Te contamos todo lo que ocurrió en Crow Techno Club, donde el viernes pasado actuaron Tommy Four Seven y The Hacker b2b Alessandro Adriani.
Este viernes llegó como un soplo de aire fresco para la gran mayoría, la cuesta de enero había finalizado y era hora de recuperarse de los abusos navideños, de los pasotes económicos y las quedadas familiares. Llegaba el momento de volver a la normalidad, tener pasta en el bolsillo y ganas de invertirla.
El dónde nunca fue difícil a pesar de la gran variedad de sesiones que nos brinda cada día la capital, no había más que echar un vistazo y comparar las calidades: The Hacker en b2b con Alessandro Adriani y el inimitable Tommy Four Seven, un trío de ases que auguraba lo que vivimos allí, una noche para el recuerdo.
JVE fue el encargado de calentar la pista. El asturiano residente en Berlín guio a los asistentes por un viaje muy personal e introspectivo; una selección cuidada con mimo que fluyó desde el experimental más crudo al Techno más contundente. Y es que su set no fue motivado por el simple hecho de hacer mover el esqueleto a los que allí nos hallábamos, el asturiano decidió relatarnos una historia con el bombo como apología de su voz, una espléndida experiencia totalmente imprevista que grabará para siempre esas siglas en mi memoria.
The Hacker y Alessandro Adriani llegaban con retraso, lo que alargó media hora el relato de ese gran desconocido. Llegaron tarde sí, pero arramplaron con todo desde el primer instante.
Para poner en situación a los lectores despistados The Hacker es, y lo digo sin temor a equivocarme, una de los artistas que más ha contribuido a la música electrónica desde la década de los 90. Desafiándose a sí mismo y haciendo evolucionar su amplia gama de estilos ha encontrado en el italiano Alessandro Adriani un espíritu afín para dar rienda suelta a sus innovaciones atemporales, y ahí estaba Crow para traer ese innovador B2B a la capital. Un proyecto de titanes que fluyó desde el EBM más siniestro al electro más sensual.
Y llegó el momento que todos los presentes esperaban ansiosos, Tommy Four Seven aparecía en cabina para explorar reinos que fueron mucho más allá del techno. El productor abarcó una rica variedad de estilos y remezclas, siempre en torno a la crudeza del más puro industrial para acabar a la asombrosa velocidad de 180 Bpms, con un hardcore que enloqueció el auditorio. Una auténtica exhibición de maestría para un viernes que pedía movimiento.