Los efectos que se presentan al consumir éxtasis son: aumento de la empatía, intensificación de las percepciones sensoriales, mayor capacidad para comunicarse, euforia y una gran energía y autoestima personal. Se mitigan la sensación de cansancio, fatiga y sueño. Los efectos adversos agudos más frecuentes son la ansiedad, la sudoración a chorro, palpitaciones, desaparición del apetito, náuseas y vómitos, y la confusión mental (acentuada en grado sumo en las personas que ya vienen confundidas de casa sin necesidad de tomar nada). Los efectos residuales duran unas 24 horas y se manifiestan en extremo cansancio (resoplidos que podrían hacer girar a molinos de viento y dar así electricidad para toda la provincia), irritabilidad y alteraciones del humor, vamos, una bajona de manual.
Durante los últimos años se ha generado cierta polémica sobre si el consumo festivo de MDMA podía generar o no problemas neuropsicológicos y cardiovasculares a largo plazo. Las investigaciones clinicas iniciales que se habían realizado en ratas, demostraron lesiones en neuronas pero comprobaron que había una recuperación tras el abandono del consumo; posteriormente se realizaron estudios en primates, detectándose la irreversibilidad de las lesiones neurológicas producidas. Es decir, cada vez que te comes una pirula estás perdiendo neuronas (si es que te queda alguna).
Aunque la mayoría de personas suelen tomar 1 ó 2 pastillas a lo largo de la noche, algunos consumen de 3 a 5 e incluso -todos conocemos a algún campeón o campeona- que se come más pastillas, lo que puede conducir, en función de los mg de sustancia activa que contengan los comprimidos y de la tolerancia o hipersensibilidad personal, a un cuadro clínico caracterizado por la hiperestimulación simpática: midriasis, hipertensión arterial, taquicardia, sudoración, rigidez muscular y alteraciones de la conducta. Algunos consumidores pueden presentar una psicosis aguda, arritmias cardiacas, convulsiones, hemorragia cerebral, edema pulmonar, rabdomiolisis, hepatitis aguda, insuficiencia renal e hipertermia; esta última puede ser en forma del llamado golpe de calor, con temperaturas superiores a los 41ºC, y que desencadene un fallo multiorgánico con insuficiencia hepatocelular, insuficiencia renal y coagulación intravascular diseminada, además de acidosis metabólica y hiperpotasemia. Es decir, en el peor de los casos, esa pastilla que te ha hecho estar de buen rollo, bailando y comiéndote la boca con desconocidos te puede llevar directamente al tanatorio.
Recomendaciones para cuando se te va la mano (y la mandíbula)
La sobredosis o la intoxicación aguda por éxtasis no tiene antídoto. El tratamiento se basa en controlar las funciones vitales, valorar las repercusiones sobre el sistema neuronal central el corazón, hígado, riñón, y musculatura. Lo primero que tienes que hacer es ir al hospital y en ningún caso seguir las indicaciones de ningún youtuber ni influencer de mierda de los que te rodean, que generalmente ni saben donde está el hospital más cercano. Huye de esa gente como de comer mierda.
Normalmente, y ya en el hospital, te meterán suero en vena, porqué estarás deshidratado por la hiperventilación y la sudoración. La ansiedad y la agitación que tengas te las sacarán a base de benzodiacepinas, como el diazepam. Si tiene la olla completamente girada, esto es, tienes un brote psicótico te darán haloperidol y contención mecánica (sí, te atarán a la cama) pero los antipsicóticos tienen mucho peligro en situación de hipertermia y pueden precipitar el golpe de calor. Tendrás convulsiones y te darán clonazepam. Tendrás fiebre y te pondrán toallas empapadas en agua fria y te darán paracetamol, evitando el uso de aspirina por el riesgo de incrementar ar la diátesis hemorrágica en caso de golpe de calor. La taquicardia y la hipertensión arterial suelen ceder al sedarte. El golpe de calor requiere una terapia en la UCI, y te suministrarán relajantes musculares.
En el caso de una intoxicación aguda por ingesta reciente (menos de 1-2 horas de haberte comido varias pirulas) te harán un lavado gástrico y te controlarán para que no tengas una insuficiencia renal y te quedes como un pajarillo en la camilla de urgencias.
De entrada, el que os escribe -no tu madre o tu tía de Burgos que no han visto una pastilla ni por la tele-, te recomienda que no te tomes nada, pero como eres español y terco -lo llevas en los genes- y vas a hacer lo que te de la gana ahí van unas cuantas recomendaciones que te pueden ser útiles por la experiencia acumulada y algún que otro ingreso por la puerta grande de urgencias. De entrada no hagas caso a tu camello, él no es doctor, simplemente es un señor o señora que tiene un negocio de venta ambulante -o a domicilio- que lo único que quiere es facturar. Siempre te dirá que “son muy buenas y no dan bajona”, si tienes oportunidad -afortunadamente en muchos clubs y festivales ya están presentes organizaciones como Energy Control- haz que te analicen la pastilla antes de metértela en la boca, porque ni tu tienes un laboratorio y además cuando explicaron las cuatro nociones básicas de química en el cole estabas fumando porros en el parque de delante. No sabes lo que te estás comiendo: no sabes si es una bomba que te va a mantener más de 12 horas bailando como un orangután en celo o te están vendiendo sacarina.
Una vez ingerida la pastilla es mejor que no consumas alcohol -o al menos no en las cantidades que lo hacen figuras históricas de la música ligera patria- pongamos un Joaquín Sabina o una Massiel. Vas a sudar más que follando debajo de un plástico un 15 de agosto a las 12 del mediodía en Almería. Bebe agua: tienes que hidratarte (el alcohol deshidrata), evita también esas bombas que te metes entre pecho y espalda en forma de alcohol random de bajísima calidad + bebida energética con toneladas de azúcar. Haz alguna visita al baño de vez en cuando, no para ponerte lonchas con sombra sino para refrescarte: tienes que habituar tu cuerpo a la temperatura del horno de Telepizza. Refresca la nuca, la cara y las muñecas: no te asustes cuando te mires al espejo y veas que tienes la mandíbula en Cuenca y la cabeza en Lugo. Si los grifos están cerrados huye de ese garitazo infame donde estás: ni en los campos de concentración nazis cortaban el agua.
No se estila mucho en España pero es del todo recomendable que alguien de tu grupo no se drogue ni beba grandes cantidades de alcohol para “controlar” a los que sí lo hacen. Al primer síntoma de golpe de calor o de paranoia sal de donde estés acompañado (de otra persona y de una botella de agua): que te de el aire, sentadito, tranquilo, ni se te ocurra fumarte “un porrito de esos que se hace el José, para relajarme, para que se me baje el lote”. Si ves que tu cabeza va por un lado y tu cuerpo por otro seguramente te han vendido una puta mierda más cortada que las venas de un emo japo: llama a urgencias y que te vengan a buscar en ambulancia. Intenta estar relajado, no ayuda en nada tener al corrillo de amigas a un palmo de tu nariz diciendo “lo mal que estás” o los típicos tíos de “yo controlo, que he visto tres capítulos de House”: que te dejen espacio y aire para respirar, que no te agobien aún más de lo que ya estás.
Si estás en un garito y ves que un hombre está haciendo la hucha a una mujer, esto es, metiéndole pastillas en la boca con una clara intención de aturdirla aún más para luego hacer con ella lo que quiera, lo que debes hacer inmediatamente es (no, no pegarle una paliza allí mismo y dejarlo como una ameba) avisar a la seguridad de la sala y llamar a la policía sin dudar ni una milésima de segundo. Conocemos cientos de casos de comportamientos similares que han acabado en violación. Ni te lo pienses: actúa. Haz lo que te de la gana con tu vida, pero no con la de los demás. Disfruta, baila, experimenta, y como siempre: usa la cabeza para algo más que llevar gorra.